VIERNES DE LA SEMANA 5 DE PASCUA – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA 5 DE PASCUA – CICLO A

«Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando». Jn 15, 13-14.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya nos los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto dure. De modo que todo lo que pidan a mi Padre en mi nombre, Él se lo concederá. Esto les mando: que se amen unos a otros».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

 

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La lectura del día de hoy es la parte final del relato de la vid verdadera. Para poder meditar el mensaje completo, se recomienda leer todo el texto, desde el versículo 1 al 17, del capítulo 15 de San Juan.

En la primera parte de este bello relato, Jesús es la vid, Dios Padre es el viñador, el Espíritu Santo es la savia y todos nosotros somos los sarmientos. En la segunda parte, Jesús, aludiendo al simbolismo de la vid, señala que no podemos apartarnos de Él, que Él es la fuente del amor.

En la tercera parte, que corresponde al pasaje evangélico de hoy, Jesús enuncia el mandamiento del amor, señalando que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado y que no hay amor más grande que el que da la vida por los amigos. Además, Jesús llama “amigos” a quienes siguen sus mandatos y resalta que es Él, quien elige a sus amigos.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Cuando Jesús plantea el mandamiento del amor, queda clarísimo que cuando nos amamos unos a otros, amamos a Dios. Es el mandamiento más grande y, a la vez, el desafío más difícil.

El mejor ejemplo de amor es Jesús, quien dio la vida por nosotros y amó también a sus enemigos, convirtiéndolos, incluso, en sus amigos. Los amigos obedecen a Jesús, en cambio, los enemigos no.

Jesús nos invita a escalar de la simple condición de siervos a la de ser sus amigos, para lo cual debemos hacer su voluntad, permitiendo que el Espíritu Santo inspire nuestros pensamientos y acciones. Jesús se ha fijado en cada uno de nosotros, nos ha amado y nos ha elegido modelando nuestra vida para que demos fruto.

Hermanos, con nuestra firme decisión de permanecer en el amor de Jesús, respondamos lo siguiente: ¿Cómo podemos unirnos más a Jesús y permanecer con más firmeza en su amor? ¿Cómo podemos acercarnos más al amor con el que Jesús nos amó y nos ama?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos permitan cumplir los mandamientos del Señor y permanecer en el amor de Jesús, invocando siempre al Espíritu Santo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, gracias por mostrarnos tu amor a través de Jesús y del Espíritu Santo, y por ser el viñador misericordioso que nos ama y nos cuida.

Amado Jesús, Maestro y amigo, concédenos un espíritu humilde y otórganos la gracia de amar como tú nos amas, para que podamos dar fruto en este mundo tan necesitado de tu amor y misericordia.

Amado Jesús, inspíranos con el Espíritu Santo para tener el valor de dar testimonio de tu infinito amor a las personas que tienen grandes necesidades espirituales y materiales.

Amado Jesús, inspira en los jóvenes la gracia de ser tus amigos y, con los dones del Espíritu Santo, fortalece su vocación de servicio a la Iglesia.

Amado Jesús, que los moribundos y los que ya han muerto, obtengan tu misericordia eterna, te lo suplicamos Señor.

Madre Celestial, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos Nuestro Señor Jesucristo con la lectura de un fragmento de una homilía de Gregorio Magno:

«Así como todas las ramas de un árbol reciben su solidez de la raíz, así también las virtudes, siendo muchas, proceden solamente de la caridad. Los preceptos del Señor son, pues, muchos y uno solo: son muchos por la diversidad de las obras, y son uno solo por la raíz del amor.

El Señor nos manifiesta el colmo de la caridad cuando dice: “Nadie tiene un amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos”. Jesús vino a morir por sus enemigos; sin embargo, decía que entregaba la vida por sus amigos. Así quería demostrarnos que cuando intentamos adquirir méritos por el amor a los enemigos, se vuelven también amigos nuestros los que nos persiguen.

Ahora bien, nosotros no somos perseguidos a muerte; ¿cómo haremos, pues, para probar que amamos a nuestros enemigos? El que en tiempos de paz no está dispuesto a dar su túnica, ¿cómo podrá dar su vida en tiempos de persecución? Si queremos que nuestra caridad sea invencible en tiempos de persecución, debemos alimentarla de misericordia en tiempos de calma. Y el que llega a la dignidad de ser llamado hijo de Dios que no atribuya nada a sus méritos».

Queridos hermanos: dispongamos nuestro corazón para fortalecer nuestra amistad con Jesús. Para ello, acerquémonos confiada y dignamente al Señor a través de los santos sacramentos; así mismo, que la lectura meditada de la Palabra sea también nuestro alimento espiritual.

Extendamos a nuestros hermanos la amistad que Jesús nos otorga mediante la realización de obras de misericordia y consolidando nuestra posición cristiana frente a las ideologías que el mundo propone.

Hermanos: cuántas personas están esperando, muchas veces sin saberlo, la amistad de Jesús. Acerquemos a esas personas al Amigo, que es Jesús; no dejemos pasar estas oportunidades para glorificar a Dios y perfeccionar nuestro amor.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.