SÁBADO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD – CICLO A

«Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías». Mt 2, 16.

 

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 13-18

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise. Herodes va a buscar al niño para matarlo».

José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto».

Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».

Palabra del Señor.

 

 

 

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Hoy, en el marco del tiempo de Navidad, meditamos dos hechos fundamentales: la huida a Egipto de la Sagrada Familia y la matanza de niños inocentes por parte de Herodes, que quería matar a Jesús porque veía peligrar su reinado, ya que había oído que el niño que había nacido iba a ser el rey de los judíos.

En la lectura, José adquiere nuevamente un protagonismo silencioso porque fue él quien recibió las instrucciones del ángel para proteger a la Sagrada Familia. Fueron enviados a Egipto para que este país, temporalmente, recibiera la esperanza de la salvación. Recordemos que antiguamente Egipto estuvo enfrentado a Dios y ahora se convierte en morada de Jesús.

Los niños asesinados por Herodes fueron los primeros mártires tras la venida de Nuestro Señor Jesucristo. Ellos obtuvieron la gloria, el final bienaventurado, gracias a su martirio. Para sus madres el recuerdo de sus hijos reanudaba su inmenso dolor.

 

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El texto evangélico de hoy demuestra que Nuestro Señor Jesucristo fue perseguido desde su nacimiento. También nos recuerda a todas aquellas personas que buscan a toda costa su propio interés, sin importar el impacto negativo de sus acciones en tantas personas inocentes que sufren injusticia, explotación, violencia y odio.

En la actualidad, Nuestro Señor Jesucristo sigue siendo perseguido en aquellas personas que valerosamente defienden su fe, en lugares donde se condena al cristianismo.

Asimismo, la persecución de hoy adopta formas que invaden sutilmente las conciencias de las personas. Por ejemplo, a través de la promoción del aborto que priva a los niños de su derecho a vivir. Otra forma de persecución es mediante la ideología de género que, entre otras cosas, fomenta la destrucción de la familia al impulsar conductas y formas de unión humanas contrarias a los principios divinos.

Como cristianos, estamos llamados a evitar la indiferencia que silenciosamente alimenta estas nuevas persecuciones y el asesinato de inocentes, y que también ahonda la injusticia. Levantemos nuestra voz con los argumentos que nos otorga la Palabra y las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Protegemos como José a todos los integrantes de la familia cristiana? ¿Acogemos solidariamente el grito de tantas personas que claman por justicia?

Que las respuestas a estas preguntas, con la ayuda del Espíritu Santo, nos ayuden a tomar plena conciencia del mandamiento del amor a través de la realización de acciones concretas en favor de aquellas personas que son perseguidas.

¡Jesús nos ama!

 

  1. Oración

Padre eterno, el blanco ejército de los mártires inocentes pregona hoy tu gloria, no de palabra, sino con su muerte; concédenos dar testimonio con nuestra vida de la fe que confesamos con los labios y concédenos la gracia de trabajar por la justicia y la paz.

Amado Jesús, Dios con nosotros, protege a los niños de los Herodes actuales para que en su inocencia siempre se refleje la luz de tu amor.

Amado Jesús, mira con bondad y perdón a las almas del purgatorio, y permíteles alcanzar la vida eterna en el cielo.

Madre Santísima, te agradecemos por acoger en tu seno al Hijo de Dios y te pedimos que intercedas ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

 

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Dios, a través de la lectura de una parte del salmo 122:

 

«Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos; tanto ardía su ira contra nosotros.

Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes.

Bendito sea el Señor, que no nos entregó como presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió y escapamos.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra».

 

Hermanos: hagamos el compromiso de evitar la indiferencia ante las persecuciones y el asesinato de inocentes. Comprometámonos a levantar nuestra voz con los argumentos que nos inspira la Palabra y las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

 

 

 

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.