VIERNES DE LA SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«La mies es abundante y los obreros pocos. Rueguen, pues, al dueño la mies para que mande obreros a su mies» Lc 10, 2.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-9

En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares donde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos. Rueguen, pues, al dueño la mies para que mande obreros a su mies. Vayan, pero sepan que los mando como cordero en medio de lobos. No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos.

Cuando entren a una casa, digan primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos su paz; si no, volverá a ustedes. Quédense en la misma casa, coman y beban de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayan de casa en casa. Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les ofrezcan, curen a los enfermos que haya, y digan: “El reino de Dios está cerca de ustedes”».

Palabra del Señor.

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Hoy celebramos a San Lucas Evangelista, el “médico querido” de San Pablo. Nació en la ciudad de Antioquía, en Siria. Según la tradición antigua, Lucas habría sido martirizado a los 84 años en Acaya.

El Evangelio de San Lucas nos sitúa en la segunda generación cristiana; fue escrito alrededor de la década de los 80. Lucas nos muestra a un Jesús misericordioso y cercano a los más necesitados; así mismo, presenta el mejor retrato de Nuestra Santísima Madre, la Virgen María.

El texto evangélico de hoy narra el segundo envío de Jesús, de setenta y dos misioneros, que representan al presbiteriado actual. El primer envío fue el de los doce apóstoles que representan al episcopado de la Iglesia naciente, tal como se aprecia en Lucas capítulo 9, versículos 1 al 6.

En este segundo envío, Jesús brinda los siguientes detalles de la misión:

  • En primer lugar, les pide oración para que la misión sea fecunda.
  • En segundo término, aludiendo a que estarán rodeados de lobos, Jesús les hace ver que serán perseguidos y correrán riesgos, pero él estará con ellos porque es su pastor.
  • En tercer lugar, les indica que deben ir sin provisiones, ligeros de equipaje, evitar distracciones y confiar en la providencia divina.
  • En cuarto lugar, deben llevar un saludo de paz a todos, anunciando la cercanía del reino de Dios, sin excepciones, además de curar a los enfermos, expulsar demonios; en suma, deben llevar la misericordia de Dios por donde vayan.
  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El llamado de Jesús a los misioneros y su envío tiene un carácter universal. Todos estamos llamados a la misión de llevar la Palabra de Dios y su amor a toda la humanidad, empezando por nuestras familias, centros de trabajos y/o estudios, comunidades, o por donde vayamos.

Un detalle importante es que la misión debe tener un carácter cercano con las personas a quienes llevamos la Buena Nueva. La clave está en identificar los detalles de nuestra vocación para la misión.

Conscientes de que las recomendaciones de Jesús son muy diferentes a los criterios del mundo, respondamos desde lo profundo de nuestros corazones: ¿Tengo un corazón disponible para llevar la buena nueva por donde voy, a través mis acciones y comportamiento?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a ser misioneros muy activos de Nuestro Señor Jesucristo. La misión no es fácil, pero, con la ayuda de Dios, no es imposible.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, que elegiste a San Lucas para que nos revele con su predicación y sus escritos tu amor a los pobres, concede a cuantos se glorían en Cristo, vivir con un mismo corazón y con un mismo espíritu, y atraer a toda la humanidad a la salvación.

Amado Jesús: queremos seguirte, te rogamos nos concedas también los dones apostólicos y misionales para anunciar la alegría de la salvación que eres tú mismo, amado Señor.

Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, inspira y fortalece a la Iglesia en la misión de llevar el Evangelio y la misericordia a toda la humanidad.

Santísima Trinidad, te rogamos que envíes más obreros para la misión y que la novedad del Evangelio sea aceptada por toda la humanidad.

Madre Santísima, Madre del amor bendito, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con la lectura de un escrito de San Ambrosio de Milán:

Cuando Jesús mandó a los discípulos ir a su mies, que había sido bien sembrada por el Verbo del Padre pero que necesitaba ser trabajada, cultivada, cuidada con solicitud para que los pájaros no saquearan la simiente, les dijo: “Miren que los mando como corderos en medio de lobos …” El Buen Pastor no podía temer a los lobos para su rebaño; sus discípulos no fueron enviados para ser una presa, sino para difundir la gracia. La solicitud del Buen Pastor hace que los lobos no puedan emprender nada contra los corderos que envía; los envía para que se cumpla la profecía de Isaías: “Llegará el día en que lobos y corderos pacerán juntos …” Por otra parte, ¿no han sido enviados los discípulos con la orden de no llevar ni tan siquiera un bastón en la mano?

Lo que el humilde Señor les ha mandado, sus discípulos lo cumplen por la práctica de la humildad. Porque los envía a sembrar la fe no por obligación sino por la enseñanza; no haciendo servir la fuerza de su poder, sino exaltando la doctrina de la humildad. Y juzgó necesario unir la paciencia a la humildad, y de ahí el testimonio de Pedro en favor de Cristo: “Cuando lo insultaban no devolvía el insulto; cuando lo golpeaban no devolvía los golpes”.

Todo esto quiere decir: «Sed mis imitadores: abandonad el gusto por la venganza; a los golpes arrogantes responded devolviendo el mal a través de una paciencia que perdona. Que nadie imite por su propia cuenta lo que reprende de otro; la suavidad es la mejor respuesta a los insolentes».

Queridos hermanos: como hijos de Dios Padre, asumamos el compromiso de identificar, con la gracia del Espíritu Santo, cuál es nuestra misión en nuestras vidas para llevarla a cabo, con fe, con un corazón dispuesto y con la mirada puesta en Nuestro Señor Jesucristo.

Dejemos que el Espíritu Santo nos inspire a través de la Palabra; así mismo, alimentemos nuestro corazón con la Santa Eucaristía y no dejemos de adorar al Santísimo Sacramento, ni de rezar el Santo Rosario.

Hermanos: glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.