MARTES DE LA SEMANA V DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA V DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

«Dios y Señor nuestro, ¡qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!». Sal 8, 10.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 1-13

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos meticulosamente, aferrándose a la tradición de los antiguos; y, al volver de la plaza, no comen sino se purifican. Y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de vasos, jarras y ollas. Por eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los antiguos?». Él les contestó: «Bien profetizó lsaías de ustedes, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres».

Y añadió: «¡Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios para conservar su tradición! Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte”. En cambio, ustedes dicen: “Si uno le dice a su padre o a su madre: Los bienes con que podría ayudarte son corbán, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permiten hacer nada por su padre o por su madre. De ese modo anulan la palabra de Dios por una tradición que ustedes mismos se han transmitido; y como estas, hacen muchas otras cosas».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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El pasaje evangélico de hoy, denominado “Jesús habla sobre la tradición”, se encuentra también en el capítulo 15 de Mateo, entre los versículos 1 y 9.

Jesús no viene a abolir prácticas religiosas, sino que viene a purificarlas. Él busca combatir el legalismo que discrimina y excluye a los enfermos, a los pobres, a las mujeres y a los paganos.

Los discípulos no cumplen las normas de pureza porque ya habían comenzado a liberarse de leyes que esclavizan y no están al servicio de la vida.

Jesús responde con sabiduría a las críticas de los fariseos y escribas recurriendo a las Escrituras, haciendo referencia a hechos cotidianos y familiares con el fin de desenmascarar el accionar hipócrita de mucha gente y desnudar el mecanismo del ego religioso. A Jesús no le agrada la vivencia religiosa de ritos sin amor, y menos la evangelización de palabra sin corazón. Jesús promueve una religiosidad auténtica.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Nuestro Señor Jesucristo señala que lo que purifica a las personas es la práctica cotidiana del amor, la solidaridad, la justicia, la misericordia y la entrega generosa a los demás, en especial, a aquellos que más necesitan del amor de Dios.

En la actualidad, la búsqueda del reconocimiento y de los honores humanos va destruyendo la relación con Dios, otorgando a la imagen externa de las personas un mayor valor que a los sentimientos que motivan su accionar. Esta situación genera un panorama que crea confusión espiritual, especialmente, en los niños y jóvenes.

Ante este escenario, se hace necesario purificar las influencias que recibimos de mundo con un sentido crítico, promocionando el amor de Dios en todos los aspectos, principalmente, en la práctica de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo en la vida cotidiana.

Ello implica, entre otras cosas, discernir sobre lo que es bueno para nuestro crecimiento espiritual. Por ejemplo, saber escoger una película, un libro, páginas de internet, un espectáculo, un pasatiempo, etc.; y así, escapar del mercado variopinto que busca relativizar los valores que sustentan la convivencia humana.

Meditando la lectura de hoy, respondamos desde lo profundo de nuestros corazones: cuando hacemos el bien a otras personas, ¿Damos más importancia al cumplimiento o al amor? ¿Buscamos el reconocimiento humano o acumulamos tesoros en el cielo? ¿Discernimos sobre lo que el mundo nos ofrece? ¿Cómo escogemos nuestros alimentos espirituales?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a reconocer y practicar el amor de Dios y al prójimo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Santísima Trinidad, te alabamos, te bendecimos, y te rogamos misericordia para con el mundo. Otorga la paz y la salud en estos momentos difíciles que atraviesan millones de hermanos. Dios bendito.

Espíritu Santo: instrúyenos e ilumínanos para que no nos aferremos a esquemas mundanos y podamos vivir siempre en la voluntad de Dios Padre y ser portadores del amor, de la paz y de la misericordia de Nuestro Señor Jesucristo.

Amado Jesús, te rogamos nos concedas la liberación de todas las cadenas intergeneracionales que nos atan a la enfermedad y al pecado, y aumenta, a través del Espíritu Santo, nuestra fe para seguirte con firmeza, aun en medio de las tribulaciones.

Madre Santísima, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Dios con un texto de Bruno Forte:

«Jesús rompe todos los esquemas: no es un hombre de orden, pero tampoco es un revolucionario político; no es un puritano desdeñoso o un severo censor de las costumbres, ni tampoco es alguien que no conozca el desierto y no llame a la penitencia.

Jesús no se deja capturar en una imagen que satisfaga las expectativas de una parte: su libertad radical lo hace más grande que todas las reducciones en las que se le quiere aprisionar. Es libre en su anuncio del Reino, como obra gratuita y maravillosa del Padre, a quien el hombre está llamado a responder con la conversión del corazón. Semejante revelación de la libertad del Maestro pide al discípulo el seguimiento de la libertad del amor, a saber: pide que la comunidad de los creyentes y el cristiano sean libres y liberadores.

Una Iglesia libre significa, en primer lugar, una comunidad que vive en una obediencia radical a la Palabra de Dios: su fuerza y su riqueza residen en la entrega incondicionada a su Señor. Cualquier otro motivo de seguridad y de vanagloria sería blasfemia y escándalo. Los cristianos, discípulos del hombre libre, se esforzarán en hacer crecer con la oración y con la vida la experiencia de la libertad en sí mismos y en el mundo en el que viven, sin buscar la eficacia inmediata o el consenso exterior.

El que es verdaderamente libre para el Padre y para los otros, sabe calcular con lo ignoto, es decir, cree, más allá de toda posibilidad, en la posibilidad imposible, esa que la libertad de Dios, revelada en Jesucristo, ha prometido a la historia. Quien es verdaderamente libre atestigua que la libertad, incluso cuando parece derrotada, merece ser vivida, y es contagiosa y liberadora, porque, como la libertad de Jesús, es revelación y don de un misterio mayor. La única liberación que no decepciona es aquella que fue ofrecida en Jesucristo a la historia: la liberación de nosotros mismos para existir, en el amor y en la esperanza, para el Padre y para los otros».

Queridos hermanos: pidamos diariamente al Señor que nos ayude a purificar nuestro espíritu tomando como fundamentos a la bondad, el amor y la sabiduría del corazón.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.