MARTES DE LA SEMANA II DE ADVIENTO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA II DE ADVIENTO – CICLO B

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Lc 1, 30-33.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó ante estas palabras y se preguntó qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios no hay nada imposible».

María contestó: «Aquí está la esclava de Señor; hágase en mí según tu palabra». Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy celebramos con gozo a Nuestra Santísima Madre por su Inmaculada Concepción, dogma proclamado en 1854 por el Papa Pío IX, que confiesa lo siguiente: “A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María ‘llena de gracia’ por Dios había sido redimida desde su concepción. … La bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano”.

Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María, fue liberada por Dios del pecado original; por ello, ella fue una mujer singular, única, como nadie más. Fue una mujer y madre ideal, bondadosa, recta, honrada, que contribuyó en la educación de Jesús. Que amó a su hijo, redentor del mundo, en todo instante, incluyendo los momentos más difíciles que compartió con él a los pies de la cruz. Por esto y muchas otras cosas más, es una Madre Inmaculada.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Hermanos: purísima tenía que ser la Virgen que nos diera a nuestro Salvador que quita el pecado del mundo, el sol de justicia. Purísima tenía que ser la abogada y medianera de todas las gracias y de la santidad. Purísima.

La Solemnidad de la Inmaculada Concepción es una nueva invitación para meditar los misterios de Nuestro Señor Jesucristo en compañía de Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María.

En el pasaje evangélico de hoy contemplamos la obra maravillosa que Dios realizó en María, Nuestra Santísima Madre, a quien, a través del ángel Gabriel, llamó «llena de gracia». Agradezcamos a Dios por la ternura y amor con la que llamó a esta Virgen y por la confianza total y docilidad con que María responde: «Aquí está la esclava de Señor; hágase en mí según tu palabra».

La profundidad del pasaje evangélico es extraordinaria, porque Nuestra Santísima Madre es Virgen porque deja actuar al Espíritu Santo con una disponibilidad total.

Hermanos, a la luz de la docilidad y aceptación de Nuestra Santísima Madre, en el misterio de la anunciación y encarnación del Nuestro Señor Jesucristo, respondamos lo siguiente: ¿Tenemos la disponibilidad de María para ser instrumentos de Dios? ¿Acudimos a Nuestra Santísima Madre, a través del Santo Rosario, para acercarnos más a Jesús? ¿Invocamos al Espíritu Santo en la realización de nuestras actividades cotidianas?

Que las respuestas a estas preguntas nos permitan acercarnos más a Nuestro Señor Jesucristo en la dulce compañía de Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, que, por la Concepción Inmaculada de Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María, preparaste a tu Hijo una digna morada y, en previsión de la muerte de tu Hijo, la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión y compañía, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Padre Eterno, que, en tu infinita misericordia, visitaste a la humanidad a través de la encarnación de tu Hijo amado, haz que, con la fuerza de los dones de tu Santo Espíritu, respondamos con la disposición y docilidad de María para acoger la presencia de tu Hijo.

Padre Eterno, que tu Hijo, el Verbo Encarnado, more en nosotros a través de la Palabra convertida en acción santificadora y que sepamos reconocer al Espíritu Santo en toda circunstancia de nuestras vidas y, de manera especial, en los sacramentos.

Madre Santísima, Madre Inmaculada, Madre de la Divina Gracia, Madre Admirable, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: agradecidos a Dios por nuestra Madre Inmaculada, contemplemos a Nuestra Santísima Madre la Virgen María con un texto de Santa Teresa Benedicta de la Cruz:

«Es en el silencio eterno de la vida interior de Dios donde ha sido tomada la decisión de la Redención. Y es en la oscuridad de una casa silenciosa de Nazaret donde la fuerza del Espíritu Santo ha descendido sobre la Virgen, que está sola y en oración, y se ha realizado la encarnación del Salvador. Luego, la Iglesia naciente, reunida junto a la Virgen silenciosa y en oración, esperaba la nueva efusión del Espíritu Santo, que le había sido prometida para darle vida, para darle su claridad interior, su fecundidad y su eficacia.

En ese diálogo silencioso entre los seres benditos de Dios y su Señor se preparan los acontecimientos de la historia de la Iglesia, lejanamente visibles y que renuevan la faz de la tierra. La Virgen, que guardaba en su corazón cada palabra que se le decía de parte del Señor, prefigura los seres atentos en quienes la plegaria sacerdotal de Jesús hace renacer a la vida sin cesar».

Hermanos: de la misma manera que Nuestra Santísima Madre acoge y recibe al Santo Espíritu Santo, imitemos también nosotros su docilidad y dispongamos nuestros corazones para recibir a Jesús en nuestra vida, que sea Él quien reine en nuestros corazones y acciones a través de su Palabra.

Que el amor de la Santísima Trinidad y el ejemplo de Nuestra Santísima Madre se manifiesten a través de nosotros mediante acciones de gracias, realizando obras de misericordia, meditando la Palabra y rezando el Santo Rosario.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas, poniendo en práctica la Palabra de Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.