LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
«Cuando te dirijas al tribunal con tu adversario, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras van de camino; no sea que te lleve ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo» Lc 12, 58-59.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.
Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 54-59
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «Cuando ven subir una nube por el poniente, dicen enseguida: “Va a llover”, y así sucede. Cuando sopla el viento del sur, dicen: “Hará calor”, y así sucede. Hipócritas, si saben interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no saben interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no saben juzgar ustedes mismos lo que es justo?
Cuando te dirijas al tribunal con tu adversario, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras van de camino; no sea que te lleve ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo».
Palabra del Señor.
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El pasaje evangélico de hoy está referido a dos temas fundamentales: el primero, el llamado de Jesús a aprender a leer los signos de los tiempos; y, el segundo, es una exhortación a la reconciliación con el prójimo, antes de que sea demasiado tarde.
A través de un ejemplo de la naturaleza, Jesús nos hace ver que la aplicación de los ojos de la mente puede servir para analizar y predecir acontecimientos de mayor importancia.
Así mismo, Jesús hace un llamado a la reconciliación para evitar que el juez nos entregue a nuestros acreedores, nos envíen a la cárcel hasta pagar el último céntimo. El tema de la reconciliación es tratado por Jesús teniendo en consideración los múltiples conflictos que había entre distintos grupos de la época: zelotes, fariseos, herodianos, saduceos, esenios.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Nuestro Señor Jesucristo desea que nosotros no solo seamos espectadores de la historia, sino, participantes activos del proyecto de salvación que tiene para la humanidad.
Esto significa que debemos estar al tanto, analizar e interpretar los hechos que ocurren en nuestro alrededor y en el mundo a la luz de nuestra fe cristiana. De esta manera, con la inspiración del Espíritu Santo podemos contribuir, con nuestras acciones, por más pequeñas que sean, al desarrollo de una sociedad más cristiana y humana.
Así mismo, Nuestro Señor Jesucristo nos exhorta a reconciliarnos con Él, a acudir al mar infinito de su misericordia, ya que solo Él puede perdonar nuestros pecados, grandes y pequeños. Solo Él es capaz de liberarnos de las ataduras del pecado.
Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos a la luz de nuestra fe: ¿Cómo respondemos a los acontecimientos que ocurren en nuestro país y en el mundo? ¿Acudimos frecuentemente al sacramento de la penitencia para reconciliarnos con Nuestro Señor Jesucristo? ¿Cómo contribuimos para lograr la reconciliación entre personas de nuestra familia, centro de estudios, trabajo, comunidad y de cualquier grupo humano?
Hermanos: que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a mirar cualquier acontecimiento de nuestras vidas, cercano, global o distante a la luz de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Así mismo, a acudir a su misericordia cuando pecamos, y nos ayude también a contribuir a la reconciliación de personas y grupos.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Padre eterno: te pedimos por el papa Francisco, los obispos, sacerdotes y consagrados, para que, con un corazón atento, ayuden a la humanidad a comprender los signos del tiempo presente y a encaminarla hacia tu reino.
Padre eterno, te ofrecemos el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y del mundo entero. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Espíritu Santo: te pedimos que inspires siempre nuestros pensamientos, palabras y acciones, para contribuir a la reconciliación de las personas en medio de sus diferencias.
Amado Jesús, Amor de los amores, mira con bondad y misericordia los corazones de los moribundos y lleva al cielo a todos los difuntos, especialmente, a aquellos que más necesitan de tu misericordia.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Dios con la lectura de una parte del salmo 118:
«Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes, y lo seguiré puntualmente; enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón; guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo.
Inclina mi corazón a tus preceptos, y no al interés; aparta mis ojos de las vanidades, dame vida con tu palabra; cumple a tu siervo la promesa que hiciste a tus fieles.
Aparta de mi la afrenta que temo, porque tus mandamientos son amables; mira como ansío tus decretos, dame vida con tu justicia».
Queridos hermanos: invoquemos al Espíritu Santo para que nos prepare, a través de la lectura orante de la Palabra, con el fin de ver los acontecimientos de nuestros tiempos con la luz de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.
Hagamos el compromiso de acudir frecuentemente al sacramento de la penitencia y contribuir activamente a la reconciliación entre personas y grupos en medio de sus diferencias.
Hermanos: glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.