DOMINGO DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL DOMINGO DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

«La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular, es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente» Mt 21, 42, Sal 118, 22.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43

El aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar en ella, construyó la casa del guardián, la arrendó a unos viñadores y se fue de viaje.

Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los viñadores para recoger los frutos que le correspondían. Pero los viñadores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, en mayor número que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo.

Finalmente, les envió a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los viñadores, al ver al hijo, se dijeron: “Este es el heredero, lo matamos y nos quedamos con la herencia”. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores?» Le contestaron: «Hará morir sin compasión a esos malvados y arrendará la viña a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo».

Y Jesús les dice: «¿No han leído nunca la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular, es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso les digo que el reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que produzca sus frutos».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy domingo, en el día del Señor, empecemos nuestra reflexión con las “Alabanzas al Dios Altísimo” de San Francisco de Asís:

«Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas. Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres Altísimo. Tú eres Rey omnipotente. Tú eres Padre santo, Rey del cielo y de la tierra. Tú eres Trino y Uno, Señor Dios de los dioses. Tú eres el Bien, todo Bien, el sumo Bien, Señor Dios vivo y verdadero.

Tú eres Amor, tú eres Caridad. Tú eres Sabiduría, tú eres Humildad, tú eres Paciencia. Tú eres belleza, tú eres Seguridad, tú eres Paz. Tú eres Gozo y Alegría, tú eres nuestra Esperanza. Tú eres Justicia, tú eres Templanza, tú eres toda nuestra Riqueza. Tú eres Belleza, tú eres Mansedumbre. Tú eres Protector, tú eres nuestro Custodio y Defensor. Tú eres Fortaleza, tú eres Refugio. Tú eres nuestra Esperanza, tú eres nuestra Fe. Tú eres Caridad, tú eres nuestra Dulzura. Tú eres nuestra Vida eterna, grande y admirable Señor, Dios Omnipotente, misericordioso Salvador» (San Francisco de Asís).

Hoy domingo 4 de octubre, día del Señor, también es el día del “Pobrecillo de Asís”, el Hermano universal, testimonio de conversión y de amor a Dios, a todas las criaturas y a toda la creación. San Francisco de Asís vivió bajo el signo de la primera bienaventuranza que es una consigna de inagotable fecundidad. Las palabras de Nuestro Señor Jesucristo que escandalizaron y encantaron a los oyentes de las montañas galileas, fueron recogidas por Francisco, contempladas y vividas de nuevo.

En la lectura de hoy, la parábola de los viñadores malvados sintetiza la historia de la salvación:

  • La viña representa al pueblo elegido, el pueblo de Israel, y su dueño es Dios Padre, quien delimitó su propiedad y que hizo con su pueblo una alianza de amor.
  • Los viñadores simbolizan a los líderes religiosos del pueblo rebelde: los sacerdotes y fariseos.
  • Los siervos que el dueño envía dos veces, de manera paciente y confiada, son los profetas de Dios, que son asesinados por los viñadores.
  • El beneficio que los siervos enviados por el dueño van a buscar, son los frutos de la espiritualidad del pueblo.
  • El heredero del dueño de la viña es Jesús, a quien también los viñadores mataron, porque el pueblo no escuchó a los enviados de Dios.

Sin embargo, el pueblo rebelde no comprendía cuál era el alcance de la misión del hijo del dueño de la viña. Por eso, con autoridad divina, Jesús dice que la piedra angular lo representa a Él mismo, a Jesús resucitado, porque Él es el fundamento, la cabeza de la Iglesia.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Recordemos el maravilloso acontecimiento de la Transfiguración en el que Dios Padre nos habla a todos, a la humanidad entera, cuando dice: «Este es mi hijo, el elegido, escúchenlo». Sin embargo, muchas veces no escuchamos a Jesús a través de su palabra y de las necesidades del prójimo; lo rechazamos y respondemos con la violencia del corazón, cuya manifestación es el pecado.

En la actualidad, nosotros muchas veces rechazamos a nuestros hermanos más necesitados, en quienes se encuentra Jesús; por lo tanto, rechazamos a Jesús. Pero la misericordia de Dios es infinita; Jesús nos ofrece el perdón mediante el sacramento de la reconciliación y nos libera de las ataduras del pecado. Este perdón es una muestra de que Nuestro Señor Jesucristo nos visita continuamente para otorgarnos sus gracias a través de los sacramentos y en todas nuestras vivencias cotidianas, y señalarnos el camino de la salvación.

Con estas reflexiones, es conveniente que nos hagamos algunas interrogantes:

  • ¿Cuántas veces nos comportamos como los viñadores y rechazamos a Jesús, a través de su Palabra, del prójimo, de sus sacramentos, de sus ministros?
  • ¿Sabemos identificar las veces que Dios nos envía profetas y las veces que Él mismo toca nuestra puerta para que nos acerquemos a su misericordia, bondad y amor?
  • ¿Reconocemos y confesamos humildemente nuestros pecados y nos acogemos a la misericordia que Dios nos ofrece?

Que las respuestas a estas interrogantes nos ayuden a disminuir la distancia entre nuestros corazones y el Sagrado Corazón de Jesús.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre celestial, como en la oración de la paz de San Francisco de Asís, cada uno de nosotros queremos pedirte con todo el corazón: “Señor, haz de mí un instrumento de tu paz, que donde haya odio, ponga el amor; que donde haya ofensa, ponga el perdón …”

Señor Jesús, te pedimos, que, con la fuerza del Espíritu Santo, podamos desterrar la violencia escondida que hay en nuestro corazón y comprendamos que tú eres el Redentor del mundo, a quien debemos acoger, escuchar y seguir.

Espíritu Santo ilumina nuestros pensamientos y acciones para que siempre estemos dispuestos a contribuir a que muchos hermanos se acerquen a la fuente de la misericordia divina.

Amado Jesús, imploramos tu misericordia para que todas las almas del purgatorio hereden la vida eterna. Te suplicamos por ellos amado Jesús.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reina de los ángeles, intercede ante tu hijo Jesús por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a la Santísima Trinidad con el “Cántico de las criaturas” de Francisco de Asís:

«Altísimo y omnipotente buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria, el honor y toda bendición. A ti solo, Altísimo, te corresponde y ningún hombre es digno de nombrarte. Loado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente por el hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas. Y es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación.

Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las formaste preciosas y bellas. Loado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento.

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche, y es bello, alegre y vigoroso y fuerte. Loado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y sufren enfermedad y tribulación; bienaventurados los que las sufran en paz, porque de ti, Altísimo, coronados serán. Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. ¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!

Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad porque la muerte segunda no les hará mal. Alaben y bendigan a mi Señor y denle gracias y sírvanle con gran humildad».

Amado Jesús, me comprometo el día de hoy a reconocer las veces que te he fallado, identificando los sentimientos que inspiraron mi acción y pecado, con el fin de estar atento a futuras situaciones que puedan hacerme caer nuevamente.

Amado Jesús, por tu infinito amor hacia nosotros, me comprometo, a acoger tu misericordia a través de tu perdón y a esforzarme para que mis propósitos de enmienda me acerquen más a ti.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.