VIERNES DE LA SEMANA II DE ADVIENTO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA II DE ADVIENTO – CICLO B

«Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tienen a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Pero la sabiduría de Dios se conoce por sus obras» Mt 11, 18-19.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 16-19

En aquel tiempo, Dijo Jesús a la gente: «¿A quién se parece esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: “Hemos tocado la flauta, pero ustedes no han bailado; hemos cantado lamentaciones, pero ustedes no han llorado”. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tienen a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Pero la sabiduría de Dios se conoce por sus obras».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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El texto de hoy, como el de ayer, forma parte del pasaje denominado “Jesús habla sobre Juan”, que también se ubica en el capítulo 7 de Lucas, versículos del 18 al 35. Hoy meditamos su parte final.

Jesús hace un reproche a quienes no quieren comprometerse con él y lo ilustra a través de los detalles de una metáfora infantil en la que se reconoce a quienes se comportan caprichosamente.

Jesús relata el rol de dos grupos de niños en la plaza de un pueblo. Un grupo tocaba la flauta, imitando una boda, que es fiesta de la vida; el otro cantaba lamentaciones, imitando un entierro que es la memoria de la muerte. Pero en el centro de la plaza había otros niños que no querían entrar en el juego, ni en el de la boda ni en el del entierro.

Estos representan a la generación que no quería nada más que ser ella misma y hacer sus caprichos. De manera que, como no podían dar explicaciones de por qué no querían nada con nadie, lo que hacían era insultar y ofender, tanto a los que jugaban a la boda como a los que imitaban un entierro.

Esa es la misma actitud de aquellos que se sienten autosuficientes y no entran en la dinámica espiritual del Reino de los cielos. Son aquellos que cayeron en un conformismo religioso y no aceptaron a Juan, el penitente austero, y tampoco a Jesús, el Salvador del mundo.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

La actitud de las personas del pasaje evangélico evidencia el comportamiento que exhibimos muchas veces cuando descalificamos lo que no nos interesa o lo que no queremos conocer, a través de una creativa variedad de justificaciones. Sin embargo, los criterios que debemos considerar debemos buscarlos en nuestra propia vida, reconociendo que allí se hace patente la sabiduría de Dios.

Por ejemplo, a las personas soberbias no les gusta la crítica, ya que el ego se altera fácilmente cada vez que se siente frustrado en sus expectativas; esto ocurría en tiempos de Jesús y sucede también ahora en todo el mundo. Hay personas que tienen un gran apego a las enseñanzas tradicionales y no aceptan otros modos de explicar y vivir la fe.

Por ello es vital que pidamos al cielo la lucidez espiritual en la que actúa la sabiduría salvadora de Nuestro Señor Jesucristo, la misma que queda acreditada a través de sus enseñanzas y obras de amor, porque Él mismo es la sabiduría.

Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Es nuestra vida coherente con la fe? ¿Promovemos el respeto y colaboración en nuestra familia, comunidades, centros de estudios y de trabajo? ¿Pedimos al Espíritu Santo la sabiduría en nuestro diario vivir?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a descubrir en nuestras acciones cotidianas el inmenso amor que Nuestro Señor Jesucristo siente por nosotros.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, Padre de la misericordia, estamos dispuestos a seguir las enseñanzas de tu Hijo amado, Nuestro Señor Jesucristo, haz que descubramos tu mano providente cada día.

Amado Jesús, tú eres la Palabra eterna de Dios Padre, tú eres la infinita sabiduría con que fue creado todo el universo. Concédenos saber escuchar tu voz a través de tu Palabra, de nuestros hermanos, de nuestra vida.

Amado Jesús, fortalece al papa Francisco, a los obispos, a los sacerdotes y diáconos, a los consagrados y consagradas, para que, en unión íntima contigo y encendidos por la fe, la esperanza y el amor, lleven tu Paz a toda la humanidad.

Amado Jesús, a todos los hermanos que partieron a tu encuentro, dales también parte en tu felicidad, con Nuestra Santísima Madre, la siempre Inmaculada y Virgen María, y con todos tus santos.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre del Adviento, intercede por nuestras oraciones ante la Santísima Trinidad.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a la sabiduría de Dios con la lectura del libro de la Sabiduría, desde el capítulo 7, versículo 22 al capítulo 8, versículo uno:

«La sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo, independiente, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos.

La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento, y, en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo; porque es soplo del poder divino, emanación purísima de la gloria del Omnipotente; por eso, nada inmundo se le pega.

Es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad. Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo, y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama solo a quien convive con la sabiduría.

Es más bella que el sol y que todas las constelaciones; comparada a la luz del día, sale ganando, pues a este le releva la noche, mientras que a la sabiduría no le vence el mal. Se despliega con vigor de un extremo al otro y gobierna el universo con acierto».

Hermanos: busquemos el don sobrenatural de la fe y de la sabiduría a través de la oración. Hagamos el compromiso de que nuestra vida cotidiana sea coherente con la fe cristiana y seamos promotores del respeto y la colaboración por donde vayamos. Que nuestra oración a la Santísima Trinidad sea constante y que busque siempre la compañía de Nuestra Santísima Madre.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas, poniendo en práctica la Palabra de Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.