MARTES DE LA SEMANA XXII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA XXII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

«¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus impuros, y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región Lc 4,36-37.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 4,31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Ellos se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio impuro, y se puso a gritar con fuerza: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús le increpó: «¡Cállate y sal de este hombre!». El demonio salió de él, arrojándolo al suelo sin hacerle ningún daño. Todos quedaron asombrados y comentaban entre sí: «¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus impuros, y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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El pasaje evangélico de hoy, denominado “Jesús enseña y exorciza en Cafarnaún” se ubica también en Mc 1,21-28. En el texto, después de la visita a Nazaret, Jesús emprende su actividad para hacer realidad el anuncio que había hecho en la sinagoga (Lc 4,16-30): asume su condición de profeta y pastor itinerante, y se dirige a Cafarnaún.

Las enseñanzas y exorcismos dan testimonio de la autoridad divina que acompaña a las palabras de Nuestro Señor Jesucristo. La lectura da cuenta de la admiración de la gente por la forma en la que Jesús enseña, y de un enfrentamiento verbal entre Jesús y un espíritu impuro.

Y como la autoridad genuina libera, en el texto se cumple lo que el profeta Isaías dijo (Is 61,1-2): «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, y para proclamar el año de gracia del Señor».

Pidamos al Espíritu Santo que anunciemos el evangelio a través de nuestras vidas, porque solo Dios hace que las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo se hagan realidad, más allá de quien proclama y de quien escucha la Palabra.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

Nuestro Señor Jesucristo devuelve a las personas la libertad y la dignidad de hijos de Dios y lo hace con el poder de su Palabra y la acción del Espíritu Santo. Nuestro Redentor tiene el poder para expulsar, de cualquier persona, a los espíritus del mal que lo alejan de los caminos de Dios.

En la actualidad, algunos poderes del mal poseen gran influencia sobre la humanidad: las modas, el consumismo, la soberbia, la búsqueda de honores humanos, la ideología de género, la búsqueda de la destrucción de la familia, el aborto, la corrupción en la gestión pública y privada, el rechazo abierto a Dios, entre muchos otros. Frente a esta realidad, Nuestro Señor Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Él es el único que vence al mal y es a quien debemos recurrir, no solo para nuestra propia liberación, sino también para ayudar a nuestros hermanos que están alejados de Dios, a acercarse al amor misericordioso de la Santísima Trinidad.

Si los espíritus impuros, que personifican al enemigo de Dios y de todos nosotros, obedecen a Jesús, con mayor razón, nosotros debemos seguir las enseñanzas y obedecer a Nuestro Señor Jesucristo. Tengamos presente que nuestra fortaleza viene del Espíritu de Dios, Él nos la otorga para vencer y liberarnos del mal. Como dice Pedro, el demonio anda suelto, «como león rugiendo, buscando a quien devorar. Resístanlo fuertes en la fe» (1Pe 5.8-9).

Hermanos: meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Dejamos confiadamente que Nuestro Señor Jesucristo nos libere de nuestras ataduras? Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a escuchar, obedecer y seguir las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Así mismo, a comprender que la palabra tiene autoridad cuando nace de la verdad, de la coherencia y del amor.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Amado Jesús, estamos plenamente dispuestos a seguirte y a dejarnos transformar por tu amor, libéranos las ataduras y males intergeneracionales que nos alejan de ti.

Amado Jesús, ¡fuego ardiente de amor y misericordia!, concédenos la gracia de asombrarnos por todas las obras de amor y misericordia que, día a día, realizas en nuestras vidas.

Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, ilumina las mentes de las autoridades de gobierno para que siempre actúen con justicia y sean fieles testigos de las enseñanzas de Jesús.

Amado Jesús, por tu infinita misericordia, libera a las benditas almas del purgatorio y concédeles la dicha de sentarse contigo en el banquete celestial; y a las personas agonizantes, concédeles el perdón y la paz interior para que lleguen directamente al cielo.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo a través de un texto del obispo Baudoin de Ford:

«“¿Qué es esto? Una doctrina nueva, llena de autoridad” (Lc 4,36).

“La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo.” (Hb 4,12) … Actúa en la creación del mundo, en la evolución del mundo y en la redención. ¿Qué hay más eficaz y más fuerte? “Quién puede contar las hazañas del Señor, y proclamar todas sus alabanzas?” (Sal 105,2).

La eficacia de la Palabra se manifiesta en sus obras; también se manifiesta en la predicación. No retorna a Dios sin haber producido su efecto, sino que aprovecha a todos a los que es enviada (Is 55,11). Es “viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo” (Hb 4,12) cuando es recibido con fe y amor. ¿Qué hay de imposible para aquel que cree, qué hay de difícil al que ama? Cuando la Palabra de Dios resuena, traspasa el corazón del creyente, como una flecha aguda del guerrero. (cf Sal 119,4). Entra en el corazón como un dardo y se instala en lo profundo de su intimidad. Sí, esta Palabra es más tajante que una espada de doble filo porque es más incisiva que cualquier otra fuerza o poder, más sutil que todas las agudezas humanas, más eficaz que la penetración de toda la sabiduría humana».

Queridos hermanos: pidamos continuamente, a Nuestro Señor Jesucristo, la gracia de confiar plenamente en Él, en sus enseñanzas, y que la Eucaristía y la meditación continua de la Palabra sea también una fuente de liberación de nuestras ataduras.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.