JUEVES DE LA SEMANA XVII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEMANA XVII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

SANTA MARTA

«Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo» Jn 11,27.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en un pueblo, y una mujer llamada Marta, lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. En cambio, Marta estaba atareada con todo el trabajo de la casa; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me ayude». Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas, solo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte y no se la quitarán».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy celebramos a Santa Marta, una de las discípulas de Nuestro Señor Jesucristo. Era hermana de Lázaro y María; los tres eran muy amigos de Jesús. En el pasaje evangélico de hoy, Marta se presenta como ama de casa, ocupada de los quehaceres domésticos para atender al huésped divino.

La condición de Jesús, de maestro itinerante, le otorgó a Marta la gracia de recibirlo en su casa, cuya hospitalidad presenta dos conductas bien marcadas: la de Marta, que preparaba el alimento para Nuestro Señor Jesucristo, y la de María, que escuchaba maravillada las enseñanzas de Jesús.

Marta reclama a Jesús para que María le ayude, considerando tal vez que las labores domésticas eran más importantes que escuchar las enseñanzas de Jesús. Quizá, porque como lo manifestó el maestro dominico Eckart, Marta tenía un crecimiento espiritual que combinaba su servicio con una vida en presencia de Dios.

Es una interpretación que tiene un asidero realista en el evangelio de San Juan, que reajusta la imagen de una Marta entregada al activismo. Esto sucedió en la conversación entre Marta y Jesús, antes de que Jesús resucite a Lázaro, lo que ocurrió antes de la visita de Jesús a la casa de Marta. En dicho diálogo, ubicado en Juan 11,21-27, en la parte final del mismo, Jesús le dice a Marta: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?», y Marta, haciendo una profesión de fe, similar a la de Pedro, responde: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

En medio de nuestras actividades cotidianas, busquemos espacios de encuentro sereno y contemplativo con Nuestro Señor Jesucristo, para ser sus fieles discípulos entre nuestros hermanos, creando puentes de fraternidad y unidad.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

Celebremos a Santa Marta, quien, con su profesión de fe y entrega al servicio, nos da un ejemplo de seguimiento a Nuestro Señor Jesucristo. Hagámoslo alrededor del tema central de hoy: la hospitalidad; que, específicamente, significa tener a Jesús como huésped en nuestros corazones.

Las dos actitudes, la de María y de Marta, son complementarias. En la misión de llevar el amor y la misericordia de Dios, son necesarias ambas actitudes: la de escuchar la Palabra y la de cumplirla en íntima comunión con Dios. Ambas son necesidades reales, vitales para la acción misionera de las comunidades y de todos nosotros en nuestra existencia cotidiana. De esta manera, Jesús nos enseña que debemos vivir una profunda unión entre la vida contemplativa y activa.

Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos de corazón: ¿En nuestra vida, otorgamos tiempo a la contemplación de Dios y a la acción? ¿Nos esforzamos para escuchar la Palabra de manera profunda?

Que las respuestas a estas preguntas nos permitan complementar la escucha y/o lectura de la palabra con la acción inspirada por el Espíritu Santo.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Dios todopoderoso y eterno, tu Hijo se dignó hospedarse en la casa de santa Marta, concédenos por su intercesión que, sirviendo fielmente a Cristo en nuestros hermanos, merezcamos ser recibidos por ti en la morada celestial.

Amado Jesús, Santo de los santos, que te dignaste encarnarte por nosotros y a ser alimentado por quienes tú mismo enriqueciste, otórganos la gracia de complementar siempre la escucha y lectura de tu Palabra, con las obras de misericordia que nos inspire siempre tu Santo Espíritu.

Espíritu Santo: fortalece al papa Francisco, a los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y consagradas, para que, en unión íntima con Nuestro Señor Jesucristo y encendidos por la fe, la esperanza y el amor, puedan convertir en acción la Palabra y afrontar con alegría las fatigas de su ministerio.

Padre eterno, tú, que eres el amor y la misericordia, conduce a las almas de los difuntos a tu morada celestial, en especial a aquellos que partieron sin conocerte y en momentos de falta de lucidez espiritual.

Madre Santísima, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Repitamos la profesión de fe de Santa Marta: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo» Jn 11,27.

Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un texto del papa Francisco:

«“¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es esa cosa sola que necesitamos? Ante todo, es importante comprender que no se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes contrapuestas, sino, al contrario, son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. Pero entonces, ¿por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar —como María— a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo”».

Queridos hermanos: hagamos todo lo posible por adquirir y practicar las dos actitudes que nos proponen las dos hermanas, Marta y María: la de escuchar las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo y llevarlas a la práctica.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.