LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
«Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré» Jn 2, 19.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.
Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan, 2, 13-22
Se acercaba la Pascua de los Judíos, y Jesús subió a Jerusalén, y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los que vendían palomas les dijo: «Quiten esto de aquí; no conviertan en un mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?». Jesús contestó: «Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré». Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús.
Palabra del Señor.
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Hoy celebramos la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán. En el año 312, el emperador Constantino, luego de obtener la victoria en la batalla de Milvio, donó la propiedad de los Laterani al papa Melquíades como signo de reconocimiento hacia Cristo, a quien fue dedicada. En dicha propiedad se fijó la residencia del obispo de Roma hasta el año 1400.
El papa Silvestre celebró la dedicación de la Basílica el 9 de noviembre del año 324, consagrándola al Santísimo Salvador; por ello, en esta fecha se celebra a la “madre y cabeza de todas las iglesias”.
Celebramos la Dedicación de la Basílica de Letrán con la lectura del pasaje evangélico en el que Jesús purifica el templo de Jerusalén, que había dejado de ser casa de oración para convertirse en un mercado.
En esta purificación, a Jesús lo inspira un celo santo, ya que, proféticamente transita desde el templo material, hasta el templo de su cuerpo glorioso y resucitado, cuando dice: «Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré». Los escribas y doctores judíos no entendían el verdadero significado; el templo al que se refería era su propio cuerpo que finalmente fue sacrificado en la cruz, pero que resucitó al tercer día. Recordemos que estas palabras de Jesús fueron utilizadas después en su juicio.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Nuestro Señor Jesucristo, con poderes divinos, purifica la casa de Dios de sacrilegios, con la ira santa y en forma dramática. Este celo ardiente le irá conduciendo paulatinamente a ser, Él mismo, el templo que Dios Padre reconstruirá en tres días y en cuya memoria nosotros participamos en cada Santa Eucaristía.
Dejemos que Nuestro Señor Jesucristo purifique nuestros corazones de todas las miserias que hemos incorporado en nuestras vidas al aceptar algunas propuestas mundanas. Recordemos el texto siguiente, en el capítulo 4 de Lucas, versículos 18 y 19, y en el capítulo 61 de Isaías, versículos 1 y 2: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, y para proclamar el año de gracia del Señor».
Hermanos: meditando la palabra, es conveniente que respondamos de corazón: ¿Comprendemos que el signo de purificación de templo nos ayuda a purificar nuestro corazón y a liberarnos de las ataduras del pecado?
Hermanos: que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a dejar de lado la lógica humana para identificar y reconocer el rostro inconfundible de Nuestro Señor Jesucristo en nuestras familias, centros de trabajo, centros de estudios, comunidades y por donde vayamos.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Padre eterno, tú que nos haces revivir cada año el día de la Dedicación de la Basílica de Letrán, derrama tu gracia sobre todas las iglesias y recintos de oración, y socorre a todos aquellos que en dichos lugares invocan tu Santo Nombre; que la fuerza y el espíritu de tu Palabra fortalezcan el corazón de todos los fieles que allí se congregan.
Padre eterno, tú que vas edificando el templo que somos nosotros, haz crecer unida a toda la Iglesia para que llegue a ser la nueva Jerusalén, verdadera visión de paz.
Espíritu Santo, derriba las barreras levantadas por nuestro orgullo para que no se nos niegue, aunque seamos pecadores, la alegría de convertirnos en verdaderos templos de la presencia de Nuestro Señor Jesucristo, en el que podamos entrar en comunión plena y perfecta con Dios Padre.
Madre Santísima, Reina de la paz, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un escrito de Pseudo-Macario:
«Por eso se produjo la venida de Nuestro Señor Jesucristo, para volver a tomar posesión de su casa y de su templo: el hombre.
El hombre es una criatura que lleva en el fondo del corazón la imagen de Dios, bella, grande, maravillosa y buena, pero a causa de la trasgresión entró en ella la maldad de las pasiones. Si vive según la luz de Dios que tiene en sí misma, posee todas las virtudes de la luz pacificadora; si vive según la tiniebla del pecado, está sometida a la condena.
El alma que quiere vivir junto a Dios en la quietud y en la luz eterna debe acercarse a Cristo, verdadero sumo sacerdote, debe ser inmolada y morir al mundo y a la vida precedente. Entonces dejarán de resonar en ella las habladurías y los gritos de los pensamientos vanos, la agitación de los espíritus de la tiniebla, y será trasladada a una ciudad llena de bondad y paz, a una ciudad donde resplandece la luz divina. Allí vive y escucha, allí actúa, habla, piensa y realiza obras espirituales y dignas de Dios».
Queridos hermanos: hagamos el compromiso de acercarnos al sacramento de la penitencia de manera periódica y dejar que Nuestro Señor Jesucristo purifique nuestras vidas. Así mismo, acudamos frecuentemente a la Santa Eucaristía y participemos de la acción purificadora que llega a través del Espíritu Santo.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.