FERIA PRIVILEGIADA DEL LUNES DE LA SEMANA III DE ADVIENTO – CICLO B

LECTIO DIVINA LA FERIA PRIVILEGIADA DEL LUNES DE LA SEMANA III DE ADVIENTO – CICLO B

SAN JUAN DE LA CRUZ, PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

«Yo también les voy a hacer una pregunta; si me la contestan, les diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?» Mt 21, 24-25.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 23-27

En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?». Jesús les contestó: «Yo también les voy a hacer una pregunta; si me la contestan, les diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».

Ellos se pusieron a deliberar: «Si decimos “del cielo” nos dirá: “¿por qué no le han creído?”. Si le decimos: “de los hombres”, tememos a la gente, porque todos tienen a Juan por profeta». Y respondieron a Jesús: «No sabemos». Él, por su parte, les dijo: «Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago esto».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Los días que no son domingo en cualquier tiempo litúrgico se llaman ferias. Como norma, las ferias ceden su celebración a todas las solemnidades y fiestas, combinándose con las memorias. Pero, dentro de los días feriales hay una jerarquía, hay ferias que tienen preferencia sobre cualquier otra celebración. En Adviento, las ferias de la última semana tienen preferencia sobre las memorias obligatorias y se les llama “ferias privilegiadas”. Estas tienen la finalidad de prepararnos más intensamente para la Navidad. Por eso, desde hoy, los textos de la liturgia nos van disponiendo para acoger al sol que viene de lo alto.

Hoy celebramos a San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia. Nació en Ávila en 1542. A los 21 años ingresó en el convento de los carmelitas y recibió la ordenación sacerdotal en 1567. En ése mismo año se une a Santa Teresa en el movimiento reformador. En 1568 cambió su nombre por Juan de la Cruz. Sufrió prisión por sus intentos de reforma. Compuso las obras La noche oscura del alma y la Llama de amor viva. Murió en Úbeda en 1591; fue beatificado en 1675 por Clemente X y canonizado por Benedicto XIII.

El alma de San Juan de la Cruz estaba inflamada por la luz de la sabiduría divina y el amor apasionado por Cristo crucificado. Su doctrina se resume en el amor por acompañar en el sufrimiento a Nuestro Señor Jesucristo y en el completo abandono del alma en Dios.

El pasaje evangélico de la “feria privilegiada” de hoy se denomina “La autoridad de Jesús”; se ubica también en el capítulo 11 de Marcos, versículos 27 al 33 y en el capítulo 20 de Lucas, versículos 1 al 8.

Este episodio describe el conflicto que Jesús tuvo con las autoridades religiosas y ocurre en el templo de Jerusalén, después de la expulsión de los mercaderes. Por ello, los sacerdotes y ancianos reaccionan de manera hostil cuando preguntan: “¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?”.

Jesús, a la vez que reafirma el ministerio de Juan Bautista, debate con sus acusadores, los que se ven obligados a dar una respuesta: “No sabemos”. Ante esta reacción, la expresión de Jesús hace que sus acusadores queden humillados ante todos los que observaban esta escena.

La respuesta de Jesús representa una enseñanza para sus discípulos y seguidores con el fin de que se mantengan firmes ante las persecuciones y no sean presa de las manipulaciones ideológicas de cualquier época.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Este tiempo de Adviento, de espera de Nuestro Señor Jesucristo, es un tiempo propicio para descubrir y valorar su presencia en nuestras vidas, en lo cotidiano, en todas las situaciones e interacciones que tenemos diariamente.

La lectura de hoy muestra la falta de entendimiento de los sacerdotes y ancianos para con las enseñanzas de Jesús. Se observa que la ausencia de una capacidad de escucha, así como de comprensión, representan un gran obstáculo para recibir los dones divinos.

Hoy también ocurre lo mismo. Muchas personas perciben la necesidad de Dios y deciden realizar búsquedas espirituales en lugares equivocados y, muchas veces, estas indagaciones no son sinceras.

Hagamos realidad en nuestras vidas las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo para que, en el momento extremo de nuestra existencia, él nos diga: “Vengan y tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber”, tal como lo podemos leer en el capítulo 25 de Mateo, versículo 34.

Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Valoramos la presencia de Nuestro Señor Jesucristo en nuestras vidas? ¿Cómo usamos el poder o autoridad que Dios nos ha conferido?, ¿Lo hacemos para servir o para buscar dominio sobre otras personas?

Hermanos, que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a identificar la presencia de Nuestro Señor Jesucristo en todos los instantes de nuestras vidas, y a saber usar adecuadamente los dones que Dios nos ha otorgado.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, que hiciste a San Juan de la Cruz presbítero, insigne por su perfecta abnegación y amor a la cruz, concédenos imitarle siempre para llegar a la contemplación eterna de tu gloria.

Amado Jesús, tú eres la infinita sabiduría con que fue creado todo el universo. Haz que los gobernantes de las naciones utilicen los dones y autoridad que les has otorgado de acuerdo con tus enseñanzas.

Amado Jesús, escuela de luz, amor y misericordia, concede tu Santo Espíritu a la Iglesia para que, heredera de tu autoridad, sepa llevar hacia ti a toda la humanidad.

Amado Jesús, misericordia pura, concede a todos los difuntos de todo tiempo y lugar el perdón, y ábreles las puertas de la mansión eterna.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre del Adviento, intercede por nuestras oraciones ante la Santísima Trinidad.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Dios a través de la lectura de un fragmento de la publicación Opere, denominado “Insegnamenti spirituali de San Giovanni della Croce”:

«Decía san Juan de la Cruz que san Dionisia Areopagita escribió esa sentencia maravillosa que afirma: “La más divina de todas las obras divinas es cooperar con Dios en el bien de las almas”. Es decir, que la suprema perfección de cualquier ser en su jerarquía y en su grado es ascender y crecer, según su propio talento y sus propias capacidades, en la imitación de Dios y -lo que es más admirable y divino- en ser cooperadores de él en la conversión y en la redención de las almas.

En efecto, en esto brillan las obras propias de Dios, que es gran gloria imitar, y por eso Cristo nuestro Señor las llamó obras del Padre, cuidados de su Padre …

Añadía que es una verdad evidente que la compasión con el prójimo crece más cuanto más se une el alma a Dios por amor. En efecto, cuanto más ama el alma, más desea que este mismo amor sea amado y honrado por todos. Y cuanto más lo desea, más trabaja para ello, tanto en la oración como en todos los otros ejercicios necesarios que a ella le son posibles. Tanto es el fervor y la fuerza de su caridad que estos tales, poseídos por Dios, no se pueden restringir o contentar con su propia y sola ganancia; más aún, al parecerles poca cosa ir al cielo solos, buscan con ansias, afectos celestiales y diligencias exquisitas, conducir con ellos a muchos. Eso nace del gran amor que tienen por Dios y es fruto y efecto propio de la oración y la contemplación perfectas».

Hermanos: hagamos el compromiso de esforzarnos siempre por comprender y entender las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, a la vez que pedimos al Espíritu Santo los dones para el ejercicio de la autoridad que Dios nos ha otorgado.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas, poniendo en práctica la Palabra de Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.