MARTES DE LA SEMANA XXX DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA XXX DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus impuros quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos» Lc 6, 18-19.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 12-19

En aquel tiempo, Jesús subió a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Zelote, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tito y Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus impuros quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor.

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Hoy celebramos a los santos Simón y Judas Tadeo, apóstoles de Jesús. Simón era apodado “el Zelote” porque había pertenecido a esa secta o “el cananeo” por ser oriundo de Caná. La tradición señala que predicó en Egipto y sufrió el martirio en Persia.

Judas Tadeo era de origen campesino y de temperamento apasionado. Predicó en Arabia, Mesopotamia y Persia, donde murió martirizado.

El pasaje evangélico de hoy trata sobre dos hechos: el primero, la elección de los doce y, el segundo, la multitud que se le acerca y busca sanación y liberación.

La elección de los doce apóstoles estuvo precedida por una noche de oración y soledad por la importancia de la elección. Jesús los elige para que vivan con él, para que conozcan sus secretos, sus pensamientos y sentimientos; su modo de querer y amar. El número doce evoca las doce tribus de Israel y los doce patriarcas. Los llamó apóstoles, que significa en griego “enviado”.

Los apóstoles eran hombres simples; no eran ricos, ni famosos, ni ilustrados; la mayoría de ellos carecía de educación. Eran pescadores, pastores, recaudadores de impuestos, había un adolescente (Juan), algunos eran mayores; unos solteros, otros casados. Hubo entre ellos un traidor, Judas Iscariote.

Cuando Jesús tomó contacto con la muchedumbre, salía de él una fuerza sanadora. Muchos ni le pedían milagros, simplemente se acercaban a él para tocarle y quedar curados o liberados.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Nuestro Señor Jesucristo nos da una muestra de que las decisiones trascendentes deben estar precedidas por la oración, por un espacio íntimo de encuentro con la Santísima Trinidad.

Nuestro Señor Jesucristo siempre elige de acuerdo con la voluntad divina y no en función de las capacidades y conocimientos humanos. Él capacita a los elegidos a través de su Santo Espíritu; en este sentido, sigámoslo sin miedo ya que él nos proveerá de todo lo que necesitemos para cumplir nuestra misión en nuestras familias, comunidades, trabajos y como ciudadanos globales. Él nos llama, nos sana, nos libera, nos instruye y fortalece con los dones de su Santo Espíritu, no importa la edad ni los conocimientos académicos, solo basta la fuerza interior del llamado.

Hermanos: meditando la lectura de hoy, recordemos alguna veces que hemos experimentado el amor de Dios y respondamos: ¿Seguimos a Jesús en nuestras actividades diarias? ¿Agradecemos a Dios por tanta bondad? ¿Acudimos a la oración cuando empieza el día, cuando iniciamos nuestras labores y al término del día? ¿Somos conscientes que nuestras capacidades humanas son un don de Dios?

Hermanos: que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser mejores discípulos de Nuestro Señor Jesucristo durante toda nuestra vida y por donde vayamos.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno: que nos concediste llegar al conocimiento de tu Nombre por medio de los santos apóstoles, te rogamos, que, por la intercesión de san Simón y de San Judas Tadeo, la Iglesia siga creciendo por el incremento de los pueblos y personas que crean en ti.

Amado Jesús, ten piedad de nuestras debilidades, perdona nuestras ofensas; te suplicamos nos fortalezcas con tu Santo Espíritu para seguirte sin mirar atrás y cumplir la misión que nos has encomendado en nuestras familias, comunidades, trabajos, estudios y en nuestra casa común.

Espíritu Santo: libéranos de todas las ataduras del pecado y danos la fortaleza para ser apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo.

Amado Jesús, concede a los difuntos de todo tiempo y lugar tu misericordia para que lleguen al cielo, y protege, del enemigo, a las almas de las personas agonizantes.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos al Señor con la lectura del llamado “Salmo del seguimiento” de un autor anónimo:

“Iré detrás de ti si tu vienes a mí buscando horizontes más amplios para volar.

Iré a enseñar a todos que tú eres libertad, que solo en ti se encuentra el manantial, la felicidad, la verdadera paz.

Iré siempre en tu nombre despojado de mis cosas, buscando en la noche, sediento de tu amor.

Iré a decirles a todos que tú eres alegría, la eterna oferta de un amor total.

Iré a buscar camino detrás de cada lucha, donde los hombres sufren, su llanto y su soledad.

Iré si tú me llamas a ser siempre tu amigo, sin importarme nada, pues tu eres mi caminar.

Iré diciendo a todos, iré contando siempre, iré entre los hombres gritando la verdad”.

Queridos hermanos: Nuestro Señor Jesucristo desea reinar en nuestros corazones, nos llama a servirlo desprendiéndonos de todo para poner todas nuestras capacidades humanas a su servicio, por medio de la Iglesia, para la mayor gloria de Dios. Busquemos su voz en el silencio y la oración, sabiendo que su Santo Espíritu nos guiará y fortalecerá siempre.

Ayudemos a las personas que aún no conocen a Dios, a acercarse a Él y que experimenten su acción sanadora y liberadora.

Hermanos: glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.