SÁBADO DE LA SEMANA XXII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA XXII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

SANTA TERESA DE CALCULA, RELIGIOSA

«El Hijo del hombre es Señor del sábado» Lc 6, 5.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 1-5

Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: «¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?». Jesús les replicó: «¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros». Y añadió: «El Hijo del hombre es Señor del sábado».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Santa Teresa de Calcuta, decía: “De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy monja católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”.

Esta mensajera luminosa del amor de Dios nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, en los Balcanes. A los dieciocho años, ingresó en las Hermanas de Loreto, en Irlanda, recibiendo el nombre de Hermana María Teresa (por Santa Teresa de Lisieux). El 24 de mayo de 1937, hizo su profesión perpetua. El 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para su retiro anual, recibió la “llamada dentro de la llamada”. Jesús le reveló su dolor por el olvido de los pobres, su pena por la ignorancia que tenían de Él y el deseo de ser amado por ellos. Le pidió a Madre Teresa que fundase una congregación religiosa, Misioneras de la Caridad, dedicadas al servicio de los más pobres entre los pobres. El 17 de agosto de 1948 se vistió por primera vez con el sari blanco orlado de azul y entró en el mundo de los pobres.

El 5 de septiembre de 1997, Madre Teresa partió a la patria celestial. Fue beatificada por San Juan Pablo II el 19 de octubre del 2003 y canonizada por el Papa Francisco el 4 de septiembre del 2016.

El pasaje evangélico de hoy se ubica luego del pasaje sobre el ayuno que meditamos ayer. También se encuentra en el capítulo 12 de Mateo, versículos 1 al 8 y en el capítulo 2 de Marcos, entres los versículos 23 y 28.

El evangelio de hoy trata sobre una de las varias discusiones que tuvo Jesús con los fariseos sobre el descanso del sábado, específicamente, cuando Él y sus discípulos atravesaban un sembrado de trigo y algunos discípulos sintieron hambre y tomaron algunas espigas y comenzaron a comer sus granos.

Los fariseos increparon a Jesús diciéndole que dicha conducta estaba prohibida. Señalaban que las faenas de recolección infringían el reposo del sábado. Jesús defiende a sus discípulos recordando a los acusadores que la misma Escritura mostraba un ejemplo similar, el de David y sus compañeros cuando sintieron hambre; de esta manera, Jesús hace una interpretación auténtica de la Ley.

Los judíos, que no recordaban dicho episodio de David, callaron y no pudieron replicar. Jesús fue, incluso, más allá, indicándoles que «El Hijo del hombre es señor del sábado».

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En el pasaje de hoy, Jesús, en su infinito amor y misericordia, siempre pone la vida en primer lugar; en especial, las necesidades humanas fundamentales. En el amor de Dios, todo tiene que servir para el bien de la humanidad, toda ley que no permite el desarrollo humano tiene que ser cuestionada y reformulada.

Nuestro Señor Jesucristo, con un amplio conocimiento de las Escrituras, interpreta el espíritu de la Ley en base al amor misericordioso de Dios Padre y de su propio amor por la humanidad. Este hecho es aleccionador para nosotros, Nuestro Señor Jesucristo nos invita a leer la Palabra y a familiarizarnos con ella con el fin de defender la vida, nuestra fe, seguir sus enseñanzas y proclamar su amor.

En un mundo en el que el relativismo moral y religioso van ganando terreno, debemos asumir el desafío de defender nuestra fe a través de la lectura orante de la Palabra, de la Eucaristía, de la adoración eucarística, de la oración y de una práctica caritativa del amor de Dios.

Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Leemos y meditamos la Palabra de Dios con frecuencia? ¿Asistimos a la Santa Eucaristía como debe acudir todo hijo de Dios?

Hermanos: que las respuestas a estas preguntas nos animen a descubrir los tesoros maravillosos de la Palabra de Dios y a vivir el encuentro con Dios vivo a través de la Eucaristía.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, que llamaste a santa Teresa, virgen, para que correspondiera al amor de tu Hijo, sediento en la cruz, con una eximia caridad hacia los más pobres, te pedimos que nos concedas, por su intercesión, servir a Cristo en los hermanos afligidos.

Amado Jesús, con plena disposición a seguirte, concédenos la gracia de superar todo prejuicio y obrar siempre con caridad y amor, en todo tiempo y lugar, en especial, en favor de nuestros hermanos que tienen mayores necesidades espirituales y materiales.

Espíritu Santo ilumina el alma de todas las personas para que practiquemos con intensidad y fidelidad las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amado Jesús, concede a los difuntos de todo tiempo y lugar tu misericordioso amor para que lleguen al banquete celestial; y no dejes que las almas de las personas moribundas se extravíen, para que lleguen a tu Reino.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con una reflexión de Santa Teresa de Calcuta, narrada por José Luis González-Balado:

«Durante una de sus estancias en la clínica romana Salvator Mundi, donde fue ingresada dos o tres veces a causa de sus problemas de corazón, la madre Teresa reflexionó sobre quién era para ella Jesús de Nazaret. Y, tal vez a petición de alguien o por el deseo de compartir con sus hermanos el fruto de aquella meditación, puso por escrito sus conclusiones. Unas conclusiones que respondían a la pregunta “¿Quién es Jesús para mí?”

Y escribió:

“Para mí, Jesús es el Verbo hecho carne. El Pan de la vida. La víctima sacrificada en la cruz por nuestros pecados. El Sacrificio ofrecido en la santa misa por los pecados del mundo y por los míos propios.

La Palabra, para ser dicha. La Verdad, para ser proclamada. El Camino, para ser recorrido. La luz, para ser encendida. La Vida, para ser vivida. El Amor, para ser amado. La Alegría, para ser compartida. El Sacrificio, para ser dado a otros.

El Pan de Vida, para que sea mi sustento. El Hambriento, para ser alimentado. El Sediento, para ser saciado. El Desnudo, para ser vestido. El Desamparado, para ser recogido. El Enfermo, para ser curado. El Solitario, para ser amado. El Indeseado, para ser querido. El Leproso, para lavar sus heridas. El Mendigo, para darle una sonrisa. El Alcoholizado, para escucharlo. El Deficiente Mental, para protegerlo. El Pequeñín, para abrazarlo. El Ciego, para guiarlo. El Mudo, para hablar por él. El Tullido, para caminar con él. El Drogadicto, para ser comprendido en amistad. La Prostituta, para alejarla del peligro y ser su amiga. El Preso, para ser visitado. El Anciano, para ser atendido.

Para mí, Jesús es mi Dios, Jesús es mi esposo, Jesús es mi vida, Jesús es mi único amor, Jesús es mi todo”».

Queridos hermanos: hagamos el propósito de realizar obras de misericordia en favor de las personas más necesitadas en estos momentos. Así mismo, hagamos una lectura orante de la Palabra de Dios, presenciemos la Santa Eucaristía, agradezcamos y dialoguemos con Nuestro Señor Jesucristo a través de la Adoración al Santísimo Sacramento, y recemos el Santo Rosario con la dulce intercesión de Nuestra Santísima Madre María.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.