LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XXX DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A
«Si a uno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?» Lc 14, 5.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1-6
Un sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos lo observaban atentamente. Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: «¿Es lícito curar los sábados, o no?». Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: «Si a uno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?». Y se quedaron sin respuesta.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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En el Evangelio de Lucas se identifican cinco relatos de curaciones en sábado: el endemoniado de la sinagoga en el capítulo 4, versículos 33 al 37; la suegra de Simón en el capítulo 4, versículos 38 y 39; el hombre de la mano atrofiada, en el capítulo 6, entre los versículos 6 y 11; la mujer encorvada, en el capítulo 13, entre los versículos 10 y 16; y el pasaje evangélico de hoy, del hombre hidrópico, en capítulo 14, versículos 1 al 6.
La hidropesía es una enfermedad que se manifestaba con hinchazones. La sanación del hidrópico se presenta como una provocación a los maestros de la ley y a los fariseos, que guardan silencio ante la pregunta de Jesús. Frente a frente presenta la observancia del sábado y la sanación del hidrópico. ¿Por cuál optar? Jesús lo tiene claro: opta por la sanación. Lo que se debe hacer por una persona, no puede ser menos que lo que se puede hacer por un animal.
Con este último signo de sanación en sábado Jesús denuncia nuevamente la manera equivocada e interesada de entender el precepto del sábado y, en general, la Ley. Ya antes, Jesús ya había proclamado su señorío sobre el sábado; y ahora, también en esta región en el camino a Jerusalén, queda establecido que Él es Señor de la vida y también del sábado.
De esta manera, a los maestros de la ley y a los fariseos, Jesús les enseñó que la perfección de la ley empieza por atender primero a los necesitados. Y que ningún precepto puede invalidar la ley del amor.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
Con sus enseñanzas, Nuestro Señor Jesucristo insiste en que el amor a Dios y al prójimo está por encima de cualquier ley. La opción por la persona y por la vida, es un valor fundamental del Reino de Dios. Por eso, todos estamos llamados a defender la vida, aun cuando las leyes o conductas gubernamentales o de cualquier otra índole antepongan otros intereses a la protección de las personas.
Es nuestro derecho y deber defender la vida y la dignidad de todo ser humano; por ello debemos luchar contra del aborto, la eutanasia, las múltiples explotaciones que sufren muchas personas y otras prácticas que atentan contra la vida. Así mismo, de manera decidida y firme nuestro pensamiento, corazón y acciones deben orientarse a defender la familia, la pureza de la niñez y buscar siempre el bienestar de los más débiles e indefensos.
En el campo económico y empresarial, muchas personas en el mundo, preocupadas por los negocios y por conseguir el máximo beneficio en sus operaciones financieras, no comprenden el mensaje de Jesús: hacer el bien, sin reportar un beneficio; amar, sin conseguir nada a cambio. Por eso, la siguiente bienaventuranza ubicada en el capítulo 14 de Lucas, versículo 14: «Dichoso tú, si no pueden pagarte», puede significar para ellos una blasfemia financiera, que nosotros no podemos pasar por alto a la luz del Evangelio.
Sigamos atentos al acontecer cotidiano en nuestra sociedad y en el mundo, analicemos las vivencias a la luz de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo y pidiendo al Espíritu Santo su inspiración permanente.
Hermanos: meditando la lectura de hoy es conveniente hacernos algunas preguntas: ¿Cómo actuamos frente a las necesidades urgentes de nuestro prójimo? ¿Defendemos los derechos de los más débiles y vulnerables?
Que las respuestas a estas interrogantes nos ayuden a poner siempre el amor a Dios y al prójimo por encima de todo.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Amado Jesús, tú que liberas a los cautivos, que sanas a los enfermos, que enderezas a los que se doblan, que amas a los descartados, marginados, explotados y perseguidos, socorre con amor y misericordia a todos los hermanos nuestros que sufren por los olvidos de la humanidad.
Amado Jesús, concede a los difuntos de todo tiempo y lugar tu misericordia para que lleguen al cielo, y protege a las almas de las personas agonizantes de las insidias del enemigo.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre de amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un texto de Bruno Maggioni:
«Nuestro Señor Jesucristo nunca pasó al lado del sufrimiento sin detenerse. No había para él nada más importante que hacer, que acercarse al que sufre. Justo lo contrario a lo que hacen tantos cristianos excesivamente atareados en la construcción del reino.
La conclusión es que, para el Evangelio, lo que suscita la compasión no es el mérito ni ninguna otra razón, sino, simplemente, el hecho de que haya un hombre que esté sufriendo. La compasión de Jesús por todo el que sufre es el espejo más luminoso del amor de Dios al hombre. No se trata simplemente de un medio para hacer creíble el anuncio mismo, sino de un modo de manifestar su profundo contenido.
Jesús no hace milagros para mostrar ante todo su fuerza, sino para revelar su compasión. Jesús toca a los intocables. Su gesto no tiene en cuenta la separación entre lo puro y lo impuro: la supera. Nunca duda en acoger a las personas que son rechazadas».
Queridos hermanos: hagamos el propósito de estar dispuestos y preparados para defender la vida, la familia, la niñez, la adolescencia y a todas las personas vulnerables y marginadas. Hagámoslo a luz del Evangelio y poniendo todas nuestras capacidades al servicio del Reino de Dios, sabiendo y confiando que el Espíritu Santo nos guiará y fortalecerá siempre.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.