MARTES DE LA SEMANA XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos» Mt 22, 14

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los invitados dijo a Jesús: «¡Bienaventurado quien coma en el banquete del reino de Dios!». Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete e invitó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a un sirviente a avisar a los convidados: “Vengan, que ya está todo preparado”. Pero ellos se excusaron uno tras otro.

El primero dijo: “He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: “Me acabo de casar y, lógicamente, no puedo ir”.

El sirviente volvió y le contó a su amo. Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo al sirviente: “Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y trae a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. El sirviente dijo: “Se ha hecho lo que mandaste y todavía queda sitio”. Entonces el amo le dijo: “Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se llene la casa”. Y les digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete».

Palabra del Señor.

 

 

 

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Hoy meditamos la parábola del banquete que se ubica en el marco de la cena que un jefe de los fariseos invitó a Jesús; cena en la cual también sanó a un hidrópico y dio una lección sobre los primeros puestos. Esta parábola se encuentra también en el evangelio de San Mateo, en el capítulo 22, versículos del 1 al 14.

La parábola del banquete está llena de un gran simbolismo: el dueño de la fiesta es Dios Padre. El servidor representa a Jesús, que aparece en forma de siervo, como el mensajero de la invitación, que es la Palabra. El banquete es la Nueva Alianza de Dios Padre con la humanidad a través de su Hijo.

La invitación al banquete es rechazada por los primeros invitados, y el dueño de la fiesta se indigna por las excusas y manda traer a los marginados por la religión de la época. De esta manera, el dueño de la casa y el siervo muestran una opción preferencial por los marginados, insistiéndoles, incluso, para que participen del banquete.

La frase final pronunciada por Jesús, como una sentencia, representa una condena dirigida a los judíos que rechazaron su misión y enseñanzas. De esta manera reafirma lo que mencionó en el capítulo 22 de Mateo, versículo 14: «Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

La invitación hecha por Dios Padre, a través de Nuestro Señor Jesucristo, para participar en el banquete celestial es permanente. ¡Todo está preparado!, la mesa del Señor está dispuesta para todos aquellos que quieran asistir. Dios Padre no se cansa de invitarnos, agradezcámosle por tan grande y hermoso llamado, y aceptemos su amorosa invitación.

Por medio de Nuestro Señor Jesucristo, el Rey de la gloria, Dios Padre, nos ofrece el perdón de los pecados, la comunión con el Espíritu Santo y la adopción como hijos suyos. Por eso, vayamos presurosos al encuentro de Nuestro Señor Jesucristo a través de su Palabra, de la confesión, de la Santa Eucaristía, de la adoración al Santísimo Sacramento, y de la oración, teniendo como gran intercesora y compañera a la Reina del universo, Nuestra Santísima Madre.

No nos excusemos y evitemos las corrientes mundanas pasajeras que alejan a la humanidad del amor de Dios.

Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Acudimos presurosos a las múltiples invitaciones que nos hace el Señor para participar en nuestra parroquia, comunidad? ¿Podemos ser portadores también de la invitación de Dios Padre y llevarla a los hermanos que están alejados de los preceptos cristianos? ¿Cuáles son las excusas actuales para no acudir a la invitación que nos hace el Señor?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser dignos participantes del banquete celestial.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, que intercedes ante Dios Padre por la humanidad entera, no nos abandones cuando ante tus invitaciones anteponemos excusas injustificadas y rechazos.

Amado Jesús, destruye de nosotros el dominio del pecado que nos alejan del camino de la salvación, para que obtengamos, como don de Dios, la vida eterna.

Amado Jesús, justo juez, por tu infinita misericordia, te suplicamos lleves las almas de los fieles difuntos. de todo tiempo y lugar, al banquete celestial.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo a través de la lectura de la Carta a los Filipenses, capítulo 2, versículos 6 al 11:

“Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse a la muerte y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre – sobre – todo – nombre”; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre”.

Hermanos hagamos el compromiso de pedirle diariamente al Espíritu Santo la capacidad de identificar todas las invitaciones que Dios Padre nos hace a través de Nuestro Señor Jesucristo y de nuestro prójimo. Estemos alertas ante cualquier situación que busque alejarnos o postergar nuestra cercanía con Dios.

Así mismo, hagamos el compromiso de hablar de Nuestro Señor Jesucristo, el día de hoy, con al menos una persona.

Hermanos: glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.