SÁBADO DE LA SEMANA XXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA XXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra al banquete de tu Señor» (Mt 25, 21 y 23)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes; a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada uno según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra al banquete de tu Señor”.

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra al banquete de tu Señor”.

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que cosechas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.

El señor le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¡Con que sabías que cosecho donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que al volver yo pudiera recoger lo mío con los intereses.

Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

Palabra del Señor.

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La parábola de los talentos se encuentra en el capítulo 25 de San Mateo, entre la parábola de las diez jóvenes y la parábola del juicio a las naciones o juicio final. Las tres parábolas pertenecen al discurso de Jesús sobre la llegada del Reino de Dios o discurso escatológico.

Recordemos que en el evangelio de San Mateo se ubican cinco grandes discursos de Jesús: el primero es el Sermón de la montaña, ubicado en los capítulos 5, 6 y 7; el segundo trata sobre la misión de los apóstoles, que se encuentra en el capítulo 10; el tercer discurso es el de las parábolas, ubicado en el capítulo 13; el cuarto discurso trata sobre los términos del discipulado y de la comunidad, en el capítulo 18; y el quinto es el discurso de la llegada futura del reino de Dios, ubicado en los capítulos 24 y 25.

En la época de Jesús, entre los judíos, específicamente entre los fariseos, mucha gente tenía la idea de un Dios muy estricto y severo, que trataba a las personas según el seguimiento que tenían a los preceptos de la Ley. Esta idea era promovida por los fariseos, causando miedo e inacción, lo cual representaba un gran obstáculo para el crecimiento espiritual de las personas, ya que cerraba las puertas para vivir la experiencia personal con Dios que Nuestro Señor Jesucristo proclamaba.

Por ello, el tercer empleado, con una imagen falsa de Dios, percibe a nuestro Padre eterno como un Dios muy severo y se esconde detrás de las observaciones mezquinas de la Ley que enseñaban los fariseos.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En la actualidad, a veces vemos a Dios como un Padre muy severo y castigador y, ante las adversidades y extravíos de la vida, nos apartamos de Dios para encerrarnos en nosotros mismos y dejamos de practicar las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Toda esta estructura de pensamiento y acción alejada de la verdad, empobrece la vida espiritual y afecta negativamente a la familia y a la comunidad.

Por ello, debemos tener plena consciencia de todos los talentos que el Señor nos ha entregado, empezando por nuestra vida, la inteligencia, la libertad, la voluntad y todos los bienes espirituales y materiales; nuestras familias, amistades, nuestro planeta. En el campo espiritual, Nuestro Dios ha puesto a nuestro alcance los sacramentos, los dones del Espíritu Santo, a Nuestra Santísima Madre, la gran intercesora, a nuestro ángel de la guarda y, así, cada uno de nosotros puede ir identificando muchos dones más.

Nuestro Señor Jesucristo señala el maravilloso premio que recibiremos si administramos bien los talentos que Dios nos ha otorgado. Y si no amamos, perderemos el amor que tenemos, que es el amor de Dios.

Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Somos conscientes de nuestros talentos? ¿Valoramos los talentos de los demás?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a administrar nuestros talentos como lo enseña Nuestro Señor Jesucristo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno: tú que premias con el banquete celestial a quienes administran bien sus talentos, concédenos la gracia del Espíritu Santo para tomar plena consciencia de los dones que poseemos y, con nuestra plena disposición, los pongamos al servicio del proyecto de salvación que tienes para la humanidad.

Amado Jesús: mira con bondad y misericordia a las almas del purgatorio, alcánzales la recompensa de la vida eterna en el cielo.

Madre Santísima, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Dios con la lectura de una parte del salmo 97:

«Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.

El Señor da a conocer la victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.».

Queridos hermanos: invocando diariamente la inspiración y el auxilio del Espíritu Santo y la intercesión de Nuestra Santísima Madre María, hagamos el propósito de utilizar nuestros talentos en favor de los hermanos con más necesidades materiales y espirituales.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.