DOMINGO DE LA SEMANA I DE ADVIENTO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL DOMINGO DE LA SEMANA I DE ADVIENTO – CICLO A

«Estén, pues, vigilantes, porque no saben qué día vendrá su Señor … También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos piensen vendrá el Hijo del hombre». Mt 24, 42. 44.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 24, 37-44

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.

Estén, pues, vigilantes, porque no saben qué día vendrá su Señor. Entiendan bien que si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón estaría vigilando y no lo dejaría asaltar su casa. Por eso, también ustedes estén preparados, porque a la hora que menos piensen vendrá el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

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Queridos hermanos: hoy, primer domingo de Adviento, con mucha alegría y esperanza iniciamos nuestra preparación para la Navidad. Y lo hacemos meditando el regreso definitivo de Nuestro Señor Jesucristo.

La lectura de hoy forma parte del texto denominado “Sobre el día y la hora de la llegada del reino de Dios”, que forma parte del discurso escatológico de Jesús, ubicado en el capítulo 24 de Mateo, y que es uno de los cinco discursos de Jesús que se distinguen en este evangelio.

Jesús actualiza la Escritura y hace ver a sus discípulos que el diluvio universal es una prefiguración del fin de los tiempos, ya que habrá un día y una hora en que se acabará la historia. Así como en el tiempo de Noé, se salvaron solo los que se encontraban en el arca; en la segunda venida de Jesús solo se salvarán los que estén real y verdaderamente en la Iglesia.

Con la figura del ladrón nocturno, Jesús hace un llamado a la vigilancia espiritual porque nadie sabe el día ni la hora en que vendrá el Señor, solo Dios Padre. Este desconocimiento sobre el día y la hora se debe armonizar con la certeza de que el Hijo del hombre regresará; entonces, estemos preparados para recibirlo.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En la actualidad existen muchas distracciones que buscan alejarnos de la presencia escondida de Dios en nuestras vidas.

La exhortación de Nuestro Señor Jesucristo para vivir en actitud vigilante está plenamente vigente, sabiendo que en cualquier momento podemos llegar ante su presencia. Por ello, lo más importante para nosotros son las decisiones que tomemos cada día para convertir nuestras acciones humanas en acciones espirituales.

Hay infinitas maneras de estar vigilantes: por ejemplo, vigila quien cumple con sus tareas cotidianas de manera responsable. Vigila quien pone en práctica las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo a través de la lectura orante de su Palabra. Vigila quien busca la misericordia divina mediante el sacramento de la confesión, que purifica y prepara para que Dios Padre y Jesús hagan morada en él. Vigila quien asiste a la Santa Eucaristía y ora diariamente al Espíritu Santo pidiendo los dones que le permitan administrar adecuadamente los dones que Dios le ha otorgado.

Hermanos: a la luz de la Palabra de hoy, respondamos: ¿Permanecemos vigilantes para no sucumbir ante el pecado y estar preparados para el encuentro con Dios en cualquier momento? ¿Pedimos el temor divino al Espíritu Santo para estar seguros en el amor de Dios?

Hermanos: que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a comprender que estar vigilantes, significa amar a Dios y al prójimo, contribuir a un mundo mejor, amar, respetar y ayudar al hermano a acercarse a Nuestro Señor Jesucristo.

  1. Oración

Padre eterno: tú sabes el día y la hora en que recogerás en tu seno a la humanidad y tu creación, te suplicamos que no falte nadie a la fiesta celestial que has preparado para todos tus hijos.

Padre eterno: te suplicamos que aquellos que han dejado de estar vigilantes y han dejado de ser fieles a las enseñanzas de tu amado Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, experimente en el instante supremo de la vida el socorro de Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María, Madre del amor hermoso.

Amado Jesús, en este Adviento, concede tu Santo Espíritu a todas las comunidades cristianas para que tengan la fuerza testimonial de tus apóstoles y acerquen a la humanidad hacia ti, que eres la fuente infinita de la misericordia.

Amado Jesús, otorga a los difuntos la felicidad de formar parte del reino de los cielos, en compañía de Nuestra Santísima Madre y de todos los santos.

Madre Santísima, Reina de los ángeles, intercede ante tu amado Hijo por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

“… También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos piensen vendrá el Hijo del hombre”, dice el Señor.

Hermanos: contemplemos a la Santísima Trinidad con uno de los extractos de la Didaché o Enseñanza de los Doce Apóstoles, que es un escrito que pertenece a las primeras producciones literarias cristianas:

«Una vez saciados de la Eucaristía, demos gracias así:

“Nosotros te damos gracias, Padre Santo, por tu santo nombre que has hecho habitar en nuestros corazones, y por el conocimiento, la fe, la inmortalidad que tú nos has revelado por Jesús, tu servidor. ¡Gloria a ti por los siglos! ¡Amén!

Acuérdate de tu Iglesia, Señor, para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu amor. Reúne desde los cuatro vientos esta Iglesia santificada, en el reino que tú le has preparado. Pues ¡a ti sea la fuerza y la gloria por los siglos! ¡Amén! ¡Que la gracia llegue a este mundo! ¡Amén!

Si alguno es santo, que se acerque; si no lo es, que haga penitencia. ¡Marana tha! Amén”.

Sí, velad en vuestra vida; no dejéis apagar vuestra lámpara, no se desate de vuestras cinturas el cinturón. Estad preparados, pues ignoran la hora cuando nuestro Señor vendrá. Reuníos frecuentemente para buscar juntos lo que conviene a vuestras almas. Pues todo el tiempo de vuestra fe no servirá de nada si en el último momento no habéis sido perfectos».

Queridos hermanos: busquemos el don sobrenatural de la fe y de la sabiduría para vencer nuestros egoísmos y estar preparados para la próxima Navidad y para presentarnos ante Dios en cualquier momento. Aferrémonos a la mano amorosa de Nuestra Santísima Madre en todo momento.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.