MIÉRCOLES DE LA SEMANA X DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA X DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

SAN EFRÉN DE SIRIA

«En verdad les digo que antes pasarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley». Mt 5,18.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No crean que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar pleno cumplimiento. En verdad les digo que antes pasarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el Reino de los Cielos. Pero quien los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy celebramos a San Efrén, diácono y doctor de la Iglesia, que primero ejerció en Nísibe, su patria, el ministerio de la predicación y la enseñanza de la doctrina, pero cuando los persas invadieron Nísibe se trasladó a Edesa con los discípulos que le habían seguido, donde inició una escuela teológica, ejerciendo su ministerio con la palabra y escritos. Célebre por su vida austera y la riqueza de su doctrina; por los himnos que compuso mereció ser llamado “cítara del Espíritu Santo”.

El pasaje evangélico de hoy también forma parte del Sermón de la Montaña; integra un texto que se extiende desde el versículo 17 al 48, en el que Jesús interpreta y explica la Torá, la Ley. Jesús señala claramente que no ha venido a abolir la Ley y los profetas, sino a darle cumplimiento y plenitud.

Cumplimiento porque Jesús está prefigurado en el Antiguo Testamento y cumplió todo lo que estaba escrito sobre Él en la Ley y los profetas. Su vida, enseñanzas y su pasión, muerte y resurrección forman parte de dicho cumplimiento.

Jesús le da plenitud porque la Ley va más allá del cumplimiento de los diez mandamientos de Moisés; Jesús lleva la Ley al extremo radical del amor, rompiendo todos los esquemas humanos, proclamando el amor a través del perdón, de la entrega total a Dios mediante el servicio a los demás, señalando que el poder está en el servicio. Por ello, Jesús interpreta el verdadero sentido de algunos pasajes del Antiguo Testamento, adiciona enseñanzas y revelaciones, y perfecciona la Ley.

Jesús es claro cuando afirma que quebrante uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Por ello, después de las bienaventuranzas y de las parábolas de la sal y de la luz, las palabras de Jesús, hoy, llevan la Ley a la plenitud.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

En el pasaje evangélico de hoy se aprecia que el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento están íntimamente unidos y ese maravilloso vínculo es Jesús, que se da a conocer como la plenitud de la Revelación. Él es el Verbo encarnado, Él es la Palabra viva, Él es la Palabra de Dios, Él es verdadero Dios y verdadero hombre, que viene a toda la humanidad para hacernos conocer quién es Dios y cómo y cuánto nos ama.

Nuestro Señor Jesucristo nos da las muestras más maravillosas del amor y lo hace con su entrega total en la cruz, perdonando a quienes lo están matando. Por ello, por ese mismo amor que viene de Jesús, debemos guardar sus mandamientos con obras y de verdad. Porque el amor no sólo es un sentimiento, requiere de obras de amor que nos lleven a servir a nuestros hermanos y darles a conocer a Dios, invitarlos a todos a cumplir sus mandamientos y llevar su evangelio a todo el mundo. En esta misión, que debemos realizar en cualquier circunstancia de nuestras vidas, la acción del Espíritu Santo nos ayudará siempre a entender la Palabra y a explicarla a nuestros hermanos con valentía y fe.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico de hoy, respondamos: ¿Cómo experimentamos diariamente la Ley de Dios? ¿Qué obras de misericordia hacemos para resaltar el valor sagrado que el ser humano tiene a los ojos de Dios?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a cumplir con alegría y esperanza la Ley de Dios, siguiendo a Nuestro Señor Jesucristo con determinación y con fe creciente, en un mundo en el que, el poder, la corrupción, las vanas riquezas y tantas otras oscuridades, ocultan el rostro del Señor.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, infunde en nuestros corazones el Espíritu Santo que con su inspiración impulsaba a tu diácono san Efrén a cantar con alegría tus misterios y a consagrar su vida a tu servicio.

Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, envía tus dones y enciende en nosotros el fuego de tu amor para que, fortalecidos, la Palabra sea en nosotros Espíritu y Vida.

Espíritu Santo: fortalece con tus dones a los sacerdotes, a los consagrados y consagradas, para que sean fiel testimonio del amor de Nuestro Señor Jesucristo y de Dios Padre.

Espíritu Santo: despierta las vocaciones para llevar la Palabra a todos los confines de la tierra y dar valiente testimonio del amor de Dios Padre y de Dios Hijo.

Padre Eterno, que nuestra participación en los sacramentos sean fuente de gracia para realizar obras de misericordia y de defensa en favor de las personas más débiles y vulnerables.

Padre eterno, concede a todos los difuntos, de todo tiempo y lugar, gozar siempre de la compañía de Nuestra Santísima Madre María, de San José y de todos los santos.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: en este día que conmemoramos a San Efrén, contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con la lectura de uno de sus escritos sobre el aposento donde tuvo lugar la Última Cena:

«¡Oh tú, lugar bendito, estrecho aposento en el que cupo el mundo! Lo que tú contuviste, no obstante estar cercado por límites estrechos, llegó a colmar el universo. ¡Bendito sea el mísero lugar en que con mano santa el pan fue roto! ¡Dentro de ti, las uvas que maduraron en la viña de María fueron exprimidas en el cáliz de la salvación!

¡Oh, lugar santo! Ningún hombre ha visto ni verá jamás las cosas que tú viste. En ti, el Señor se hizo verdadero altar, sacerdote, pan y cáliz de salvación. Sólo El bastaba para todo y, sin embargo, nadie era bastante para Él. El Altar y cordero fue, víctima y sacrificador, sacerdote y alimento…».

Hermanos, estamos llamados a una unión plena con Jesús, para ello, debemos cumplir sus sagrados mandatos. Invoquemos siempre al Espíritu Santo para que nos fortalezca, inspire y aconseje sobre cómo actuar frente a las acechanzas del maligno que disfraza de falsa felicidad sus propuestas de ruina y muerte espiritual.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.