JUEVES DE LA SEMANA XV DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEMANA XV DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

SAN BUENAVENTURA, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

«Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré». Mt 11,28.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,28-30

En aquel tiempo, Jesús exclamó: «Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

———–

Hoy celebramos a San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia. Nació en Bañoreal, cerca de Vitervo, en Italia, en 1221. Se llamaba Juan, pero dicen que cuando era muy pequeño enfermó gravemente y su madre lo presentó a San Francisco, el cual acercó al niñito de cuatro meses a su corazón y le dijo: «¡BUENA VENTURA!» que significa: «¡Buena suerte!». Y el niño quedó curado, por eso cambio su nombre Juan, por el de Buenaventura. Tomó los hábitos de la orden seráfica llegando a ser superior general de los frailes menores; se le conoce como el segundo fundador de la orden franciscana.

Al término del Concilio de Lyon, dirigido por San Buenaventura, por orden del Sumo Pontífice, el santo sintió que le faltaban las fuerzas, y el 15 de julio de 1274 murió santamente asistido por el Papa. San Buenaventura se caracterizaba por su humildad y caridad. Recibió el título de «Doctor Seráfico» por las virtudes angélicas que realzaban su saber. Fue canonizado en 1482 y declarado Doctor de la Iglesia en 1588.

En el evangelio de hoy, Jesús hace un llamado universal para que, cuando nos sintamos cansados y agobiados, lo busquemos porque Dios es alivio y descanso. Además, Jesús insiste en la humildad como virtud esencial para el seguimiento cristiano. Señala que debemos aprender de él, haciendo referencia a su misión evangélica en la que demuestra su amor, mansedumbre y humildad de corazón, hasta el extremo.

Para comprender tan grande misterio, leamos a San Buenaventura: «Si quieres saber cómo se realizan algunas cosas, pregunta a la gracia, no al saber humano; pregunta al gemido expresado en oración, no al estudio ni a la lectura; pregunta a Dios, no al hombre».

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

Jesús nos enseña que todas nuestras facultades son dones otorgados desde lo alto del cielo; por lo tanto, el agradecimiento debe brotar de nuestro corazón de manera espontánea y con el convencimiento de que es Jesús quien nos protege y alivia de todo sufrimiento en cualquier circunstancia de nuestras vidas.

En el mundo hay muchas personas que viven apesadumbradas por las conductas que promueve el enemigo del amor, y están envueltas en una interminable vorágine porque el mundo es fuente de inquietud y agitación. Ante esta situación, es nuestro deber proclamar que el descanso no está lejos de la humanidad, que está solo a una oración o invocación de distancia, porque Nuestro Señor Jesucristo no rechaza a nadie y él nos alivia de todos los males.

Hermanos: a la luz de la Palabra de Dios, respondamos: ¿Nos acercamos realmente a Jesús cuando nos sentimos cansados y agobiados? ¿Ayudamos a otras personas, que se encuentran apesadumbradas, a acercarse al alivio espiritual de Nuestro Señor Jesucristo?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser plenamente conscientes de que Nuestro Señor Jesucristo no excluye a nadie, que su misericordia, amor y alivio están muy cerca de toda la humanidad.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, Dios todopoderoso, concede a cuantos hoy celebramos la fiesta de tu obispo san Buenaventura la gracia de aprovechar su admirable doctrina e imitar los ejemplos de su ardiente caridad.

Amado Jesús, otórganos humildad y mansedumbre para acercarnos a tu alivio divino y a tu misericordia y podamos encontrar el consuelo y alivio que solo tú puedes dar.

Santísima Trinidad, libéranos de las pesadas cargas del mundo y haz que podamos llevar el yugo suave y la carga ligera que nos propone Nuestro Señor Jesucristo.

Amado Jesús, te pedimos por quienes rigen los destinos de las naciones, para que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor, para que haya paz, salud y concordia entre los pueblos.

Amado Jesús, que nuestros hermanos difuntos, que encomendamos a tu misericordia, se alegren en tu reino.

Madre Celestial, Madre de la Divina Gracia, Reina de los ángeles, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

Oremos con San Buenaventura:

«“Yo soy la vid verdadera”, dice el Señor (Jn 15,1). ¡Oh, Jesús, vid benigna, ven! ¡Oh, Señor Jesucristo!, árbol de la vida, situado en el centro del paraíso, tus hojas son medicinales, ¡tus frutos son para la vida eterna! ¡Oh, flor y fruto bendito de la bendita rama – que es la purísima Virgen María -, sin ti nadie es sabio, porque tú eres la sabiduría del Padre eterno! Dígnate alimentar con el pan del intelecto y con el agua de la sabiduría mi débil y árida mente. Así sea».

  1. Contemplación y acción

Contemplemos la sabiduría divina de Nuestro Señor Jesucristo con un texto de San Buenaventura:

«La soberana sabiduría está escrita en el libro de la vida, que es Jesucristo, en quien Dios Padre escondió todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia. Por eso, el Unigénito de Dios como Verbo increado es el libro de la sabiduría, es la luz de la mente del sumo Artista, llena de razones vivas y eternas; como Verbo inspirado, ilumina los intelectos de los ángeles y de los santos; como Verbo encarnado, irradia las mentes racionales unidas a la carne.

De este modo, la multiforme sabiduría de Dios desde él y en él reverbera por todo el Reino, como a través de un espejo de belleza que incluye todas las especies y toda luz, y como libro donde, según el misterio de Dios, están descritos todos los misterios.

¡Oh! Si yo pudiera encontrar este volumen del origen eterno, y de la esencia incorruptible, de la sabiduría que es vida y de la escritura imposible de cancelar. Este libro cuya meditación es deseable, fácil su doctrina, dulce su ciencia, inescrutable su profundidad, inexpresables sus palabras, este libro cuyas palabras son en el fondo un solo verbo. En verdad, como dice el capítulo 8 de Proverbios, versículo 35, respecto a la Sabiduría: “quien me encuentra, encuentra la vida y alcanza el favor del Señor”».

Hermanos: recemos hoy el Santo Rosario para que, con la dulce intercesión de Nuestra Santísima Madre, Dios nos otorgue la virtud de la humildad para ayudar a que otras personas también se acerquen a la fuente del amor, que es Nuestro Señor Jesucristo.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.