LUNES DE LA SEMANA 5 DE PASCUA – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA 5 DE PASCUA – CICLO A

«El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y haremos morada en él». Jn 14, 23.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 21-26

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: «El que recibe mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y Yo lo amaré y me manifestaré a él». Judas –no el Iscariote– le dijo: «Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?»

Jesús le respondió: «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

 

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Como se mencionó en los días previos, los capítulos del 13 al 17, del evangelio de San Juan, muestran cómo Jesús va formando espiritualmente a las primeras comunidades cristianas a través de enseñanzas y de diálogos con sus discípulos.

El pasaje evangélico del día de hoy se encuentra luego de la maravillosa expresión de Jesús: «Yo soy el camino la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí»; Así mismo, después del diálogo con Felipe, en el que Jesús promete: «Les aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidan en mi nombre, yo se los daré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi nombre, yo se lo daré».

Hoy lunes, en esta quinta semana de Pascua, camino a Pentecostés, Jesús hace una maravillosa promesa: «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y haremos morada en él». Así mismo, Jesús promete la venida del gran defensor, del Espíritu Santo, quien con sus dones nos fortalecerá y nos hará instrumentos del amor y de la paz del Señor.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Muchas veces reflexionamos sobre nuestra vida espiritual y no cuesta mucho esfuerzo imaginarnos que la Santísima Trinidad puede morar en nosotros. Así mismo, nos resulta difícil saber cuánto amamos a Dios. Esto ocurre porque el peso acumulado e innecesario de las dificultades de la vida hace difícil que nosotros mismos moremos allí, ocupando el lugar que está destinado para Dios y sin una idea del real significado de la palabra amor.

El amor a Nuestro Señor Jesucristo no es solo un sentimiento, es una vida fiel a su Palabra. Dios nos otorga la libertad de creer o no en Él, así como la libertad de cumplir sus mandamientos. Si creemos en Él, la Santísima Trinidad estará con nosotros, es más aún, ¡la Santísima Trinidad morará en nosotros!

¡Qué hermosa promesa la que nos hace Nuestro Señor Jesucristo!

Hermanos, con el firme deseo de que la Santísima Trinidad more en nosotros, respondamos: ¿Creemos y cumplimos los mandamientos de Dios? ¿Podemos guardar la Palabra de Dios para que la Santísima Trinidad viva en nosotros?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos permitan preparar espíritu para experimentar el amor de la Santísima Trinidad en nosotros y, con la fuerza del Espíritu Santo, seamos portadores del amor y de la paz del Señor. Dejemos que todo se desarrolle en nuestras vidas al ritmo del Espíritu.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, tú que enviaste a tu hijo amado, Nuestro Señor Jesucristo, inúndanos con tu Espíritu Santo para que seamos instrumentos de tu amor y de tu paz, glorificando tu Santo Nombre.

Amado Jesús, fortalece con tu Santo Espíritu, de manera especial, a nuestros sacerdotes y consagrados, para que sean signos de santidad, para la gloria y honra tuya y de Dios Padre.

Amado Jesús misericordioso, muéstrate compasivo con todos los difuntos de todo tiempo y lugar, y admítelos en la asamblea de tus santos.

Madre Celestial, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo a través de un escrito de Dietrich Bonhoeffer:

«¿Qué significa amar a Jesús? Significa querer pertenecerle sólo a él, que nos ha dado su Palabra y la ha mantenido. Significa buscar la comunión con él más que cualquier otra cosa, desear su presencia. El que ama de este modo se mantiene unido a la palabra del amado, se adhiere a ella, no la deja escapar y la pone en práctica en la medida en que le es posible.

Ahora bien, semejante amor por Jesús experimentará la consumación más cabal. Todo el amor de Dios, el Padre de Jesucristo, se derramará en plenitud sobre aquel que ama al Hijo de Dios: Dios y Jesucristo vendrán a él y harán morada en él.

Nada de lo que aquí se dice debe ser atenuado o perder un ápice del vigor de su sentido: se trata de una auténtica y plena inhabitación de Dios y de Cristo en el hombre. No es como la imagen de una persona amada que toma posesión de nosotros, no es como una nueva fuerza que nos llena, sino que es el Dios personal, es el mismo Cristo el que habita en nosotros. Dios y Cristo no están sólo con nosotros, están junto a nosotros, a nuestro alrededor, sobre nosotros: están in nosotros.

No sólo recibimos los dones de Dios y de Cristo, sino que tenemos parte con Dios y con Cristo, los llevamos como presencia santísima en nosotros. Si Dios y Cristo moran en nosotros, entonces todos los señores a los que hemos dejado sitio en nuestro corazón deben cederle el paso. El mismo Cristo vive y reina en nosotros, ahora: desde ahora en adelante nuestra vida será vida de Cristo en nosotros.

Sin embargo, es evidente que esto se realiza sólo si amamos a Cristo el Señor y custodiamos su Palabra. Cuanto más tienda nuestra vida a Cristo, más se abrirá camino Cristo en nosotros. Cuanto más busquemos la salvación total en él y no en nosotros mismos, y cuanto más busquemos que sea él el Señor de nuestras vidas, más plenamente estará en nosotros y tomará posesión de nosotros».

Hermanos, invoquemos diariamente al Espíritu Santo para que la Palabra del Señor nos inspire a amar más a la Santísima Trinidad y a cumplir fielmente sus mandamientos. Despejemos nuestras mentes y quitemos todo aquello que se interpone en nuestra relación con Dios y digamos de corazón: ¡Ven Señor Jesús!

En estos momentos y siempre, y para la Santa Gloria de Dios, tratemos siempre de socorrer a nuestros hermanos más necesitados espiritual y materialmente; y si no podemos asistirles personalmente, no dejemos de orar por ellos.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.