SÁBADO DE LA SEMANA XXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA XXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

MEMORIA OBLIGATORIA DEL MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA

«Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz» Lc 1, 78-79.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado a prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías. Mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo d en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto.

La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.

La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los invitados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy» Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino». Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?». La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista». Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. Enseguida le mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy conmemoramos el martirio de Juan Bautista, el precursor de Nuestro Señor Jesucristo, que murió decapitado por anunciar la verdad. El pasaje evangélico de hoy describe cómo murió Juan Bautista como resultado de una venganza por denunciar las inmoralidades de Herodes.

Recordemos que Juan Bautista era hijo de Zacarías y de la prima de la Virgen María, Santa Isabel, y que saltó de gozo en el vientre de su madre cuando Nuestra Santísima Madre visitó a Isabel.

Juan Bautista es un ejemplo de entrega a la proclamación de la verdad, que, en clara referencia a Jesús, dijo: “Entre ustedes hay alguien a quien no conocen, que viene detrás de mí; y no soy digno de desatarle la correa de su sandalia”.

Lo que le sucedió a Juan Bautista se considera como una prefiguración de lo que le sucedería a Jesús más adelante.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Veda el Venerable escribió lo siguiente:

«Todo lo que dijo Juan dio testimonio de la verdad o sirvió de reproche a los que se le oponían; sus obras de justicia las respetaban incluso los que no le amaban. ¿Acaso el respeto del modo de vida de los hombres le hizo desviarse, ni siquiera un poco, de la vía de la virtud? Y, sin embargo, ese hombre acabó su vida derramando su sangre, tras pasar un largo tormento de cárcel.

Predicaba la libertad de la patria celestial y fue encarcelado por los impíos; había venido a dar testimonio de la luz, había merecido que le llamaran lámpara ardiente y resplandeciente de la luz que es Cristo, y fue encerrado en la oscuridad de la cárcel. Nadie entre los nacidos de mujer había sido más grande que él, y fue decapitado a petición de unas mujeres sumamente perversas, y fue bautizado con su propia sangre aquel a quien se le había dado bautizar al Redentor del mundo, escuchar la voz del Padre sobre Él y ver la gracia del Espíritu Santo que descendía sobre Él».

Hermanos: Juan Bautista era la voz que clamaba en el desierto y por más que fue asesinado, jamás se pudo detener la obra de Dios. Él fue víctima de la corrupción, el mal que agobia a muchos países del mundo como consecuencia de la fragilidad espiritual de una importante proporción de personas que gestionan la administración pública y privada.

La causa central de la corrupción está en la fragilidad espiritualidad de las personas; por ello, el tratamiento de dicho problema tiene que ser espiritual. En tal sentido, todos estamos llamados a participar en la eliminación de este flagelo.

Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Cómo actuamos frente a las situaciones de corrupción que ocurren en nuestro país y en nuestro entorno?

Que las respuestas a esta pregunta permitan que, con la gracia de Dios, participemos más activamente en la lucha contra la corrupción y en la defensa de las causas justas.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, tú que quisiste que san Juan Bautista fuese el precursor de tu Hijo en su nacimiento y en su muerte, concédenos la gracia que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, nosotros luchemos valerosamente por la confesión de tu verdad.

Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, ilumina las mentes de las autoridades de los gobiernos para que siempre actúen con justicia y sean fieles testigos de las enseñanzas de Jesús.

Amado Jesús, misericordia pura, mira con bondad y perdón a las almas del purgatorio, y permíteles alcanzar la vida eterna en el cielo.

Madre Santísima, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo a través del Cántico de Zacarías, padre de Juan Bautista, ubicado en el capítulo 1 de Lucas, versículos del 68 al 79:

«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos librará de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

Queridos hermanos: invocando diariamente la inspiración y el auxilio del Espíritu Santo, hagamos el propósito de rezar y de actuar decidida y valerosamente frente a los actos corrupción y de injusticia que ocurren contra las personas más débiles y vulnerables.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.