MIÉRCOLES DE LA SEMANA 1 DE CUARESMA – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA 1 DE CUARESMA – CICLO A

«La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay Alguien que es más que Salomón» Lc 11, 31.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás.

Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.

Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino dese los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Palabra del Señor.

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El pasaje evangélico de hoy, denominado “La señal de Jonás”, también se ubica en el capítulo 12 de Mateo, entre los versículos 38 y 41. En él, Jesús responde ásperamente a quienes lo siguen solo por sus signos y milagros, indicando que la única señal que recibirán será la de Jonás; por ello, les llama “generación perversa” debido a su falta de fe para comprender la acción divina en sus señales milagrosas.

Jesús advierte del peligro de la superficialidad a quienes lo siguen; Él deseaba que las personas creyeran en Él por sus enseñanzas, que son fuente de vida eterna y de fe. Así mismo, quería que la gente lo reconozca como Hijo y enviado de Dios Padre.

La señal de Jonás es una prefiguración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, porque Jonás fue tragado por un gigantesco pez y estuvo en su vientre tres días, hasta que fue devuelto en tierra firme por el pez. Después el Señor le dijo a Jonás que se dirija a Nínive para avisar que la ciudad sería destruida en cuarenta días si no se convertían; en este tiempo, los ninivitas se arrepintieron de su mala vida y el Señor dio marcha atrás con la destrucción de la ciudad, tal como se puede leer en el libro del profeta Jonás, en los capítulos 1, 2 y 3.

Así mismo, Jesús se compara con Salomón y Jonás. Salomón fue visitado por una reina extranjera que escuchó su sabiduría. También advirtió que, si esta generación no se arrepiente, será condenada en el juicio final por los ninivitas que volvieron a los caminos del Señor.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En esta lectura de Cuaresma, Jesús nos exhorta a buscarlo y a encontrarlo a través de la fe. Nuestro Señor Jesucristo sabe que siempre estamos en busca de señales o manifestaciones de su presencia divina y omnipotente, pero señala que es necesaria la fe para comprender los signos y milagros que Él realiza también en la actualidad, en nuestras vidas, a cada instante.

La fe será siempre nuestro fundamento para creer sin ver, para tener la certeza de que no estamos solos, sino que, Dios Padre, Dios Hijo y el Espíritu Santo nos acompañan siempre, en las alegrías y también en nuestras tribulaciones y comprender también que la alegría y el sufrimiento son fuentes de gracia.

Esta comprensión nos conduce a cumplir con los mandamientos y a agradecer a la Santísima Trinidad por todos los dones que recibimos, empezando por nuestras vidas, nuestras familias, amigos, estudios, trabajos, por nuestro planeta y por todos los dones que nos otorga según nuestro estado de vida.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico de hoy, respondamos: ¿Entendemos y comprendemos la acción divina de la Santísima Trinidad en nuestras vidas?

Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a comprender los signos de la presencia de la Santísima Trinidad en medio de nosotros.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Santísima Trinidad: te alabamos y bendecimos por tanta bondad, por tu amor e infinita misericordia, otórganos la gracia de la plena conversión, de la obediencia y el seguimiento fiel a las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

Hermanos, repitamos como en Marcos, capítulo 29, versículo 24: “Señor, creo, pero aumenta mi fe”.

“Señor, creo, pero aumenta mi fe”; aumenta mi fe para seguirte con confianza plena en tu santa voluntad y cumpliendo tus mandamientos.

Señor, estamos dispuestos a seguirte. Santo Espíritu de Dios envía tus dones y mora en nuestro corazón. Que nuestra oración llegue hasta ti Señor, hasta tu santo templo.

Santísima Trinidad, a ti gloria y alabanza por los siglos. Amén.

Madre Santísima, lucero de la mañana, enséñanos a escuchar, meditar y obedecer la Palabra del Señor.

Madre Santísima, Bendita Tú, elegida desde siempre para ser santa e irreprochable ante el Señor por el amor, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Señor Jesús, Salvador Nuestro, que los signos de la conversión de los ninivitas y de los tres días de Jonás en el cetáceo, que fue una prefiguración de tu pasión, muerte y resurrección, sigan revelándonos el misterio de tu amor.

Señor, que tu mirada penetrante llegue hasta el fondo de nuestros corazones y sigamos cumpliendo cabalmente tus mandamientos.

Señor, inunda nuestros corazones con tu amor y, en silencio, nos unimos a ti en un diálogo permanente, que la voz clara de tu Palabra permita hacer realidad el proyecto que tienes para nosotros; estamos dispuestos a seguirte con alma, vida y corazón.

Contemplemos al Señor con la lectura de un escrito de San Agustín:

«“Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”. Y ¿cómo se purifican si no es por la fe, conforme dice san Pedro en los Hechos de los Apóstoles: Purificando con la fe sus corazones. Luego por la fe se purifican nuestros corazones, para que puedan ser capaces de conseguir la visión. Ahora caminamos por la fe, no por la visión, según dice el Apóstol: Mientras vivimos en el cuerpo, peregrinamos hacia el Señor. ¿Y qué significa peregrinamos? Caminamos -dice- por la fe, no por la visión. Luego quien camina y peregrina por la fe, aún no se halla en la patria, pero ya está en el camino; sin embargo, el que no cree, no está en la patria ni en el camino. Caminemos hallándonos en el camino, puesto que el Rey de la patria es nuestro Señor Jesucristo. En ella es Verdad, aquí Camino. ¿Adónde vamos? A la Verdad. ¿Por dónde vamos? Por Cristo (…). Si permanecemos en la fe, conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres. La verdad es inmortal, la verdad es inmutable, y la verdad es la Palabra, de la cual se dijo: En el principio existía el Verbo, la Palabra, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo o la Palabra era Dios».

Señor, nos comprometemos el día de hoy a reconocer tu presencia y divinidad en todas las situaciones que se nos presenten, en el prójimo, en las alegrías y tristezas, en todas las cosas, porque todo lleva tu divino sello.

Señor, para el día de hoy, hago el propósito de hablar de ti, por lo menos, a una persona y testimoniar tu presencia en mi vida.

Hermanos: la fe purifica el corazón. Hagamos también el compromiso de rezar y meditar la oración del Credo, que es un símbolo y una regla de la fe.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.