SÁBADO DE LA SEMANA 2 DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA 2 DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

«Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado». Mc 16, 15-16.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 15-18

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. A los que crean, los acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos».

Palabra del Señor.

 

 

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Hoy celebramos con mucha alegría la fiesta de la Conversión de San Pablo. Esta extraordinaria transformación del perseguidor de los cristianos, en fiel apóstol de Nuestro Señor Jesucristo, se encuentra tres veces en los Hechos de los apóstoles y es narrada por el mismo Pablo en sus cartas.

Aunque Pablo no fue parte de los doce, es un verdadero y auténtico apóstol de Nuestro Señor Jesucristo. San Pablo no podía recordar su conversión, sin sentirse lleno de agradecimiento y sin alabar la misericordia divina. No dejaba de agradecer a Dios por este milagro de su gracia y siempre proponía a los arrepentidos este modelo de perfecta conversión.

El pasaje evangélico de hoy, denominado “Misión de los discípulos”, también se puede ubicar en el capítulo 24 de Lucas, versículos 44 al 49; en el capítulo 20 de Juan, versículo 22; y en el capítulo 1 de Hechos de los apóstoles, versículo 7.

Los signos que Jesús otorga a sus apóstoles también son otorgados a las siguientes generaciones apostólicas y a sus seguidores. Son las señales y milagros que acompañan el anuncio de la Buena Nueva y que representan un tesoro para la Iglesia, ya que, muchas veces, muestran la santidad de quienes los realizan.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

La conversión de San Pablo nos permite identificar las siguientes lecciones:

  • La misericordia de Dios llega, por lo general, cuando nos encontramos en las peores situaciones, es decir, cuando hemos tocado fondo.
  • Dios interviene en nuestras vidas de manera inesperada y en cualquier lugar, no necesariamente en la casa de Dios.
  • Al igual que Pablo, todos tenemos un caballo del cual podemos ser derribados por Nuestro Señor Jesucristo.
  • Las respuestas con fe y humildad son las que más agradan a Nuestro Señor Jesucristo.

Así mismo, es preciso destacar que después del encuentro de Pablo con Nuestro Señor Jesucristo, se produce el diálogo entre la criatura y su liberador, en el que la fe es el componente esencial. La fe se convierte en obediencia y abandono total de la persona en Dios.

Finalmente, esta fe se convierte en misión. Pablo es un claro ejemplo de ello. Quien ha recibido la redención de los pecados y la salvación, en Nuestro Señor Jesucristo, se siente irresistiblemente impulsado a entregarla a los demás.

San Ambrosio afirma: “Cada creyente recibe dones del Padre y del Hijo por el Espíritu, según la capacidad de cada uno”.

El pasaje evangélico de hoy narra el llamado de los Doce. Nuestro Señor Jesucristo siempre elige de acuerdo con la voluntad divina y no en función de las capacidades y conocimientos humanos. Fueron hombres humildes que dieron fe de la gracia divina.

Él capacita a los elegidos a través de su Santo Espíritu; en este sentido, sigámoslo sin miedo ya que él nos proveerá de todo lo que necesitemos para cumplir nuestra misión en nuestras familias, comunidades, trabajos y como ciudadanos globales.

El Señor nos llama también a nosotros a proclamar su Evangelio a todas las naciones, su providencia se extiende a toda la humanidad. Él nos llama, nos sana, nos libera, nos instruye y fortalece con los dones de su Santo Espíritu, no importa la edad ni los conocimientos académicos, solo basta que dejemos que fluya la fuerza interior del llamado.

Hoy la Iglesia realiza cotidianamente lo que hacían los apóstoles.

El despliegue maravilloso del amor de Dios nos conduce al agradecimiento y alabanza a Él por nuestras vidas, nuestras familias, nuestro planeta, por todos los dones que recibimos de Él.

Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Seguimos a Jesús en nuestras actividades diarias? ¿Agradecemos a Dios por tanta bondad? ¿Somos conscientes que nuestras capacidades humanas son un don de Dios?

Hermanos: que las respuestas a estas preguntas nos ayuden, tomando como ejemplo a San Pablo, a ser mejores discípulos de Nuestro Señor Jesucristo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, tú que has instruido al mundo entero con la predicación de San Pablo, apóstol, concede a cuantos celebramos hoy su conversión, avanzar hacia ti, siguiendo su ejemplo, y ser en el mundo testigos de tu verdad.

Amado Jesús, Pastor de pastores, en este tiempo de cambio y confusión, te pedimos que continúes asistiendo y enriqueciendo a tu Iglesia con el don de las vocaciones.

Amado Jesús, te pedimos por el Santo Padre, por los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y consagradas, laicos y misioneros; fortalécelos con tu Santo Espíritu para que lleven tu Palabra y ejemplo a todos los confines de la tierra.

Espíritu Santo: libéranos de todas las ataduras del pecado y danos la fortaleza para ser apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo.

Amado Jesús, concede a los difuntos de todo tiempo y lugar tu misericordia para que lleguen al cielo, y protege, del enemigo, a las almas de las personas agonizantes.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos al Amor de los amores, al Señor de señores, al Rey de reyes, con la lectura del Himno al amor, ubicado en la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios, en el capítulo 13, versículos del 1 al 10, y el 13:

“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo estruendoso.

Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera una fe como para mover montañas, si no tengo amor, no soy nada.

Aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso ni busca aparentar, no es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su interés, no se irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra de la injusticia, y siempre se alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca terminará…

Ahora nos quedan tres cosas: la fe, la esperanza, el amor. Pero la más grande de todas es el amor.

Señor, confiados en tu paciencia y misericordia, deseamos asumir el compromiso de contrastar nuestras vidas con tus mandamientos de amor, y con este bello himno al amor que inspiraste a San Pablo. Deseamos ser tus discípulos, que tu Santo Espíritu nos fortalezca y acompañe siempre, te lo pedimos Señor.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.