LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A
SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL
«Les aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre» Jn 1, 51.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según San Juan 1, 47-51
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí viene un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y, añadió: «Les aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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Hoy, en la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, estamos llamados a comprender la inmensa profundidad y anchura del misterio de Nuestro Señor Jesucristo, que abarca el cosmos, el tiempo y la eternidad, y en el que participan millones y millones de ángeles.
Miguel que en hebreo significa “¿quién como Dios?” es el arcángel defensor contra Satanás y sus seguidores (Ap. 12,7). Gabriel, que significa “fuerza de Dios”, está en presencia del Señor (Lc 1,19), es el mensajero de los anuncios alegres. Rafael, que significa “Dios ha curado”, asiste y cura en el santo nombre de Dios.
El pasaje evangélico de hoy, referido a la vocación de Felipe y de Natanael, se ubica en el marco del texto que detalla el llamado de Jesús a sus primeros discípulos. El encuentro de Jesús con Natanael se produce después de que Jesús llamó a Andrés, a su hermano Simón Pedro y a Felipe.
Este encuentro representa resalta el llamado de Jesús a Natanael y la profesión de fe de Natanael con la expresión: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús vio en Natanael sinceridad, vio un corazón sin engaño.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Todos participamos de un designio que no tiene fronteras, que es ilimitado y cuyo artífice es Dios. Habitamos un cosmos animado por presencias invisibles que comparten con nosotros el proyecto de Dios. Va más allá de nuestra percepción humana. Una inmensa corte de ángeles sirve a Dios y le asiste en la realización de su designio. Lo dice Nuestro Señor Jesucristo: «Les aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre» Jn 1, 51.
Por lo tanto, Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo del hombre, es el centro del proyecto de Dios Padre. Por ello, así como a Natanael, Jesús nos llama a todos a salir de debajo de la higuera, a apartarnos de toda costumbre mundana, para seguirle y purificar nuestras almas y vidas.
El llamado de Jesús es claro y elocuente, pero muchas veces no lo distinguimos y dejamos que sea acallado por el ruido de las ideologías, de conductas y modas que el rey de la mentira trata de imponer en el mundo.
El amor, la misericordia y la luz de las enseñanzas de Jesús son cautivadoras y nos plantean seriamente la opción a seguirle de manera radical, sea cual sea el estado de nuestras vidas.
La promesa de Jesús a Natanael sigue vigente en la actualidad; si seguimos a Nuestro Señor Jesucristo. Él, que es el Rey de reyes, nos promete señales de su divinidad en esta vida y nos ofrece la vida eterna como premio a un seguimiento verdadero y fiel.
Haciendo silencio en nuestro corazón, respondamos: Así como Felipe, ¿llamamos a otros hermanos para que se acerquen a la misericordia de Dios? ¿Somos capaces de hacer una profesión de fe reconociendo a Nuestro Señor Jesucristo como dueño y señor de nuestras vidas? ¿Invocamos a los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael para que nos asistan en los momentos difíciles?
Que la respuesta a esta pregunta permita reconocer el llamado amoroso e incesante de Nuestro Señor Jesucristo y nos ayude ser fieles seguidores suyos.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Padre eterno, te damos gracias por el arcángel Miguel que nos ayuda a combatir el buen combate de la fe. Te damos gracias por el arcángel Gabriel que viene envuelto de misterio y deposita en nuestro corazón tu Palabra para que esta se convierta en nosotros, como en María, obediencia y vida. Te damos gracias por el arcángel Rafael que, en la hora de nuestros miedos y enfermedades, nos toma de la mano y nos conduce por el camino recto para que no nos desviemos del camino de la salvación.
Amado Jesús, te suplicamos nos otorgues la sinceridad y rectitud de corazón para reconocerte a través de nuestros hermanos más necesitados y acogerte cuando te acerques a nosotros.
Espíritu Santo derrama tu santa luz para que todos los pueblos acojan las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo y, abriendo su corazón al verdadero amor, decidan creer en Él.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reina de los apóstoles, intercede por nuestras peticiones ante la Santísima Trinidad. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Dios a través de un texto de P. Evdokimov:
«Según los Padres, los ángeles personifican las potencias celestes y han sido puestos por Dios junto a los pueblos como guías. Los ángeles toman una parte muy activa en la existencia histórica del mundo: llevan a cabo, bajo la guía del arcángel Miguel, una batalla contra los demonios, potencies de la nada y remedos de los ángeles, y salvaguardan el orden cósmico. Según san Basilio, los ángeles del Juicio «pesan» las almas. Ellos, que asisten a toda acción divina, están presentes de un modo particular en el martirio. La escala de Jacob los muestra como mensajeros de Dios. Están como “adheridos” a la Palabra y a la voluntad de Dios y las personifican. Cuando Dios decide curar, su voluntad toma la figura del ángel Rafael.
Cada vez que un ángel aparece es para transmitir y realizar algo de parte de Dios. Los ángeles muestran el “cielo”, puesto que existen y actúan en un sentido que va de Dios hacia los hombres. Aunque mantiene su poder de revelación directa, Dios se revela la mayoría de las veces por medio de los ángeles, que son como los portadores de sus energías, de su luz y de su revelación. Hasta el punto de que los tres ángeles que se aparecieron a Abrahán en el encinar de Mambré son considerados, sobre todo en la tradición iconográfica, como las figuras de las tres Personas divinas, el icono de la Trinidad. El ángel es un lugar teofánico, manifestación viviente de Dios: el nombre de Dios está en él y con el nombre su presencia».
Queridos hermanos: que el ejemplo de Natanael nos sea útil para confesar a Nuestro Señor Jesucristo, no solo con palabras, sino con nuestras vidas. Así mismo, que nos interesemos, como Felipe, en llamar a otras personas para que participen de la misericordia y del amor de Dios.
Hagamos el compromiso de permanecer cerca de Jesús a través de la lectura y meditación diaria de su Palabra, mediante la asistencia frecuente a la Santa Eucaristía, a la Adoración al Santísimo Sacramento, con la oración frecuente, y la realización de obras de misericordia.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.