VIERNES DE LA SEMANA X DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA X DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

«Al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto brotó sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero». Jn 19,33-35.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 19,31-37

En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación de la Pascua., para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados y le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto brotó sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar de la Escritura, dice: «Mirarán al que traspasaron».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy la Iglesia celebra al Sacratísimo Corazón de Jesús, que late al ritmo del amor de Dios Padre. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tiene sus orígenes en los inicios de la Iglesia; pero va adquiriendo fuerza en la Iglesia, en la Edad Media, a través de místicos alemanes como Matilde de Magdeburgo, Matilde de Hackeborn y Gertruda de Helfta, así como el beato dominico Henry Suso.

El culto floreció en el siglo XV por Santa Margarita Alacoque y San Juan Eudes, a quien el obispo de Rennes concedió celebrar una fiesta en honor del Corazón de Jesús en su comunidad en 1672. En 1765 Clemente XIII concedió a Polonia y a la Archicofradía Romana del Sagrado Corazón la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. En 1856, con Pío IX, la solemnidad se extendió a la Iglesia universal y se insertó en el calendario litúrgico.

El centro de gravedad del pasaje evangélico de hoy es la herida del costado de la que mana sangre y agua. La sangre representa el amor infinito y el agua simboliza la vida, que es Nuestro Señor Jesucristo.

Santa Margarita María Alacoque nos dice: «Recibe el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo si quieres vencer a tus enemigos y encontrar la fuerza y el consuelo que necesitas: Él no te negará si se lo pides».

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

Adoremos al Sagrado Corazón de Jesús, leyendo las doce promesas realizadas por Nuestro Señor Jesucristo a la Bienaventurada Santa Margarita Alacoque:

«Las doce promesas son:

  1. Les daré todas las gracias necesarias conforme a su estado.
  2. Pondré la paz en las familias. Uniré a las familias entre sí con los lazos de la concordia.
  3. Los consolaré en todas sus aflicciones.
  4. Seré su refugio seguro durante la vida y principalmente en la hora de la muerte.
  5. Bendeciré abundantemente todas sus empresas.
  6. Los pecadores hallarán en mi corazón un océano de gracias y de perdón.
  7. Las almas tibias se harán fervorosas.
  8. Las almas fervorosas se elevarán con rapidez a gran perfección.
  9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
  10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más endurecidos.
  11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
  12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final».

Hermanos, meditando el pasaje evangélico de hoy, respondamos: ¿Cómo demostramos nuestra gratitud al Sagrado Corazón de Jesús por su infinito amor y generosidad?

Que las respuestas a esta pregunta nos impulsen a adorar al Sagrado Corazón de Jesús y ser pregoneros de sus glorias, como lo fue Santa Margarita de Alacoque.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, que, en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación.

Padre eterno, ilumina a todos los hombres con la gracia del Espíritu Santo, y que nada marchite la primavera de tu ternura.

Amado Jesús, concede a todos los difuntos, de todo tiempo y lugar, gozar en la Casa de Dios Padre de la compañía de Nuestra Santísima Madre María, de San José y de todos los santos.

Madre Santísima, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos al Sagrado Corazón de Jesús con una homilía de San Buenaventura:

«Y tú, hombre redimido, considera quién, cuál y cuán grande es éste que está pendiente de la cruz por ti. Su muerte resucita a los muertos, su tránsito lo lloran los cielos y la tierra, y las mismas piedras, como movidas de compasión natural, se quebrantan. ¡Oh corazón humano, más duro eres que ellas, si con el recuerdo de tal víctima ni el temor te espanta, ni la compasión te mueve, ni la compunción te aflige, ni la piedad te ablanda!

Para que del costado de Cristo dormido en la cruz se formase la Iglesia y se cumpliese la Escritura que dice: “Mirarán a quien traspasaron”, uno de los soldados lo hirió con una lanza y le abrió el costado. Y fue permisión de la divina providencia, a fin de que, brotando de la herida sangre y agua, se derramase el precio de nuestra salud, el cual, manando de la fuente arcana del corazón, diese a los sacramentos de la Iglesia la virtud de conferir la vida de la gracia, y fuese para los que viven en Cristo como una copa llenada en la fuente viva, que brota para comunicar vida eterna.

Levántate, pues, alma amiga de Cristo, y sé la paloma que labra su nido en los agujeros de la peña; sé el pájaro que encuentra su casa y no deja de guardarla; sé la tórtola que esconde los polluelos de su casto amor en aquella abertura sacratísima. Aplica a ella tus labios para que bebas el agua de las fuentes del Salvador. Porque ésta es la fuente que mana en medio del paraíso y, dividida en cuatro ríos que se derraman en los corazones amantes, riega y fecunda toda la tierra.

Corre con vivo deseo a esta fuente de vida y de luz quienquiera que seas, ¡oh alma amante de Dios!, y con toda la fuerza del corazón exclama:

“¡Oh hermosura inefable del Dios altísimo, resplandor purísimo de la eterna luz! ¡Vida que vivificas toda vida, luz que iluminas toda luz y conservas en perpetuo resplandor millares de luces, que desde la primera aurora fulguran ante el trono de tu divinidad!

¡Oh eterno e inaccesible, claro y dulce manantial de la fuente oculta a los ojos mortales, cuya profundidad es sin fondo, cuya altura es sin término, su anchura ilimitada y su pureza imperturbable!

De ti procede el río que alegra a la ciudad de Dios. Recrea con el agua de este deseable torrente los resecos labios de los sedientos de amor, para que con voz de regocijo y gratitud te cantemos himnos de alabanza, probando por experiencia que en ti está la fuente de la vida y tu luz nos hace ver la luz”».

Hermanos, pidamos al Espíritu Santo que nos permita comprender los sagrados misterios que esconde el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, y ser portadores de su amor a través de obras de misericordia, especialmente, hacia nuestros hermanos más necesitados. Diariamente, dediquemos un tiempo a meditar sobre el Sagrado Corazón de Jesús.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.