LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA 6 DE PASCUA – CICLO A
«También ustedes ahora sienten tristeza; pero yo los volveré a ver, y se alegrará su corazón, y nadie les quitará su alegría». Jn 16, 22.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 20-23a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Les aseguro que ustedes llorarán y se lamentarán, mientras el mundo estará alegre; ustedes estarán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, por- que ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda de la angustia, por la alegría que siente al ver que ha nacido un hombre en el mundo. También ustedes ahora sienten tristeza; pero yo los volveré a ver, y se alegrará su corazón, y nadie les quitará su alegría. Aquel día no me preguntarán nada».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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Hoy celebramos a Santa Rita de Casia, la santa de lo imposible, estigmatizada, que resplandeció en Umbría en el siglo XV. Estuvo casada con un hombre violento; soportó pacientemente sus crueldades y logró reconciliarlo ante Dios. Después, privada de esposo e hijos, ingresó como religiosa en el monasterio de la Orden de San Agustín, dando a todos un sublime ejemplo de paciencia y compunción. Partió a la casa de Dios Padre en 1457.
En estos días previos a la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo y a Pentecostés, las lecturas se toman del evangelio de Juan, entre los capítulos 16 y 21, cuyo conjunto se denomina también “Libro de la revelación o de la consolación”.
El pasaje evangélico de hoy se inicia con el versículo 20, el mismo con el que terminó la lectura de ayer, en el que Jesús dice a sus discípulos: «Les aseguro que ustedes llorarán y se lamentarán, mientras el mundo estará alegre; ustedes estarán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría».
En el texto de hoy, Jesús sigue aludiendo a su pasión y resurrección; pero su mensaje no puede ser comprendida todavía por sus discípulos, quienes están sumidos en un ambiente de tristeza.
Con la intención de que sus discípulos comprendan el significado de su mensaje, Jesús hace una comparación con los dolores de parto de una madre. Trata de que entiendan que el dolor y la tristeza que causa la persecución, son dolores de parto que, a la vez, son fuente de vida, ya que una madre soporta los dolores con una firme esperanza.
Luego de la comparación, Jesús los anima con la certeza de su resurrección cercana. Esta es la promesa que revela que Jesús es la respuesta total a todas las interrogantes que hay en el corazón de la humanidad.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
El cristiano de hoy y de siempre debe elegir en todo momento la alegría que viene de Nuestro Señor Jesucristo. Para ello, es importante invocar a Dios Espíritu Santo para que nos ayude a identificar y rechazar las alegrías efímeras que el rey de la mentira propone.
No dejemos que nada empañe las alegrías que el Espíritu Santo pone en nuestros corazones. Son alegrías imperecederas, que están enraizadas en nuestro ser. Son alegrías que a veces duelen, pero que están llenas de bendición y de amor del Señor. Recordemos que solo la fe produce una profunda unión con Dios y la alegría que nadie puede arrebatar.
Nuestro Señor Jesucristo señala claramente que nuestro camino no está exento de pruebas y tristezas; sin embargo, Él promete que luego de la tribulación, el gozo iluminará nuestros corazones.
Decidamos bien queridos hermanos, escojamos siempre la alegría de Nuestro Señor Jesucristo a través de la vivencia diaria de los mandamientos del amor; los momentos actuales así lo requieren.
Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Cómo experimentamos las tristezas y alegrías en nuestras vidas? ¿El mensaje de Nuestro Señor Jesucristo nos anima a pensar en el misterio de la vida eterna y de la vida humana? ¿Estamos prestos para acudir al llamado de Nuestro Señor Jesucristo?
Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos permitan escoger siempre la alegría que viene de lo alto y podamos comprender, con la ayuda del Espíritu Santo, que Nuestro Señor Jesucristo es la más bella y radical respuesta a todas nuestras preguntas.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Padre eterno, te pedimos que nos concedas la sabiduría y la fortaleza de la cruz, con las que te dignaste enriquecer a Santa Rita, para que, compartiendo en las tribulaciones la pasión de Cristo, podamos participar más íntimamente en su misterio pascual.
Amado Jesús, creemos, pero aumenta nuestra fe. Enséñanos a buscar la alegría que viene de ti y danos la fortaleza para rechazar las alegrías efímeras que el mundo ofrece.
Espíritu Santo, luz que penetras las almas, fuente del mayor consuelo. Ven dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas. Ven Espíritu Santo.
Gracias Padre eterno por habernos dado la dicha de enviar y darnos a tu hijo Jesucristo para salvar nuestras almas y por enviarnos al Espíritu Santo que tanto necesitamos para santificar nuestras vidas.
Amado Padre celestial, que los agonizantes y los difuntos, libres de la esclavitud de la corrupción, entren en la libertad gloriosa de tu reino.
Madre Celestial, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.
- Contemplación y acción
Contemplemos a Dios con la lectura de una parte del salmo 46:
«Pueblos todos, aplaudan, aclamen a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra.
Él nos somete los pueblos y nos sojuzga a las naciones; él nos escogió por heredad suya: gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas: toquen para Dios, toquen, toquen para nuestro Rey, toquen.
Porque Dios es el rey de mundo, toquen con maestría, Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado».
Hermanos: puestos en oración, pidamos al Espíritu Santo la fortaleza para mantener firme nuestra fe y alegría en la promesa que nos dejó Nuestro Señor Jesucristo.
Pidamos a Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María, que interceda ante el Espíritu Santo para que sea nuestro escudo ante las tentaciones de las alegrías mundanas. No olvidemos que el consuelo otorgado por Nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos se extiende también a nosotros y a toda la humanidad, hasta el fin de los tiempos.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.