VIERNES DE LA SEMANA XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Quien a ustedes escucha a mí me escucha; quien a ustedes rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado» Lc 10, 16.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 13-16

En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de ti Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a ustedes. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Caerás hasta el abismo. Quien a ustedes escucha a mí me escucha; quien a ustedes rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado».

Palabra del Señor.

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Hoy celebramos con mucha alegría a San Francisco de Asís, el “Hermano universal”, testimonio de conversión y de amor a Dios, a todas las criaturas y a toda la creación.

Nació en Asís en el año 1182 con el nombre de Giovanni di Pietro Bernardone; creció en un ambiente cómodo. Desde niño fue apodado «francesito» por su padre, debido a sus aficiones por la lengua gala. Su apodo derivaría en Francesco (Francisco).

Después de una juventud frívola, se convirtió, renunció a los bienes paternos y se entregó totalmente a Dios. Abrazó a la hermana pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. Dio a sus seguidores sabias normas que fueron aprobadas por la Santa Sede.

En 1224 se retiró al Monte Alvernia, donde sucedió el milagro de los estigmas, a través del cual quedaron impresas las señales de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo en el cuerpo de Francisco. Murió en el año 1226 y fue canonizado dos años después de su muerte.

En el texto de hoy, Jesús hace un duro y colectivo llamado a la conversión: se dirige de manera directa a las ciudades de Corozaín, Betsaida y Cafarnaún, lamentando el destino de estas ciudades en el juicio final si es que no aprovechan la inmejorable oportunidad de convertirse, siendo testigos privilegiados de la vida misionera de Jesús.

Jesús señala que la responsabilidad y culpa de estas ciudades será mayor durante el juicio final que las ciudades de Sodoma, Tiro y Sidón, que fueron símbolos de perversión y de poder económico. El hecho de conocer a Jesús y rechazarlo les otorga una mayor responsabilidad, ya que a quien más se le da, más se le exigirá.

 

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El reproche que Jesús realiza a las ciudades de Galilea es una advertencia para el mundo actual, en especial a los países que promueven conductas contrarias a los preceptos cristianos, como la ideología de género, el aborto, la eutanasia, el individualismo y todas las actividades que acompañan a estos comportamientos.

Así mismo, es también una exhortación a todas las comunidades cristianas que, escuchando y conociendo la Palabra de Dios, no la toman en cuenta en sus acciones.

San Francisco de Asís decía: “Evangelizar a un hombre es decirle: «Tú también eres amado de Dios en el Señor Jesús». Y no sólo decírselo, sino pensarlo realmente. Y no sólo pensarlo, sino portarse con este hombre de tal manera que sienta y descubra que hay en él algo de salvado, algo más grande y más noble de lo que él pensaba, y que se despierte, así, a una nueva conciencia de sí mismo. Eso es anunciarle la Buena Nueva y eso no podemos hacerlo más que ofreciéndole nuestra amistad; una amistad real, desinteresada, sin condescendencia, hecha de confianza y de estima profundas”.

Hermanos: respondamos a la luz de la Palabra de Dios: ¿cuáles son las razones por las que muchas personas rechazan a Nuestro Señor Jesucristo?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a contribuir activamente a la evangelización de aquellas personas que están alejadas de Dios, viviendo en la oscuridad.

¡Jesús nos ama!

 

  1. Oración

Oh, Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.

Que donde haya odio, ponga yo amor. Donde haya ofensa, ponga yo perdón. Donde haya discordia, ponga yo unión. Donde haya duda, ponga yo fe. Donde haya error, ponga yo verdad. Donde haya desesperación, ponga yo alegría. Donde haya tinieblas, ponga yo luz.

Oh, Maestro, que no me empeñe tanto en ser consolado, como en consolar; en ser comprendido, como en comprender; en ser amado, como en amar. Porque dando, se recibe; perdonando, se es perdonado; y muriendo en ti, se resucita a la vida eterna.

 

San Francisco de Asís, te pedimos intercedas por nuestras peticiones ante la Santísima Trinidad, contando también con la dulce intercesión de Nuestra Madre Santísima. Amén.

 

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con la lectura de un escrito de San Francisco de Asís:

«Poderosísimo, santísimo, altísimo y soberano Dios, Padre justo y santo, Señor rey del cielo y de la tierra, te damos gracias por ser tú quien eres, porque, por tu santa voluntad y por tu Hijo único, con el Espíritu Santo, creaste todas las cosas espirituales y corporales, y a nosotros, hechos a tu imagen y semejanza, nos colocaste en el paraíso; y nosotros caímos por nuestras faltas.

Te damos gracias porque, igual como tú nos creaste por tu Hijo, así, por el santo amor por el que nos amaste, quisiste que Él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciese de la gloriosa siempre Virgen Santa María, y, por su cruz, su sangre y su muerte, has querido rescatarnos de nuestro cautiverio.

Te damos gracias porque este mismo Hijo vendrá en la gloria de su majestad para mandar al fuego eterno a todos los que no quisieron convertirse y reconocerte, y para decir a todos los que te reconocieron y adoraron y te sirvieron en penitencia: “Venid, benditos de mi Padre, recibid el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”.

Y porque todos nosotros, míseros y pecadores, no somos dignos de nombrarte, imploramos suplicantes que Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo amado en quien te complaces, que te basta siempre para todo y por quien tantas cosas nos has hecho, te dé gracias de todo, junto con el Espíritu Santo Paráclito, como a ti y a Él mismo le agrada. ¡Aleluya!».

 

Queridos hermanos: preparemos nuestra mente y corazón para interiorizar las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, así como los testimonios de santos, como San Francisco de Asís, con el fin de contribuir a que todos nuestros hermanos que viven en una cultura de oscuridad, conozcan y vivan la experiencia maravillosa comunión con Jesús.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

 

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.