LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA XIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A
Jesús recorría todas las ciudades y pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y sanando toda clase de enfermedades y dolencias. Mt 9, 35.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 28-34
En aquel tiempo, al llegar a la otra orilla, a la región de Gadara, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. De pronto se pusieron a gritar: «¡Hijo de Dios! ¿Qué tienes con nosotros? ¿Has venido antes de tiempo a atormentarnos?».
A cierta distancia había una gran piara de cerdos pastando. Los demonios le suplicaron: «Si nos echas, envíanos a esa piara de cerdos». Jesús les dijo: «Vayan». Ellos salieron y se metieron en los cerdos. De pronto, la piara en masa se lanzó por un acantilado al mar y se ahogó en el agua.
Los pastores huyeron, llegaron a la ciudad y contaron lo que había sucedido con los endemoniados. Toda la población salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le pidieron que se fuera de su territorio.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
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Hoy seguimos meditando los milagros de Jesús que Mateo narra entre los capítulos 8 y 9, y que integran el Sermón de la montaña.
El pasaje evangélico de hoy, denominado “Jesús exorciza en Gadara”, se ubica también en el capítulo 5 de Marcos, versículos 1 al 20, y en el capítulo 8 de Lucas, entre los versículos 26 y 39.
Los espíritus inmundos simbolizan la situación del mundo dominado por el maligno. Los endemoniados eran tan violentos, que atacaban a la gente del pueblo; sin embargo, buscan acercarse a Jesús, Hijo de Dios, que actúa con poder.
En estas circunstancias, el reino de Dios se manifiesta a través del poder de Jesús contra los espíritus del mal y mediante el milagro de la liberación como acto supremo de solidaridad y amor.
La acción liberadora de Jesús no tiene límites. Sin embargo, los vecinos y mucha gente no aprecian tal liberación. En lugar de alegrarse por la vida de los hermanos que han sido rescatados, se preocupan por la pérdida de sus bienes, en este caso, los cerdos, por eso piden a Jesús que se retire de su territorio.
La actitud de los lugareños contrasta con la admiración de otros ante el poder de Jesús. El rechazo debido a la incomprensión se va convirtiendo en una constante.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
En la lectura de hoy se aprecia que el poder del mal oprime, maltrata y envilece a las personas. Así mismo, ante la presencia de Nuestro Señor Jesucristo, el poder del mal, que antes se veía fuerte y amenazante, se desmorona y es derrotado.
La acción liberadora de Nuestro Señor Jesucristo sigue actuando hoy a través del Espíritu Santo, que sigue movilizando todos sus dones buscando siempre el bienestar de la humanidad en todas sus dimensiones.
No tengamos miedo, la Santísima Trinidad nos acompaña siempre. Recordemos que Nuestro Señor Jesucristo nos dijo: “Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”.
Hermanos, meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Pedimos constantemente que Nuestro Señor Jesucristo nos libere de nuestras ataduras? ¿Pedimos diariamente al Espíritu Santo los dones para resistir las tentaciones? ¿Damos testimonio de toda la bondad que Dios realiza en nosotros? ¿Ayudamos a otras personas a acercarse a la acción liberadora de Nuestro Señor Jesucristo?
Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a acudir periódicamente al perdón divino, a la lectura orante de la Palabra de Dios y a la oración liberadora.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Amado Jesús, que viniste a la tierra para vencer a las potencias del mal, concédenos llevar a cabo una viva experiencia de tu amor salvífico. Haz que, liberados del pecado y llamados a recorrer el camino de la salvación, sepamos seguirte con alegría y fidelidad, renunciando a todo lo que nos pueda separar nuevamente de ti.
Amado Jesús, te rogamos nos concedas la liberación de todas las cadenas intergeneracionales que nos atan al pecado y aumenta, a través del Espíritu Santo, nuestra fe para seguirte con firmeza, aun en medio de las tribulaciones.
Amado Jesús, misericordia infinita, libera a las benditas almas del purgatorio, protege a los agonizantes y llévalos a tu Reino.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con una reflexión de Romano el Melodioso:
«“Al narrar tus prodigios, te imploramos, oh, Señor, que nos liberes del maligno y de las desgracias que nos procura, puesto que tú eres el único Maestro del universo” …
Los discípulos, en coro, movidos por la compasión, vinieron a Cristo y le suplicaron en favor del hombre diciendo: “Mira, Cristo, ten piedad ante la vista de la violencia cometida contra la naturaleza que creaste y de la enorme vergüenza infligida por el enemigo a la imagen de tu gloria. Mira la tiranía que pesa sobre el hombre al que tú mismo honraste con tus propias manos, cómo está castigado por el odio originado por el enemigo. Sálvalo, Omnipotente y Maestro del universo. Salva, salva, Cristo, al que te suplica y vuelve a sanarlo en tu misericordia. Que no se dé gloria a nuestro enemigo, oh, Salvador, y que no diga en su maldad: “He vencido”. A una simple seña tuya, podrá perecer”.
Tras escuchar a sus discípulos, Cristo se alegraba de sus palabras. Respondió enseguida: “Me agrada vuestro celo, porque quiero que seáis misericordiosos … Ya antes de vuestra oración os había abierto mis entrañas a este hombre, y, si he venido del mar, ha sido a causa de él, pues ya le conocía antes de su nacimiento. Vine del cielo para salvar a todos los hombres; me hice hombre para salvar de la maldición a la raza afín a mi carne”.
En consecuencia, Jesús mismo, puesto que también es el Dios fuerte, castigó al demonio triturando su jactancia … Servidores de Cristo, vosotros que habéis escarnecido hoy al demonio, pidamos juntos a nuestro timonel que nos haga superar felizmente la tempestad de la vida. Sabemos que posee, para protegernos, un ojo que no conoce el sueño, y que, por las oraciones de la Madre de Dios, nos conduce sanos al puerto tranquilo y seguro, Él, el Maestro del universo».
Queridos hermanos: pidamos al Espíritu Santo la liberación de todos los sentimientos negativos y de todas las cadenas intergeneracionales que nos atan al pecado; así mismo, busquemos siempre experimentar la alegría del perdón a través de la penitencia, y demos testimonio de nuestra liberación.
Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.