LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA XVII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B
SAN IGNACIO DE LOYOLA, PRESBÍTERO
«Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados» Lc 1,76-77.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 14,1-12
En aquel tiempo, el tetrarca Herodes oyó lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus cortesanos: «Ese es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos». Es que Herodes había hecho arrestar a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe. Porque Juan le había dicho que no era lícito vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente que lo tenían por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan Bautista». El rey se entristeció; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se le dieran, y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron su cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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Hoy celebramos a San Ignacio de Loyola, patrono de los ejércitos espirituales, fundador de la Compañía de Jesús y creador de los ejercicios espirituales. Íñigo López de Loyola nació en Azpeitia, en Guipúzcoa, España, en el año 1491, en el seno de una familia noble en decadencia. Su deseo de gloria humana lo llevó a ejercer la carrera militar. A los treinta años fue herido gravemente en una pierna durante la defensa del castillo de Pamplona, atacado por los franceses.
Durante su convalecencia, la lectura de los libros «La vida de Cristo» y el «Año Cristiano», que es la historia del santo de cada día, lo impulsó a duras prácticas de penitencia y reparación, durante las cuales escribió la mayor parte de su famosos Ejercicios espirituales.
Luego de abandonar la vida solitaria, estudió en España y en París; en esta última ciudad formó un grupo con seis compañeros con quienes fundó la Compañía de Jesús con el lema “A mayor gloria de Dios”. Ellos son: Pedro Fabro, Francisco Javier, Laínez, Salnerón, Simón Rodríguez y Nicolás Bobadilla. Los siete hicieron votos de ser pureza, obediencia y pobreza, el día 15 de agosto de 1534, fiesta de la Asunción de María.
Ignacio murió en Roma el 31 de julio de 1556. Fue canonizado el 12 de marzo de 1622 junto con san Francisco Javier, su compañero de la primera hora.
El pasaje evangélico de hoy narra la muerte de Juan Bautista y se ubica al inicio del capítulo 14 de Mateo, luego del discurso parabólico de Jesús del capítulo 13. El texto se inicia con una expresión de Herodes que delata el peso de su conciencia, ya que él ordenó la decapitación de Juan Bautista.
Aunque Herodes tenía miedo matar a Juan Bautista porque estaba impactado proféticamente, se enredó en el laberinto de una danza fatal y en la complacencia sustentada en la venganza, ya que Juan Bautista no se calló ante la corrupción del poder. Lo que le sucedió a Juan Bautista se considera como una prefiguración de lo que le sucedería a Jesús más adelante.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
«Una cosa sigue siendo cierta: que el ser humano puede experimentar personalmente a Dios. El verdadero precio que hay que pagar por la experiencia a la que me refiero es el precio del corazón que se entrega con creyente esperanza al amor del prójimo», Karl Rahner, Palabras de Ignacio de Loyola a un jesuita de hoy.
Lo que le sucedió al profeta del Altísimo es lo que ocurre muchas veces con todas las personas que, siguiendo los preceptos cristianos, denuncian los abusos de personas que tienen poder económico y/o político. Como se aprecia, el martirio de Juan Bautista sigue presente ante nosotros, él fue víctima de la corrupción, el flagelo que agobia a los sistemas de gobierno de muchos países del mundo y que revela la fragilidad espiritual de una importante proporción de personas que gestionan la administración pública y privada.
La causa central de la corrupción está en la espiritualidad de las personas; por ello, el abordaje de dicha problemática debe ser espiritual. En este sentido, todos estamos llamados a participar en la eliminación de este flagelo que aqueja y dirige de manera multiforme a un mundo extraviado.
Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Cómo actuamos frente a las situaciones de corrupción que ocurren en nuestro país y en nuestro entorno?
Que las respuestas a esta pregunta nos permitan, con la gracia de Dios, participar en forma activa y cristiana en la lucha contra la corrupción y en la defensa de las causas justas.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Padre eterno, que has suscitado en tu Iglesia a San Ignacio de Loyola para propagar la mayor gloria de tu nombre, concédenos que, combatiendo en la tierra con su protección y su ejemplo, merezcamos ser coronados con él en el cielo.
San Ignacio de Loyola, intercede ante la Santísima Trinidad para que podamos encontrar el tesoro del Reino de los cielos a través de la contemplación en la acción, tal como tú lo encontraste.
Amado Jesús, tú que guías nuestros pasos por el camino de la paz, otórganos la gracia de seguirte con valor y estar dispuestos a enfrentar con osadía los ataques de quienes abusan de las personas más vulnerables.
Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, ilumina las mentes de las autoridades de gobierno para que siempre actúen a la luz de la Palabra de Dios.
Padre eterno y misericordioso, tú que suscitas la fuerza de la salvación, te suplicamos que recibas en tu Reino a las almas del Purgatorio.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre del Amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Contemplemos a Dios con un texto de san Ignacio de Loyola en Ejercicios espirituales, 23:
«El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios, nuestro Señor, y, mediante esto, salvar su alma. Y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas cuanto para ello le impiden.
Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido. En tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás. Solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados».
Queridos hermanos: invocando siempre la inspiración y el auxilio del Espíritu Santo, hagamos el propósito rezar y de actuar decididamente frente a los actos corrupción y de injusticia que ocurren contra las personas más vulnerables.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.