MIÉRCOLES DE LA SEMANA X DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA X DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

«No crean que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no quedarán ni una iota ni una coma de la Ley, sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra». Mt 5, 17-18.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No crean que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no quedarán ni una iota ni una coma de la Ley, sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra.

El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Este texto del Evangelio de San Mateo forma parte del Sermón de la Montaña. Se ubica después de la siguiente secuencia: las bienaventuranzas y de las características esenciales que deben tener los discípulos de Jesús, que es ser sal y luz para el mundo.

La lectura de hoy, en Mateo 5, versículos del 17 al 20, integra un texto en el que, desde el versículo 17 al 48, Jesús interpreta y explica la Ley de Dios, la Torá. Jesús señala claramente que no ha venido a abolir la Ley y los profetas, sino a darle cumplimiento y plenitud.

Cumplimiento porque Jesús está prefigurado en el Antiguo Testamento y cumplió todo lo que estaba escrito sobre Él en la Ley y los profetas. Su vida, enseñanzas y su pasión, muerte y resurrección forman parte de dicho cumplimiento.

Jesús le da plenitud, porque la Ley va más allá del cumplimiento de los diez mandamientos de Moisés; Jesús lleva la Ley al extremo radical del amor, rompiendo todos los esquemas humanos, proclamando el amor a través del perdón, de la entrega total a Dios mediante el servicio a los demás, señalando que el poder está en el servicio. Por ello, Jesús interpreta el verdadero sentido de algunos pasajes del Antiguo Testamento, adiciona enseñanzas y revelaciones, y perfecciona la Ley.

Jesús es claro cuando afirma que quebrante uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En el pasaje evangélico de hoy, se aprecia que el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento Jesús están íntimamente unidos y ese maravilloso vínculo es Jesús, que se da a conocer como la plenitud de la Revelación; Él es el Verbo encarnado, Él es la Palabra viva, Él es la Palabra de Dios, Él es verdadero Dios y verdadero hombre, que viene a toda la humanidad para hacernos conocer quién es Dios y cómo y cuánto nos ama.

Nuestro Señor Jesucristo nos da las muestras más maravillosas del amor y lo hace con su entrega total en la cruz, perdonando a quienes lo están matando. Por ello, por ese mismo amor que viene de Jesús, debemos guardar sus mandamientos con obras y de verdad. Porque el amor no sólo es un sentimiento, precisa de obras de amor que nos lleven a servir a nuestros hermanos y darles a conocer a Dios, invitarlos a todos a cumplir sus mandamientos y llevar su evangelio a todo el mundo. En esta misión, que debemos realizar en cualquier circunstancia de nuestras vidas, la acción del Espíritu Santo nos ayudará siempre a entender la Palabra y a explicarla a nuestros hermanos con valentía y fe.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, respondamos: ¿Cómo experimentamos diariamente la Ley de Dios? ¿Qué obras de misericordia hacemos para resaltar el valor sagrado que la persona tiene a los ojos de Dios?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a cumplir con alegría y esperanza viva la Ley de Dios, siguiendo a Nuestro Señor Jesucristo con determinación y con fe creciente, en un mundo en el que, el poder, la corrupción, las vanas riquezas y tantas otras oscuridades, ocultan el rostro del Señor.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, envía tus dones y enciende en nosotros el fuego de tu amor para que, fortalecidos, la Palabra sea en nosotros Espíritu y Vida.

Espíritu Santo: fortalece con tus dones a los sacerdotes, a los consagrados y consagradas, para que sean fiel testimonio del amor de Nuestro Señor Jesucristo y de Dios Padre.

Espíritu Santo: despierta las vocaciones para llevar la Palabra a todos los confines de la tierra y dar valiente testimonio del amor de Dios Padre y de Dios Hijo.

Padre Eterno, que nuestra participación en los sacramentos sean fuente de gracia para realizar obras de misericordia y de defensa en favor de las personas más débiles y vulnerables.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Amado Jesús, Tú eres la plenitud de la Ley y los profetas, Tú eres el centro del amor misericordioso de Dios Padre.

Amado Jesús, Tú eres la Palabra de Dios Padre, y te ha parecido bien compartir con la humanidad sus maravillosos misterios; Tú nos llevas a Dios Padre para ser amados como Él te ama a ti, que eres su Hijo predilecto.

Amado Jesús, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Estamos dispuestos a unirnos plenamente a ti, por eso, te pedimos que el Espíritu Santo nos haga siempre uno contigo, que nos otorgue el don supremo del amor. Que, con valentía y fe, cumplamos siempre tus mandatos divinos, y siempre desde el amor; porque, aunque seamos indignos, Tú, amado Jesús, nos devuelves la dignidad de hijos de Dios Padre.

Hermanos, estamos llamados a una unión plena con Jesús, para ello, debemos cumplir sus sagrados mandatos. Invoquemos siempre al Espíritu Santo para que nos fortalezca, inspire y aconseje sobre cómo actuar frente a las acechanzas del maligno que disfraza de falsa felicidad sus propuestas de ruina y muerte espiritual.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.