LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA 1 DE CUARESMA – CICLO A
«Porque si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes». Mt 6, 14-15.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando oren, no usen muchas palabras, como hacen los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No hagan como ellos, porque el Padre de ustedes ya sabe lo que a ustedes les hace falta ante de que se lo pidan. Ustedes oren así:
«Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal».
Porque si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes».
Palabra del Señor.
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El pasaje evangélico de hoy forma parte del Sermón de la montaña y está integrado por las enseñanzas de Jesús sobre cómo orar y por el Padrenuestro. Esta bellísima y fascinante oración se ubica también en el capítulo 11 de Lucas, entre los versículos 2 y 4.
El Padrenuestro define nuestra identidad cristiana. Jesús nos muestra que Dios es Nuestro Padre y nos conduce nuevamente a la raíz de los mandamientos y al propósito esencial de su cumplimiento, que es el amor a Dios y al prójimo.
En esta oración sencilla y profunda, podemos distinguir tres peticiones a Dios por ser nuestro Padre, y cuatro peticiones para nosotros y nuestros hermanos.
Las tres peticiones que hacemos a Dios son las siguientes: la primera es la invocación y la santificación del Santo Nombre de Dios Padre; la segunda, el ferviente deseo que su Reino se instaure en nuestros corazones y en la humanidad; y la tercera, que su voluntad de amor y misericordia se realice plenamente en la tierra y en el cielo.
Las cuatro peticiones para nosotros y nuestros hermanos son las siguientes: en la primera le pedimos nos conceda la alimentación diaria para el cuerpo y para el alma; en la segunda petición imploramos su misericordia y su perdón, así mismo que nos ayude a cumplir el compromiso de perdonar a quienes nos ofenden. Y, en la cuarta petición, le pedimos a Dios Padre alcanzar la victoria sobre las tentaciones y le suplicamos que nos libere del mal, le pedimos la libertad de todas las ataduras del maligno.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Jesús nos muestra cómo, con simplicidad, debemos dirigirnos a Dios Padre para propiciar el encuentro con Él, con la certeza de que Dios sabe lo que necesitamos.
En el Padrenuestro, Nuestro Señor Jesucristo nos entrega la clave para alcanzar la libertad en el amor de Dios, a través de la oración y la alabanza, de pedir que venga a nosotros su reino, de la confianza en su providencia, en su misericordia y asumiendo el compromiso de ser misericordioso con el prójimo, perdonándolo, y pidiendo el auxilio divino para no caer en la tentación y nos libre de todo mal.
En esta hermosa oración, todos nosotros y todas las personas del mundo tenemos la oportunidad de experimentar encuentros personales con Dios Padre. El Padrenuestro nos brinda el privilegio de llamar Padre, “Abba”, a Dios Padre, fortaleciendo nuestra fe en la filiación con Él, y acercándonos confiadamente a su amor y misericordia.
Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, respondamos: ¿Aceptamos la propuesta de Nuestro Señor Jesucristo de dirigirnos a Dios Padre para adorarle, agradecerle y pedirle por nosotros y por nuestros hermanos? ¿Pedimos de corazón a Dios Padre que su reino se establezca en nosotros? ¿Perdonamos a las personas que nos ofenden?
Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a cumplir el compromiso de que nuestra vida sea coherente con las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo; compromiso que asumimos cada vez que rezamos el Padrenuestro.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Padre eterno, Abba, ilumínanos con tu Santo Espíritu para identificar nuestras debilidades, perdonarnos a nosotros mismos y, con tu gracia, superarlas con sabiduría, humildad y fortaleza.
Padre eterno, Abba, ten misericordia de nosotros, libéranos de nuestras ataduras, porque no es posible amarte y amar a nuestro prójimo, si antes no nos hemos perdonado a nosotros mismos. Y así, podamos perdonar a quienes nos ofenden. Somos conscientes de que esta tarea no es fácil, pero confiamos en tu Divina Misericordia.
Padre eterno, Abba, te pedimos por los gobernantes y líderes de grupos de toda índole, para que, venciendo los intereses egoístas, trabajen por la justicia y busquen el bien de todas las personas, en especial, de los más necesitados.
Padre eterno, Abba, por la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, ten misericordia de todos los difuntos de todo tiempo y lugar, así como de las personas agonizantes.
Bendito y alabado seas Padre Eterno.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre de Misericordia, Reyna de los ángeles, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
«Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá, porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abrirá», dice el Señor.
Contemplemos al Señor con la lectura de un escrito del padre Jean Daniélou:
«El padrenuestro es la oración del hijo al Padre, por el que se sabe amado. Abramos nuestros corazones, con todas sus necesidades, ante un Dios que es un Padre, por el que nos sabemos amados y que no desea otra cosa que darnos aquello de lo que tenemos verdadera necesidad.
El padrenuestro es, por consiguiente, una oración que debe estar llena de confianza: ofrecemos a Dios las necesidades de nuestra alma, podemos ser plenamente nosotros mismos, confesar las cosas que más nos hacen sufrir, nuestros fallos internos, nuestra incapacidad de amar, de orar, todas las carencias que sentimos en nosotros, nuestra impotencia para realizar lo que querríamos para el Reino de Dios.
Ahora bien, es necesario que podamos expresar todas estas miserias sabiendo que somos amados, y que no son un obstáculo para el amor de Dios por nosotros. Poder decir a Dios todo lo que sentimos, todo lo que necesitamos, nos sitúa en la humildad y en la sencillez.
El padrenuestro es una oración que Dios escucha con toda seguridad porque todo lo que pedimos ya está adquirido: la participación en los bienes de Dios, el buen desenlace espiritual de nuestra vida, todo esto ya se nos ha dado en Cristo. De ahí que la oración no consista en adquirir lo que no poseemos, sino en entrar en posesión de nuestro propio tesoro.
Por ser hijos de Dios, poseemos ya todos los bienes de nuestro Padre. Sin embargo, para muchos hombres, este tesoro es un cofre pequeño sellado al que ellos no alcanzan. Un cristiano debería ser un ser radiante de vida, que alcanza los tesoros de Dios que se le han dado, transfigurado por la caridad, radiante de una fe sólida, lleno de una esperanza tal que las vicisitudes no pueden apagar la sed de felicidad que hay en él».
Hermanos: alabemos a Dios Padre, creador nuestro, por su amor e infinita misericordia; y seamos siempre agradecidos a la Santísima Trinidad por todos los dones recibidos. Somos frágiles y caemos muchas veces en las tentaciones y el pecado.
Hagamos el propósito de cumplir el compromiso que hacemos cada vez que rezamos el Padrenuestro.
Repitamos en nuestro corazón: “Padre eterno: perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén”.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.