VIERNES DE LA SEMANA XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«El que trate de conservar su vida la perderá; pero el que la pierda, la conservará» Lc 17, 33.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 26-37

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.

Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en su azotea y tiene cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de conservar su vida la perderá; pero el que la pierda, la conservará. Les digo esto: aquella noche estarán dos en una cama, a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos mujeres moliendo juntas, a una se la llevarán y a otra la dejarán; estarán dos en el campo, a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán».

Ellos le preguntaron: «¿Dónde Señor?». Él contestó: «Donde está el cadáver se juntarán los buitres».

Palabra del Señor.

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El pasaje de hoy, con el de ayer, forma parte del texto denominado “La llegada del reino de Dios”, ubicado luego de la curación de los diez leprosos. Este pasaje evangélico es un adelanto del discurso escatológico de Jesús que se ubica en el capítulo 21 de Lucas.

En el texto de ayer, Jesús señalaba que la llegada del reino no se dará antes de que Él padezca persecución y rechazo por parte de los enemigos del plan de salvación.

Hoy, Jesús actualiza la Escritura y hace ver a sus discípulos que el diluvio universal y la destrucción de Sodoma son una prefiguración del fin de los tiempos. Es importante mencionar que el pasaje de hoy también se ubica en capítulo 24 de Mateo, versículos 37 al 42.

Jesús, cuando habla de aquellos que comían y bebían, hace un llamado al ejercicio espiritual de las actividades humanas.

Jesús señala que puede regresar en cualquier momento; nadie sabe el día, ni la hora, solo Dios Padre. El desconocimiento que tenemos sobre el día y la hora debe armonizarse con la certeza de que el Hijo del hombre vendrá. Por ello, hay que estar vigilantes y preparados.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El tiempo de Dios, Kairós, no es el tiempo humano, el chronos. El tiempo de Dios es independiente de nosotros; por ello, solo Dios Padre sabe el momento en que llegará el fin de los tiempos.

Nuestro Señor Jesucristo nos pide vivir en actitud vigilante, sabiendo que en cualquier momento podemos llegar ante la presencia del Justo Juez; en este sentido, lo más importante para nosotros son las decisiones que tomemos cada día. Por ello, Nuestro Señor Jesucristo hace un llamado para que nuestras acciones humanas se conviertan en acciones espirituales.

Cuando Jesús dice: «El que trate de conservar su vida la perderá; pero el que la pierda, la conservará», confirma su ministerio y asevera que la fuente de la vida está en la entrega de la vida; tal como lo señala en Juan, capítulo 12, versículo 24: «En verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo. Pero si muere, da mucho fruto».

Hermanos: a la luz de la Palabra de hoy, respondamos: ¿Estamos dispuestos a dar fruto muriendo para el mundo? ¿Permanecemos vigilantes para no sucumbir ante el pecado y estar preparados para el encuentro con Dios en cualquier momento?

Hermanos: que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a vencer nuestro egoísmo y a responder afirmativamente al llamado de Nuestro Señor Jesucristo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, tú quieres que vivamos de acuerdo con tus enseñanzas y criterios divinos, concédenos la gracia de perseverar en seguir tu camino y aspirar a los bienes del cielo.

Amado Jesús, concédenos tu Santo Espíritu para tener la fuerza testimonial de tus apóstoles y acercar a los hermanos que se han alejado de ti, a la fuente de tu misericordia.

Amado Jesús, otorga a los difuntos la felicidad de formar parte del reino de los cielos, en compañía de Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María, y de todos los santos.

Madre Santísima, Reina de los ángeles, intercede ante tu amado Hijo por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Dios con uno de los escritos de San Clemente de Alejandría:

«Mientras dormimos, tenemos que estar preparados para despertar fácilmente. En efecto, la Escritura dice: “Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas: estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda para abrirle apenas venga y llame”. Por eso hay que levantarse frecuentemente por la noche para bendecir a Dios.

Dichoso el que está velando por el Señor; se parece a los ángeles que llamamos “custodios”. Un hombre dormido no vale nada, no vale más que uno sin vida. Pero el que mantiene su lámpara encendida está despierto y las tinieblas no pueden nada sobre él, ni tampoco el sueño, de la misma manera que las tinieblas. Está, pues, despierto para Dios el que ha sido iluminado, y este vive, porque en él había la vida. “Dichoso el hombre”, dice la Sabiduría, “que me escuche y sea fiel a mis caminos, velando a mi puerta día tras día y guardando el umbral de mi casa”».

Queridos hermanos: busquemos el don sobrenatural de la fe y de la sabiduría para vencer nuestros egoísmos y estar preparados para presentarnos ante Dios en cualquier momento.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.