LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA XVII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B
SAN PEDRO CRISÓLOGO, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta» Mt 13, 57.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,54-58
En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada «¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?». Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta». Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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San Pedro Crisólogo nació en el año 380, en Imola. Fue introducido en la vida clerical por el obispo Cornelio de Imola. Fue elegido obispo de Ravena, cargo que ejerció santamente. Era un predicador famoso, por ello fue llamado Crisólogo, es decir, “palabra de oro”, por su elocuencia. Murió el 31 de julio del año 450. Fue declarado doctor de la Iglesia por Benedicto XIII en 1729.
El pasaje evangélico de hoy es el texto final del capítulo 13 de Mateo, denominado “Jesús en la sinagoga de Nazaret”; se ubica también en Mc 6.1-6 y en Lc 4,16.22-30. El texto narra la reacción del pueblo judío ante las enseñanzas y milagros de Jesús, y describe el rechazo que Jesús encuentra en su tierra.
La gente se preguntaba ¿quién es Jesús? Una pregunta que atraviesa los siglos y llega hasta nosotros, y espera nuestra respuesta. Una respuesta llena de la fe de quien no cesa de buscar a Jesús y lo encuentra también en el hermano desamparado, y lo identifica a partir de la Palabra, percibiendo la fragancia de su corazón misericordioso.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
La ceguera de una parte del pueblo judío, en la época de Jesús, también se repite en la actualidad. Muchas veces nos cuesta reconocer la presencia de Dios entre nosotros. Pareciera que esperamos signos prodigiosos para creer en Él, o queremos que su presencia sea explicada por la lógica humana cuando es necesaria la fe, la fuerza del espíritu.
Él está dentro de nosotros; Nuestro Señor Jesucristo está presente en nuestros hermanos más necesitados y muchas veces lo buscamos en otros lugares. Él trajo la novedad permanente del Reino de los cielos, que por el Espíritu Santo hace nuevas todas las cosas, empezando por el corazón humano.
Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Cuáles son las situaciones y circunstancias en las que reconocemos la presencia de Nuestro Señor Jesucristo?
Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a reconocer la presencia de Nuestro Señor Jesucristo en nuestras vidas y ser testigos para que su luz ilumine a todos los que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
¡Jesús nos ama!
- Oración
Padre eterno, que hiciste de tu obispo san Pedro Crisólogo un insigne predicador de la Palabra encarnada, concédenos, por su intercesión, guardar y meditar en nuestros corazones los misterios de la salvación y vivirlos en la práctica con fidelidad.
Amado Jesús, tú que te presentaste ante tu pueblo como verdadero Dios y verdadero hombre, concédenos la gracia de mirar al prójimo con los ojos del corazón y no nos guiemos por las apariencias.
Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, envía tu luz desde el cielo e ilumina nuestras mentes para reconocer a Dios en todas las circunstancias de nuestras vidas.
Padre eterno y misericordioso, te suplicamos que recibas en tu Reino a las almas del Purgatorio; de manera especial, te pedimos por los agonizantes y por las almas que más necesitan de tu misericordia.
Dirijámonos a Nuestra Santísima Madre con el fragmento de un sermón de San Pedro Crisólogo: «Virgen, te ha hecho Madre la gracia, no la naturaleza; la devoción ha querido que tú fueses llamada Madre, aunque no lo permitía la integridad; en tu concepción y en tu parto ha crecido el pudor, ha aumentado la castidad, se ha robustecido la integridad, se ha consolidado la virginidad, todas las virtudes han quedado intactas» (Serm. 142,7).
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre del Amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un texto de Clemente de Alejandría:
«De este modo, se nos exhorta al deber de venerar y honrar al Hijo, es decir, el Logos, persuadidos por la fe de que él es el salvador y el guía, y, a través de él, lo es el Padre. Y debemos hacerlo no en días escogidos, como otros pretenden, sino continuamente, durante toda la vida y de todos los modos.
De ahí que el “gnóstico” honre a Dios no en un lugar determinado, ni en un templo especial ni tampoco en festividades y días fijos, sino durante toda la vida, ya se encuentre solo o tenga consigo a compañeros de fe. Si la presencia de una persona buena educa y forma siempre en el mejor de los sentidos al que se le acerca, en virtud de la atención que le presta y el respeto que le inspira, aquel que siempre, incesantemente, está cerca de Dios con la gnosis, con la vida, con su acción de gracias, ¿no es lógico que sea tanto más superior a sí mismo y en todo, dado que contempla todas sus obras y oye todas sus palabras y su disposición interior?
Así es el que está convencido de la omnipresencia de Dios y considera que no está encerrado en lugares determinados, para poder abandonarse a toda licencia noche y día, cuando cree que está lejos de él. Transcurriendo así toda la vida en fiesta, convencidos de que en todas partes y en todo lugar estamos junto a Dios, trabajamos los campos alabándole, navegamos cantándole y nos comportamos siguiendo la norma correcta en toda nuestra conducta de vida».
Queridos hermanos: invocando siempre la inspiración y el auxilio del Espíritu Santo, hagamos el propósito de contemplar la acción de Dios en nuestras vidas, reconociendo su presencia a la luz de la Palabra.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.