LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA V DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B
SANTA ESCOLÁSTICA
«Escúchenme todos y entiendan: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga» Mc 7, 14-15.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, Jesús llamó de nuevo a la gente y le dijo: «Escúchenme todos y entiendan: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, sus discípulos le pidieron que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿También ustedes siguen sin entender? ¿No comprenden? Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y va a parar al excusado».
Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón del hombre salen las malas intenciones, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, insensatez. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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Hoy celebramos a Santa Escolástica, hermana gemela de San Benito, el santo que fundó la primera comunidad religiosa de occidente. Nació el año 480, en Nursia, Italia. Desde muy joven se dedicó a la vida religiosa. Su hermano dirigía un gran convento para hombres en Monte Casino, y Escolástica fundó un convento para mujeres a los pies del mismo monte.
Pocos días antes de la muerte de la santa su hermano fue a visitarla y después de haber pasado el día entero en charlas religiosas, el santo se despidió y se dispuso a volver al monasterio. Era el primer jueves de Cuaresma del año 547. Tres días después, la santa murió, y su hermano que se encontraba absorto en la oración tuvo la visión del alma de su hermana ascendiendo al cielo en forma de paloma.
El pasaje evangélico de hoy denominado “Jesús habla sobre la verdadera pureza”, se encuentra también en el capítulo 15 de Mateo, entre los versículos 10 y 20.
El tema central de hoy es la pureza. Jesús explica a los discípulos el verdadero significado de la pureza ante Dios. Y lo hace abriendo un nuevo camino, enseñando que lo impuro en las personas viene de adentro, del corazón, y no de afuera como lo enseñaban los doctores de la ley.
En una época en la que la gente vivía con miedo ante tantas cosas que eran consideradas impuras, todo cambia: desde ese momento, a través de Jesús, era posible alcanzar la pureza de cuerpo y del alma porque Él pone el acento en el interior de la persona. De esta manera, se va produciendo la ansiada liberación. Recordemos Jn 14, 23: «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y haremos morada en él».
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
En la actualidad, el desconocimiento de las Sagradas Escrituras, en especial, del Nuevo Testamento, sumada a otras corrientes anticristianas, se convierte en una fuente de especulaciones malignas que profundizan el alejamiento de Dios.
Esta situación representa un desafío para todos. Nos lleva a mirar con todo nuestro ser a la fuente de la pureza, que es Nuestro Señor Jesucristo a través de la lectura orante de la Palabra y de la vivencia de sus enseñanzas. Porque lo que purifica a una persona es el amor, la solidaridad, la justicia, la misericordia, la entrega a los demás y la práctica de todas las virtudes cristianas que se encuentran en las Sagradas Escrituras.
«Si se mantienen fieles a mi Palabra, serán realmente discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres», dice el Señor.
Meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Cómo nos purificamos en nuestra vida cotidiana? ¿Incorporamos la lectura orante de la Palabra en el proceso de purificación de nuestra alma? ¿Ayudamos a otras personas a purificar su corazón?
Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a purificar nuestro corazón y practicar el amor a Dios y al prójimo de acuerdo con las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, y que la sabiduría recorra nuestra vida presente y futura.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Oh, Dios y Padre nuestro: te damos gracias hoy por los santos como Santa Escolástica; ellos nos recuerdan que una vida de oración y de comunidad dan testimonio de tu presencia en este mundo. Haznos también ver claramente que eres tú nuestro Padre, que tú eres el sentido de nuestras vidas y que el lazo definitivo que nos une a todo el mundo es Jesucristo nuestro Señor.
Amado Jesús, fuente infinita de pureza y amor, líbranos de las impurezas intergeneracionales que nos atan al pecado, concede salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores y a todos, abundancia de salud y de paz.
Espíritu Santo: instrúyenos e ilumínanos para que no nos aferremos a esquemas mundanos y podamos vivir siempre en la voluntad de Dios Padre y ser portadores del amor, de la pureza, de la paz y de la misericordia de Nuestro Señor Jesucristo.
Madre Santísima, Inmaculada Concepción, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Dios con un texto de Filoteo el Sinaíta:
«En todo momento, a cada instante, guardemos celosamente nuestro corazón de los pensamientos que oscurecen el espejo del alma, que por su naturaleza está destinado a recibir los rasgos y la impresión luminosa de Jesucristo. Jesucristo, sabiduría y fuerza de Dios Padre, pone su marca e inscribe su imagen luminosa sobre él. Entonces, sin reposo, busquemos en nuestro corazón el Reino de los cielos.
Quien no se libra de los malos pensamientos, es imposible que se guarde puro de los pecados del hombre exterior. Si de su corazón no extirpa de raíz los malos pensamientos, ellos lo llevarán a las malas obras.
La causa de la mirada adúltera es que el ojo interior se ha entregado al adulterio y a las tinieblas. La causa del deseo de escuchar infamias es que escuchamos a los demonios infames que están en nosotros. Debemos, entonces, en el Señor, purificarnos en el interior y en el exterior, guardar limpios nuestros sentidos, mantenernos puros alejándonos de toda actividad inspirada por la pasión y el pecado.
Anteriormente, dados a la vida mundana, en la ignorancia y vanidad de nuestra inteligencia, nos mostrábamos serviles con nuestra inteligencia y sentidos a la mentira del pecado. Ahora, retornando a la vida según Dios, con nuestra inteligencia y sentidos es necesario servir a Dios vivo y verdadero, a su justicia y voluntad.
Emprendamos el combate de la inteligencia contra esos demonios, para que su voluntad malvada no llegue a nuestras obras como pecados reales. Si extirpamos de nuestro corazón el pecado, encontraremos en él, el reino de Dios. Con esta bella ascesis, guardemos en Nombre de Dios la pureza y la continua compunción de nuestro corazón.
Cuidad vuestro espíritu con la atención más intensa. Desde que percibáis un pensamiento resistidle sin demora y, al mismo tiempo, apresuraos a invocar a Cristo nuestro Señor para que ejercite su venganza. No habréis terminado de invocarlo y ya el dulce Jesús os dirá: “Estoy aquí, cerca de ti para socorrerte”».
Hermanos, hagamos el compromiso de fortalecer y proteger la pureza de nuestros pensamientos y cuerpos, pidiendo siempre el auxilio del Espíritu Santo a través de la oración, realizando obras de misericordia, meditando la Palabra, participando de la Santa Eucaristía, adorando al Santísimo Sacramento y acudiendo al sacramento de la penitencia.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.