JUEVES DE LA SEMANA XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEMANA XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

SAN JOSAFAT, OBISPO Y MÁRTIR

«Como el fulgor del relámpago que brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por esta generación» Lc 17, 24-25.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas, 17, 20-25

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios, Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque el reino de Dios está entre ustedes».

Dijo a sus discípulos: «Llegará un día en el que desearán ver siquiera uno de los días del Hijo del hombre, pero no lo verán. Si les dicen que está aquí o está allí, no vayan ni lo sigan. Como el fulgor del relámpago que brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por esta generación».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy celebramos a San Josafat, obispo y mártir. Josafat, que significa “Dios es mi juez”, nació en Vladimir de Volhinia, en Ucrania, en el año 1580, de padres ortodoxos. Cuando se convirtió al catolicismo, ingresó a la Orden de San Basilio. Fue ordenado sacerdote y llegó a ser arzobispo de Polotzk, Lituania, en 1617.

Fue un predicador incansable. En 1623 visitó la ciudad rebelde de Vitebsk, donde murió después de haber sido golpeado por un grupo de cismáticos. Fue canonizado por el Beato Pío IX, siendo el primer Santo de la Iglesia de oriente con un proceso formal.

El texto de hoy, denominado “La llegada del reino de Dios”, se ubica luego de la curación de los diez leprosos que meditamos el día de ayer.

Los fariseos no están convencidos de que el reino de Dios haya llegado con la venida de Jesús, continúan con la expectativa de una manifestación poderosa del salvador, de tener un mesías que los libere de la opresión política, social y económica que vivían. No tienen la menor idea de que Jesús es quien libera de la esclavitud del pecado, de los cautivos de las tinieblas.

Ante esta realidad, Jesús les responde que el reino de Dios está presente y activo; que no hay que buscarlo en el futuro, sino, hoy y dentro de nosotros. Que no equivale a un espectáculo multitudinario como el que convocan los artistas, deportistas y otras personas en la actualidad.

Esta respuesta, situada en el capítulo 17, es un adelanto del discurso escatológico de Jesús que se ubica en el capítulo 21 de Lucas. Jesús señala que la llegada del reino no se dará antes de que Él padezca persecución y rechazo por parte de los enemigos del plan divino de salvación.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Muchas veces la desproporcionada preocupación por el futuro hace que perdamos la perspectiva del momento presente. No nos dejemos llevar por visiones apocalípticas; más bien, vayamos acumulando tesoros en el cielo, día a día, escuchando y haciendo realidad las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

Él ha instaurado el reino de Dios entre nosotros. Más allá de nuestros méritos y esfuerzos, Él nos brinda una perspectiva totalmente diferente: se acerca a quienes se han alejado de Él mostrándoles su misericordia; así mismo, prefiere la gratitud del samaritano agradecido, a la autosuficiencia de los otros nueve que fueron curados.

Nuestro Señor Jesucristo ha señalado con claridad que el camino a la gloria pasa, indefectiblemente, por la cruz. Actualmente, cuesta comprender que la cruz es una divina expresión de la sabiduría, del amor y del poder de Dios. Por ello, Nuestro Señor Jesucristo se manifiesta en todo momento y en todo lugar; Él venció definitivamente a la muerte y al mal, con su crucifixión, muerte y resurrección.

Hermanos: a la luz de la Palabra de hoy, respondamos: ¿Cuáles son las señales que percibimos para creer firmemente que el reino de Dios está entre nosotros?

Hermanos: que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a identificar la presencia del reino de Dios entre nosotros, plenitud del amor, «fulgor – eterno – del relámpago que brilla de un horizonte a otro». Así mismo, a prepararnos para un encuentro glorioso con Nuestro Señor Jesucristo, el más santo y excelso modelo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Aviva, Señor, en tu Iglesia, el Espíritu que impulsó a san Josafat, obispo y mártir, a dar la vida por su rebaño, y concédenos, por su intercesión, que ese mismo Espíritu nos dé fuerza a nosotros para entregar la vida por nuestros hermanos.

Amado Jesús, tú quieres que vivamos de acuerdo con tus enseñanzas y criterios divinos, concédenos la gracia de realizar, cotidianamente y en tu Santo Nombre, las obras de misericordia espirituales y corporales que testimonien la presencia del reino de los cielos entre nosotros.

Amado Jesús, concede tu Santo Espíritu a quienes gobiernan las naciones para que cuiden con interés de los pobres y marginados.

Amado Jesús, otorga a los difuntos la felicidad de formar parte del reino de los cielos, en compañía de Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María, y de todos los santos.

Madre Santísima, Reina de los ángeles, intercede ante tu amado Hijo por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a la sabiduría de Dios con la lectura del libro de la Sabiduría, desde el capítulo 7, versículo 22 al capítulo 8, versículo uno:

«La sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo, independiente, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos.

La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento, y, en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo; porque es soplo del poder divino, emanación purísima de la gloria del Omnipotente; por eso, nada inmundo se le pega.

Es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad. Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo, y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama solo a quien convive con la sabiduría.

Es más bella que el sol y que todas las constelaciones; comparada a la luz del día, sale ganando, pues a este le releva la noche, mientras que a la sabiduría no le vence el mal. Se despliega con vigor de un extremo al otro y gobierna el universo con acierto».

Queridos hermanos: busquemos el don sobrenatural de la fe y de la sabiduría a través de la oración. Que las obras de misericordia, la Santa Eucaristía, así como a la adoración del Santísimo Sacramento, sean signos de la presencia de Dios entre nosotros.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.