LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA VI DE PASCUA – CICLO B
SAN MATÍAS, APÓSTOL
«No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den fruto». Jn 15,16.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan 15,9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría sea completa.
Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya nos los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto dure. De modo que todo lo que pidan a mi Padre en mi nombre, Él se lo concederá. Esto les mando: que se amen unos a otros».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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Hoy celebramos a San Matías, apóstol, quien habría sido uno de los setenta discípulos misioneros a los que Jesús envió, según Lc 10,1. Matías constituye la duodécima columna en el colegio apostólico. Los Once lo eligieron para sustituir a Judas Iscariote ya que había seguido a Jesús durante su ministerio público, desde su bautismo por Juan Bautista hasta el día de la ascensión de Jesús al cielo. Su nombre se encuentra en la segunda lista de santos del canon romano.
El pasaje evangélico de hoy señala que permanecer en el amor es estar vinculado a la fuente de la perfecta alegría, amando a los hermanos como Jesús nos amó. De esta manera somos amigos y no siervos, con la certeza plena de que Jesús nos eligió, que no fuimos nosotros quienes lo elegimos. De esta manera, daremos fruto, el treinta, el sesenta o el ciento por uno, y todos abundantes.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
El verdadero discípulo debe permanecer en el amor de Nuestro Señor Jesucristo; es decir, compartir el amor de la Santísima Trinidad con sus hermanos, especialmente con aquellos que tienen carencias espirituales y materiales.
El verdadero discípulo, consciente de su amistad con Nuestro Señor Jesucristo, está dispuesto a la entrega total. Por ello, el discípulo – amigo acoge el amor y lo corresponde, estando dispuesto a amar hasta el extremo. El verdadero discípulo es impulsado por la fuente de la libertad y la alegría, que es el Espíritu Santo. No es él quien tiene que dar fruto, sino aquel que lo ha amado y lo ha elegido previamente.
Esto significa tener un corazón benevolente, que nunca se niega a perdonar, que siempre busca el bien de los demás, aunque actúen en su contra. Lo cual es una de las mayores conquistas del cristiano, que se logra con oración y decisión propia para dominar el egoísmo que muchas veces susurra al oído.
Hermanos, con nuestra firme decisión de permanecer en el amor de Jesús, respondamos lo siguiente: ¿Permanecemos con firmeza en el amor de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Cómo son nuestros frutos en el seguimiento a Jesús?
Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a comprender que la condición para dar fruto es amar a nuestros hermanos, invocando siempre la ayuda del Espíritu Santo.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Oh, Dios, que quisiste agregar a san Matías al colegio de los apóstoles; concédenos, por sus ruegos, que podamos alegrarnos de tu predilección al ser contados entre tus elegidos.
Padre eterno, gracias por mostrarnos tu amor a través de Jesús y del Espíritu Santo, y por ser un Padre misericordioso que nos ama y nos cuida.
Amado Jesús, Maestro y amigo, concédenos un espíritu humilde y otórganos la gracia de amar como tú nos amas, para que podamos dar fruto en este mundo tan necesitado de tu amor y misericordia.
Amado Jesús, inspíranos con el Espíritu Santo para tener el valor de dar testimonio de tu infinito amor a las personas que tienen grandes necesidades espirituales y materiales.
Amado Jesús, inspira en los jóvenes la gracia de ser tus amigos y, con los dones del Espíritu Santo, fortalece su vocación de servicio a la Iglesia.
Amado Jesús, que los moribundos y los que ya han muerto, obtengan tu misericordia eterna, te lo suplicamos Señor.
Madre Celestial, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos Nuestro Señor Jesucristo con un texto de Tertuliano:
«Cristo Jesús, nuestro Señor, durante su vida terrena, iba enseñando por sí mismo quién era él, qué había sido desde siempre, cuál era el designio del Padre que él realizaba en el mundo, cuál ha de ser la conducta del hombre para que sea conforme a este mismo designio; y lo enseñaba unas veces abiertamente ante el pueblo, otras aparte a sus discípulos, principalmente a los doce que había elegido para que estuvieran junto a él, y a los que había destinado como maestros de las naciones. Y así, después de la defección de uno de ellos, cuando estaba para volver al Padre, después de su resurrección, mandó a los otros once que fueran por el mundo a enseñar a las naciones y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19).
Seguidamente, los apóstoles -palabra que significa “enviados”- después de haber elegido a Matías, echándolo a suertes, para sustituir a Judas y completar así el número de los doce, apoyándose en una profecía de un salmo de David, recibieron la fuerza del Espíritu Santo para hablar y realizar milagros, como lo había prometido el Señor. Dieron, primero en Judea, testimonio de la fe en Jesucristo e instituyeron allí Iglesias. Después fueron por el mundo para enseñar a las naciones la misma doctrina y la misma fe.
Después continuaron fundando Iglesias en cada población, de manera que otras Iglesias tomaron y siguen tomando, para ser verdaderas Iglesias, el retoño de su fe y la semilla de su doctrina… Son prueba de esta unidad la comunión y la paz que reinan entre ellas, así como su mutua fraternidad y hospitalidad. Todo lo cual no tiene otra razón de ser que su unidad en una única tradición de un mismo misterio. Lo que los apóstoles predicaron es lo que Cristo les reveló, y el único medio de saber qué es lo que predicaron, es el recurso a la Iglesias fundadas por los mismos apóstoles, las que ellos adoctrinaron de viva voz y, más tarde, por carta».
Queridos hermanos: dispongamos nuestro corazón para fortalecer nuestra amistad con Jesús. Para ello, oremos y pidamos la fe y los dones espirituales para desterrar el egoísmo de nuestro corazón y de nuestras acciones hasta obtener una invencible preocupación por el bien de los demás. Extendamos a nuestros hermanos la amistad que Jesús nos otorga mediante la realización de obras de misericordia y consolidemos nuestra posición cristiana frente a las ideologías que el mundo propone.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.