LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA 3 DE PASCUA – CICLO A
MEMORIA LIBRE DE SAN LUIS MARÍA GRIGNON DE MONFORT
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí, no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed». Jn 6, 35.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 30-35
En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: «¿Y qué signo vemos que haces Tú, para que creamos en ti ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo”».
Jesús les replicó: «Les aseguro que no fue Moisés quién les dio el pan del cielo, es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí, no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed».
Palabra del Señor.
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San Luis María Grignon de Monfort, el santo de la verdadera devoción Mariana, nació en 1673 en Francia; recibe su educación en uno de los Colegios de la Compañía de Jesús y en 1700 se ordena sacerdote. En sus misiones populares como en sus escritos, destaca a Cristo Crucificado, cumbre de la verdadera sabiduría, de la sabiduría Divina, así como la devoción a María como medio insustituible y necesario para que Cristo se forme realmente en cada alma bautizada.
Sus principales obras son las siguientes: “El Amor de la Sabiduría Eterna”, el célebre “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen” y el “El Secreto de María”. Murió en 1716 y fue canonizado el 20 de julio de 1947 por el papa Pio XII.
La lectura de hoy forma parte del discurso eucarístico de Jesús, que comprende los versículos del 22 al 59, del capítulo 6 del evangelio de San Juan. Para lograr una mejor comprensión del sentido eucarístico de las expresiones de Jesús, se recomienda leer todo el texto.
En el pasaje evangélico de hoy, versículos 30 al 35, nuevamente, mucha gente exige como condición para creer en Jesús la realización de signos prodigiosos, como la provisión del maná, cuando los judíos deambularon en el desierto. Ante este concepto equivocado de aquel grupo de personas, Jesús se identifica como el verdadero pan divino, el alimento del alma; no como el maná, que simplemente nutría al cuerpo.
Jesús se presenta como el verdadero pan que alimenta el espíritu y lleva a la vida eterna, trascendiendo toda posibilidad humana. Pero para entender esta transformación, es imprescindible la fe.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
San Luis María Grignon de Monfort descubrió, por gracia de Dios, en Nuestro Señor Jesucristo a la verdadera sabiduría Divina; y, en Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María, Reina de la paz, a la intercesora por excelencia. En el “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen”, se expresa así de Nuestra Santísima Madre:
«María es el santuario y tabernáculo de la Santísima Trinidad, donde Dios mora más magnifica y maravillosamente que en ningún otro lugar del universo, sin exceptuar los querubines y serafines; a ninguna criatura, por pura que sea, se le permite entrar allí sin privilegio especial».
En todos los prodigios y milagros que Dios hace en nosotros, empezando por nuestras vidas, Él siempre está presente, algunas veces escondido, en otras veces se muestra amorosamente en cada uno de esos signos vitales.
Queridos hermanos, reflexionando en la intimidad de nuestros corazones, respondamos: ¿Cuáles son las razones que nos impulsan a buscar a Jesús? ¿Sentimos la necesidad de una plena cercanía con Dios?
Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a acudir confiadamente a Jesús, a creer en Él y a aceptar su alimento de vida eterna, sacramental o espiritualmente.
¡Jesús nos ama!
- Oración
«Señor, danos siempre de ese pan».
Amado Jesús, danos del pan de vida eterna, fortalece nuestra fe con los dones del Espíritu Santo para que seamos portadores de tu amor, un amor que se entregue a nuestros hermanos, especialmente a aquellos que se han alejado de ti y necesitan de tu amor en estos tiempos difíciles.
Amado Jesús, recibe en tu reino, por tu infinita misericordia, a las almas de nuestros hermanos que han partido a tu presencia sin el auxilio espiritual.
Madre Celestial, Madre de la Divina Gracia, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.
- Contemplación y acción
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí, no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed», dice el Señor.
Amado Jesús, que te hiciste pan de vida para que en ti tengamos vida eterna, tú inspiras un gozo desbordante en nuestras almas cuando estamos ante el Santísimo Sacramento y en la Eucaristía, aun de modo virtual, porque nos devuelves la dignidad de hijos de Dios.
Amado Jesús, llenas nuestras vidas de paz, porque tú caminas siempre con nosotros, no nos abandonas a pesar de nuestras infidelidades, antes bien, llenas los vacíos de nuestras almas con tu amor incondicional y nos asistes con tu Espíritu Santo.
Amado Jesús, te entregamos nuestra libertad y nuestra vida entera, es lo único que podemos darte Señor en nuestra miseria, sé que tú aceptarás nuestra ofrenda en tu infinita misericordia, no nos abandones jamás, no deseamos una vida fuera de ti, Dios nuestro, Señor y Rey nuestro.
Amado Jesús, nos comprometemos a comunicar, siempre, a nuestros hermanos, el infinito amor que nos tienes a cada uno. Tanto amor, que entregaste tu propia vida para nuestra salvación. También, Señor, deseamos unir nuestra fe a la Eucaristía, donde estás siempre presente.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.