DOMINGO FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL DOMINGO FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA – CICLO B

«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel» Lc 2, 29-32.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«Que Cristo el Señor, Rey del universo, Rey de las familias, esté presente, como en Caná, en cada hogar cristiano para dar luz, alegría, serenidad y fortaleza», San Juan Pablo II en la Exhortación apostólica Familiaris consortio.

Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia meditando la presentación de Jesús en el templo, la bendición de Simeón, la alabanza de la profetisa Ana y el regreso a Nazaret.

Los padres de Jesús, fieles a la tradición y a lo prescrito por el Señor, cumplen con los ritos establecidos por la Ley: la circuncisión del niño a los ocho días de nacido (Lv 12,3), momento en el cual se le imponía el nombre a la criatura; la presentación en el Templo por tratarse del primogénito varón (Éx 13,2.12.15) y la purificación de la madre.

En el texto, la Sagrada Familia es presentada como un modelo extraordinario, único e irrepetible por su composición, y por el significado y trascendencia de su rol en la historia de la salvación. Tiene en su seno al Hijo de Dios.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

La sagrada familia es el más hermoso reflejo del amor santo, del espíritu de servicio, de la comprensión; es un modelo de virtudes humanas con plena disposición a cumplir la voluntad de Dios Padre. Estos fundamentos le otorgan a la familia su carácter sagrado; además, es sostenida por un sacramento que la convierte en la Iglesia doméstica, en una comunidad de fe y amor, en el modelo más sencillo y valioso para la sociedad.

En la actualidad, la familia enfrenta grandes desafíos y nosotros como cristianos estamos llamados a contrarrestar las corrientes ideológicas que fomentan su destrucción al impulsar conductas y formas de unión humanas contrarias a los principios divinos. Levantemos nuestra voz con los argumentos que nos otorga la Palabra y las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Aunque la crisis por la que transita la familia pueda parecer grave, siempre, en los momentos más difíciles se estrechan más los vínculos familiares.

Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Reconocemos a la Sagrada Familia como ejemplo? ¿Cómo podemos contrarrestar la acción de las ideologías que atentan contra la familia?

Que las respuestas a estas preguntas, con la ayuda del Espíritu Santo, nos ayuden a defender firmemente a la familia cristiana como un reflejo de la luminosidad y alegría de la Sagrada Familia de Nazaret. Confiemos en que la compañía de la Sagrada Familia fortalecerá a las familias de toda la humanidad, para que el hogar cristiano sea imitación de ella: una escuela de virtudes, un lugar de encuentro con el Señor, donde los padres sean los primeros educadores en la fe.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, mira con amor y misericordia a todas las familias del mundo entero; acompáñalas, guíalas como lo hiciste con la Sagrada Familia, condúcelas por los caminos del amor y la paz.

Amado Jesús, te damos gracias por nuestras familias, por esta comunidad de amor en la que crecemos y nos fortalecemos para llevar a cabo la misión que nos has encomendado.

Espíritu Santo, luz que penetra las almas, enseña a las familias el camino que las conduce a Nuestro Señor Jesucristo y a Dios Padre, y defiéndelas de los ataques que sufren.

Amado Jesús, misericordia pura, tú que estás sentado a la derecha de Dios Padre, alegra con la visión de tu rostro a nuestros hermanos difuntos.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede por nuestras oraciones ante la Santísima Trinidad.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a la Sagrada Familia a través de la lectura de un escrito de San Juan Pablo II:

«Al final del año nuestro pensamiento se dirige a la Sagrada Familia. Jesús pidió al Padre para que todos fueran uno. Esta oración la pronunció la vigilia de su Pasión, pero la lleva en su corazón desde su nacimiento. “Padre, que sean uno como tú y yo somos uno”. ¿No oraba en este momento también por la unidad de todas las familias humanas?

Es verdad, ante todo pidió por la unidad de la Iglesia, pero la familia sostenida por un sacramento específico es una célula vital de la Iglesia, y es a la vez, según la doctrina de los Padres, una pequeña Iglesia doméstica. Jesús, pues, ha orado desde el comienzo de su venida al mundo para que todos aquellos que creen en él, experimenten su comunión con él a partir de la unidad profunda de sus familias; una unidad que forma parte desde el principio del designio de Dios sobre el amor conyugal que está en el origen de la familia … El que, viniendo a este mundo, se entregó a sí mismo desinteresadamente, ha rogado para que todos los seres humanos, al fundar una familia, se entreguen mutuamente con desinterés: maridos y mujeres, padres e hijos y todas las generaciones que componen la familia, cada uno aportando su propio don particular.

Familia, Sagrada Familia, Familia estrechamente unida al misterio que contemplamos el día del nacimiento del Señor, ¡guía con tu ejemplo a todas las familias del mundo!

Hijo de Dios, presente entre nosotros en el seno de una familia, concede a todas las familias poder creer en el amor y contribuir al bien de toda la humanidad … Enséñales a renunciar al egoísmo, a la mentira, a la búsqueda desenfrenada del provecho personal. Ayúdalos a desarrollar, bajo tu inspiración, las energías inmensas del corazón y de la inteligencia».

Hermanos: hagamos el compromiso de defender los principios divinos que sustentan la familia y de orar mucho por la unidad y la armonía en todas las familias del mundo a ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret. Que prevalezca el respeto por cada uno de sus integrantes, en especial, por los niños y adultos mayores, respetando la vida en toda su extensión humana y divina.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.