LUNES DE LA SEMANA XXII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA XXII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, y para proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4, 18-19, Is 61, 1-2)

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 16-30

En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y desenrollándolo encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, y para proclamar el año de gracia del Señor».

Y, enrollando el rollo, lo devolvió al que lo ayudaba y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es este el hijo de José?». Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitarán aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”. Haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».

Y añadió: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido  en su tierra. Les garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando no hubo lluvia del cielo durante tres años y seis meses, y el hambre azotó a todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio».

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo sacaron fuera del pueblo y lo llevaron a un precipicio del monte sobre el que estaba edificada la ciudad con la intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos continuó su camino.

Palabra del Señor.

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A partir del día de hoy, lunes de la semana XXII del tiempo ordinario, meditaremos el evangelio de San Lucas, hasta el término del año eclesiástico.

El pasaje evangélico de hoy se ubica después del texto que narra la prueba que afrontó Jesús en el desierto y luego de la lectura que marca el inicio de su predicación en Galilea.

En la lectura, Jesús se encuentra en la sinagoga de Nazaret y lee el pasaje de Isaías, capítulo 61, versículos 1 y 2, que fue el texto que la providencia divina escogió para este suceso solemne que da inicio al plan salvífico de Dios y que tiene como esencia la misión de Jesús que está a punto de empezar y que describió el profeta Isaías.

De esta manera Jesús señala y muestra que es verdadero Dios y verdadero hombre, ungido por el Espíritu, haciendo referencia a la Santísima Trinidad. Trae buenas noticias para los pobres, la libertad a los cautivos en el año de gracia o de jubileo del Señor. Esta última expresión hace referencia al perdón de los pecados.

Ante las reacciones sucesivas de admiración, asombro y de incertidumbre por parte de la gente, Jesús continúa con un tono provocador, lo cual genera una reacción violenta de rechazo por parte de los asistentes que intentaron despeñarlo; pero Jesús sale de esta situación sin daño alguno para continuar llevando el mensaje de salvación a todos los pueblos.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El texto de hoy es una invitación simultánea de Nuestro Señor Jesucristo a aceptar la conversión y la liberación. Las personas que no conocen o se alejan de Dios se encuentran en situación de pobreza espiritual y están entre los pobres que esperan el mensaje de salvación de Nuestro Señor Jesucristo, mensajero de Dios Padre.

Así mismo, Nuestro Señor Jesucristo señala que debemos respetar que algunos hechos y prodigios están dirigidos de manera especial a algunos de nuestros hermanos porque Dios ha diseñado así los planes de salvación de ellos y de nosotros.

Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Acogemos a Jesús en nuestras vidas? ¿Excluimos a algunas personas por cualquier motivo?

Hermanos: que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a acoger a Nuestro Señor Jesucristo a través de las personas más necesitadas, en especial, de aquellas que son marginadas.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, ¡fuego ardiente de amor!, ayúdanos a cumplir nuestra misión personal y colectiva, dando testimonio coherente de tus enseñanzas dejando de lado todo tipo de prejuicio.

Amado Jesús, por tu infinita misericordia, concede a las benditas almas del purgatorio la dicha de sentarse contigo en el banquete celestial; y a las personas moribundas, concédeles el perdón y la paz interior para que lleguen directamente al cielo.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con la lectura de un aparte del salmo 95:

“Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria.

Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones; porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses.

Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo; honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su templo.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, entrad en sus atrios trayéndole ofrendas”.

Queridos hermanos: comprometámonos a obrar con humildad, acogiendo a Nuestro Señor Jesucristo a través de la realización de obras de misericordia en favor de las personas marginadas. Que la meditación continua de la Palabra sea una fuente de sabiduría y amor para nuestras vidas.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.