JUEVES DE LA OCTAVA DE NAVIDAD – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA OCTAVA DE NAVIDAD – CICLO B

Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Jn 1, 14.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de todo lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos creyeran. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, y grita diciendo: «Este es de quien dije: “El que viene detrás de mí es superior a mí, porque existía antes que yo”». Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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A pocas horas para culminar este año, desde PAX TV les deseamos un feliz y venturoso año 2021. Que la Santísima Trinidad y Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María, los bendigan e iluminen en el 2021 y a lo largo de toda su vida. Que el año venidero sea de paz, salud, alegría y lleno de sabiduría en el seguimiento a Dios.

Hoy es un día de balance y reflexión sobre lo que hemos hecho durante el año con la herencia recibida del Señor. Es un momento propicio para agradecer a Dios por todos los dones recibidos y realizar actos de contrición por nuestros errores y pecados, individuales y colectivos, que hemos cometido en este año que termina. También, para realizar propósitos para el año que comenzará en algunas horas.

Hoy meditamos el solemne prólogo del evangelio de San Juan que presenta una síntesis meditativa del misterio de la Navidad, porque el Niño de Belén es la revelación de Dios, la verdad de Dios y de la humanidad.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Nuestro Señor Jesucristo es el Verbo Encarnado, es la luz que ilumina a toda persona y a toda la humanidad. Pero Él no se impone, iluminará a quien quiera recibirlo. Él disipa toda tiniebla, nos acompaña siempre, y nos otorga la libertad de aceptarlo o rechazarlo. Las tinieblas intentan apagar la luz de Nuestro Señor Jesucristo, pero no pueden, ¡jamás podrán!

Solo la fidelidad y la fe en la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo, así como la perseverancia en la búsqueda de la verdad, pueden garantizar nuestra adhesión a Dios, a la Iglesia y al misterio de la salvación.

A la luz de la Palabra, respondamos: ¿Cómo experimentamos la omnipresencia de la Palabra de Dios en nuestras vidas? ¿Cuál es el balance de nuestra vida cristiana en este año que culmina?

Que las respuestas a estas preguntas, con la ayuda del Espíritu Santo, nos ayuden reconocer la presencia de Dios en cada instante de nuestra vida, y a fortalecer nuestro espíritu con la gracia de Dios, orando, meditando y poniendo en práctica la Palabra de Dios.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, te alabamos y te bendecimos por nuestras vidas, por las alegrías y dones recibidos, y también por los dolores que hemos experimentado a lo largo de este año que culmina. Envíanos tu Santo Espíritu y renueva la faz de la tierra para que tu Santo Nombre sea pronunciado por toda la humanidad.

Padre eterno, mira con amor y misericordia a todos tus hijos, fortalece nuestro espíritu para que podamos vencer las tentaciones que el maligno nos presenta, y podamos seguir a Nuestro Señor Jesucristo con humildad y sencillez.

Amado Jesús, tú que con el misterio de tu nacimiento consuelas a la Iglesia, cólmala también de todos tus bienes y haz que el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes y consagrados, sean buenos administradores de las múltiples gracias divinas.

Amado Jesús, misericordia infinita, admite en tu gloria a todos los difuntos de todo tiempo y lugar.

Madre Santísima, te agradecemos por acoger en tu seno al Hijo de Dios y te pedimos que intercedas ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con la lectura de un escrito de Juan Duns Scoto:

«El águila espiritual, del rápido vuelo, de la mirada que ve a Dios -me refiero a Juan, el teólogo-, trasciende a toda criatura visible e invisible y lleva a cabo su entrada en Dios, que lo deifica. Como mirada indagadora de la verdad más íntima, ha oído al Verbo único, por medio del cual se hicieron todas las cosas. A él se le permitió pronunciarlo y anunciarlo a los hombres: “Al principio ya existía la Palabra” (Jn 1,1).

He aquí que el cielo se ha abierto, he aquí revelado al mundo el misterio de la suprema y Santa Trinidad en su unidad. Al Hijo de Dios que antes, oh santo teólogo, llamaste Palabra, ahora le das el nombre de Vida y de Luz. Y no sin razón has cambiado las denominaciones. Llamaste Palabra al Hijo de Dios porque el Padre ha expresado a través de él todas las cosas. Lo llamaste Luz y Vida porque este Hijo es luz y vida de todas las cosas que han sido creadas por medio de él.

La luz del divino conocimiento se retiró del mundo cuando el hombre se alejó de Dios. La luz se revela ella misma al mundo de dos maneras diferentes: a través de la Escritura y a través de la criatura. Aprende las expresiones del lenguaje divino y en ellas conocerás la Palabra. Capta con los sentidos del cuerpo la belleza de las cosas sensibles y tendrás en ellas la inteligencia del Verbo de Dios. “La luz resplandece en las tinieblas” (Jn 1,5).

Por efecto del pecado original, todo el género humano se encontraba en las tinieblas; no en esas que oscurecen los ojos del cuerpo, sino en esas que oscurecen los ojos del espíritu. Tras su nacimiento de una virgen, la luz resplandece en las tinieblas, esto es, en los corazones de todos los que la conocen. Lo cual es como decir: la luz resplandece en las tinieblas de las almas de los fieles, y resplandece cada vez más, a partir de la fe para encaminarse a la visión plena».

Hermanos: hagamos el compromiso de agradecer a Dios por todos los dones recibidos durante este año que culmina, haciendo un balance espiritual de nuestra vida. Realicemos un acto de contrición por los pecados cometidos. Hagamos el propósito de incrementar nuestros esfuerzos por conocer más la Palabra de Dios y, con la gracia y los dones del Espíritu Santo, convertirla en acciones concretas, en el Santísimo Nombre y amor de Jesús.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.