MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

MEMORIA OBLIGATORIA DE SANTOS CORNELIO, PAPA Y CIPRIANO, OBISPO, MÁRTIRES

«¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿Con quién los compararemos?» Lc 7, 31.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 31-35

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿Con quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: “Tocamos la flauta y no bailan, cantamos lamentaciones y no lloran”.

Vino Juan Bautista, que ni comía ni bebía, y dijeron que tenía un demonio; viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tienen a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Sin embargo, la Sabiduría ha sido reconocida por sus discípulos».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Cornelio, nació en Roma, fue elegido papa el año 251, después de quince meses de vacancia por la persecución de Decio. El emperador Cayo Vibio Treboniano Galo lo desterró a Civitavecchia, donde murió el 14 de septiembre.

Cipriano, nació en Cartago alrededor del año 200; sus padres eran paganos. Fue bautizado en el año 248, y poco después recibió las órdenes sagradas y fue elegido obispo de su ciudad. Sufrió el martirio bajo Valeriano el 14 septiembre del año 258. Escribió varios tratados y cartas.

El pasaje evangélico de hoy, denominado “Niños caprichosos”, también se ubica en el capítulo 7 de Mateo, versículos 31 al 35. En él, Jesús condena la incredulidad al comparar la actitud de los creyentes, frente a la de aquellos que juzgan con criterios humanos, dejando de lado el amor de Dios.

Jesús señala que Dios Padre se revela al pueblo a través de sus enviados. Juan era uno de ellos, y a pesar de que las personas tenían sed de Dios y de conocimiento de su voluntad, lo rechazaron y lo tildaron de endemoniado.

Jesús proclama que Él es también una manifestación de Dios Padre y lo testimonia acercándose al pobre, al excluido, al marginado, al enfermo, con un estilo de vida nada espectacular, y también es rechazado.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

El texto de hoy nos invita a ver en cada circunstancia la acción de Dios, nos invita a no encerrarnos en nuestros propios criterios, a recordarnos que los designios de Dios no coinciden casi nunca con los nuestros; y muchas veces quisiéramos que Dios actuara de una determinada manera, pero no es así.

El mensaje central de la lectura está en que no debemos obstruir los caminos por los que el Señor nos sale al encuentro. Debemos disponer todo nuestro corazón para seguir a Nuestro Señor Jesucristo con fe, dejando de lado la lógica humana.

En este sentido debemos optar por la Sabiduría, que nos hace tomar distancia del egoísmo y de los mecanismos que lo generan, y nos abre a la novedad del Evangelio. La Sabiduría nos presenta un nuevo panorama que nos hace receptivos a la vida. La Sabiduría es paz y comprensión que se expresa como amor. Huye de quien busca su propio interés y se muestra a todo aquel que silencia su mente. Es la expresión directa de la consciencia y habita toda realidad.

Queridos hermanos, meditando la palabra de hoy, conviene preguntarnos: ¿Acogemos las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Dejamos que el Espíritu Santo ingrese a nuestro corazón a través de la Sabiduría y todos sus dones?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos permitan ser más receptivos a la Sabiduría del Santo Espíritu.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, perdónanos porque muchas veces no somos capaces de reconocer tus llamados a la conversión. Envíanos, amado Señor, tu Santo Espíritu para transformar nuestra resistencia en abandono confiado a tu santa voluntad.

Amado Señor Jesús, a quien toda lengua proclamará: Señor para gloria de Dios Padre, recibe en tu reino, por tu inmensa misericordia, a nuestros hermanos difuntos.

Madre Santísima María, Madre Inmaculada, Madre de la Divina Gracia, Estrella de la Evangelización, intercede por nuestras oraciones ante la Santísima Trinidad.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos también la cruz de Nuestro Señor Jesucristo con una oración de Cipriano de Cartago:

«Cuando yacía postrado en las tinieblas de la noche, cuando zozobraba en medio del mar borrascoso de este mundo y andaba vacilante en el camino del error sin saber qué sería de mi vida, desviado de la luz de la verdad, imaginaba que sería difícil y duro, en mi situación lo que me prometía la divina misericordia: que uno pudiera renacer y que – animado de una nueva vida por el baño del agua de la salvación – dejara lo que había sido y cambiara el hombre viejo de espíritu y mente, aunque permaneciera en el mismo cuerpo humano. ¿Cómo es posible, me decía, tal transformación? …

Esto me decía una y mil veces a mí mismo. Pues, como me hallaba retenido y enredado en tantos errores de mi vida anterior, de los que no creía poder desprenderme, yo mismo condescendía con mis vicios inveterados y, desesperando de enmendarme, fomentaba mis males como hechos naturales en mí.

Pero después que quedaron borradas con el agua de regeneración las manchas de la vida pasada y se infundió la luz en mi espíritu transformado y purificado, después que me cambió en un hombre nuevo por un segundo nacimiento la infusión del Espíritu celestial, al instante se aclararon las dudas de modo maravilloso, se abrió lo que estaba cerrado, se disiparon las tinieblas, se volvió fácil lo que antes me parecía difícil, se hizo posible lo que creía imposible. De modo que pude reconocer que provenía de la tierra mi anterior vida carnal sujeta a los pecados y que era cosa de Dios lo que ahora estaba anidado por el Espíritu Santo».

Queridos hermanos, hagamos el compromiso de seguir a Nuestro Señor Jesucristo convirtiendo su Palabra en obras de misericordia, pidiendo al Espíritu Santo la Sabiduría en todos nuestros actos.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.