MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DE ADVIENTO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DE ADVIENTO – CICLO B

Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastas llenas. Mt 15, 35-37.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 29-37

En aquel tiempo, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea, subió al monte y se sentó allí. Acudió a él mucha gente llevando consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los pusieron a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y a los ciegos recobrar la vista, y daban gloria al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino». Los discípulos le preguntaron: «¿De dónde vamos a sacar de este despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?». Jesús les preguntó: «¿Cuántos panes tienen?». Ellos contestaron: «Siete y unos pocos peces». Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastas llenas.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

———–

El pasaje de evangélico de hoy, denominado “Jesús sana y alimenta a mucha gente”, está compuesto por dos segmentos:

  • El primer segmento, que comprende los versículos del 29 al 31, presenta un resumen de la actividad sanadora de Jesús: a Él lo siguen multitudes, hombres y mujeres necesitados de sanación corporal y espiritual; en suma, personas necesitadas de liberación. La gente se admira y da gloria a Dios por las sanaciones que observa y recibe.
  • El segundo segmento de la lectura, ubicado entre los versículos 32 al 37, se encuentra también en el evangelio de San Marcos, en el capítulo 8, versículos del 1 al 10. Este segmento presenta un diálogo entre Jesús y sus discípulos sobre las necesidades de alimentación de las personas que lo siguen y la compasión que Él siente por ellas. Este diálogo deriva en el milagro de la multiplicación de los panes que se realiza en favor de los paganos y ocurre en el monte.

En este prodigio, la compasión unida a la gratuidad son las actitudes centrales en el mensaje de Nuestro Señor Jesucristo, convirtiéndolas en sentimientos muy elevados, de tal manera que su enseñanza se puede resumir en una sola frase: «Ve y haz tú lo mismo» (Lc 15, 37).

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En este tiempo de Adviento pidamos al Espíritu Santo que nos otorgue la humilde virtud de la compasión, compartiendo los dones que el Señor nos ha confiado con nuestros hermanos más necesitados.

Nuestro Señor Jesucristo nos invita a sentarnos a la mesa con Él, a compartir con todos nuestros hermanos. Él no excluye a nadie, desea que compartamos lo que tenemos y también lo que somos para construir una tierra nueva.

Así como mucha gente llevaba ante los pies de Jesús a muchas personas necesitadas de salud espiritual y corporal, así también nosotros debemos llevar hacia Jesús a nuestros hermanos que están alejados de los preceptos cristianos. Lo podemos hacer a través de la oración, o también, mediante una invitación expresa para que nuestros hermanos acudan a las comunidades orantes y se acerquen al Rey de reyes.

Todos los creyentes debemos enseñar a quienes no tienen fe y a los enfermos a postrarse ante Nuestro Señor Jesucristo para recuperar la salud del cuerpo y del alma. La fe, con el compartir, motivados por la compasión de Nuestro Señor Jesucristo, son el fundamento para la generación del milagro.

Hermanos: a la luz de la Palabra de Dios, respondamos: ¿Tenemos compasión por los problemas que aquejan a las personas más necesitadas? ¿Nos compadecemos por el futuro de la humanidad sino cambiamos nuestros hábitos de consumo? ¿A qué nos sentimos llamados en este Adviento?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser más solidarios de acuerdo con las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, Padre lleno de amor, te pedimos por las comunidades cristianas para que, llenas de asombro y alegría, reciban el pan de la salvación y lo distribuyan a toda la humanidad que tiene hambre y sed de Nuestro Señor Jesucristo.

Padre eterno, por tu inmenso amor, dígnate dar y conservar los frutos de la tierra para que a nadie le falte el pan de cada día.

Amado Jesús, enséñanos a compartir con nuestros hermanos más necesitados los bienes espirituales y materiales que has puesto en nosotros.

Amado Jesús, ten piedad de los difuntos y ábreles las puertas de tu mansión eterna.

Amado Jesús, te alabamos y te bendecimos, y te damos gracias por tanta bondad y misericordia, por todas las obras que has hecho en nuestras vidas. Bendito seas por siempre amado Señor.

María, Madre Santísima, Madre del Adviento, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos a Dios con la lectura del libro de Isaías, capítulo 25, versículos 6 al 10:

«Aquel día, el Señor del universo preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de buenos vinos; sabrosos alimentos, vinos deliciosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre.

El Señor Dios secará las lágrimas de todos los rostros, y borrará de toda la tierra la deshonra de su pueblo. Lo ha dicho el Señor. Aquel día se dirá: “Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación porque reposará sobre este monte la mano del Señor”».

Hermanos: hagamos el compromiso de actualizar permanentemente en nuestras vidas el mensaje siempre nuevo de Nuestro Señor Jesucristo. Así mismo, invocando la fuerza del Espíritu Santo, acerquemos a Nuestro Señor Jesucristo a los hermanos que se encuentran distanciados.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.