MARTES DE LA SEMANA XXVII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA XXVII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

SANTA FAUSTINA KOWALSKA

TEMPORAS: DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS, DE PERDÓN Y DE PETICIÓN

«Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre» Mt 7,7-8.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según San Mateo 7,7-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. ¿Quién de ustedes le pide su hijo pan, le dará una piedra? ¿Y si le pide pescado, le dará una serpiente? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre que está en los cielos, dará cosas buenas a aquellos que se las piden! Por tanto, todo traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes; en esto consiste la Ley y los Profetas».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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Hoy celebramos a Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia. Nació en Glogoviec, en Polonia, el 25 de agosto de 1905 y murió en 1938. Desde muy temprana edad fue llamada a hablar con el cielo. Fue beatificada el 18 de abril de 1993 y canonizada el 30 de abril del 2000 por el papa San Juan Pablo II.

Nuestro Señor Jesucristo le confió la gran misión de llevar el mensaje de la misericordia a todo el mundo. «Te envío – le dijo – a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla a Mi Corazón Misericordioso. Tú eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo, en ésta y en la vida futura, (……) para que des a conocer a las almas la gran misericordia que tengo con ellas, y que las invites a confiar en el abismo de Mi misericordia», en Diario, 1588,1605,1567.

Hoy también celebramos Témporas; son días de acción de gracias, de penitencia y de petición que la comunidad ofrece a Dios, terminada la recolección de las cosechas y el período de descanso, al regresar a la actividad habitual. Se celebran, al menos, el día 5 de octubre. Siempre que es posible, se celebran tres días de la misma semana: día de acción de gracias, día penitencial y día de petición. Si bien nuestra comunidad la celebra tres días, la Lectio divina se referirá a la celebración de un solo día; por ello, se medita la lectura que comprende los tres aspectos de esta celebración, es decir, la acción de gracias, la penitencia y la petición.

El pasaje evangélico de hoy pertenece al Sermón de la Montaña. Está compuesto por dos textos: el primero, llamado “Perseverancia en la oración”, se encuentra también en Lucas 11,9-13; y el segundo, denominado “La regla de oro”, también se ubica en Lucas 6,31.

Hoy, en Témporas, es un tiempo propicio de oración intensa de agradecimiento, de penitencia y de petición al Señor, para recomenzar nuestros trabajos y también nuestra vida interior.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

Jesús nos invita a considerar el valor de la oración. La oración es la fuerza de todos los creyentes mediante la cual, en las tribulaciones, podemos pedir a nuestro Padre celestial, con confianza de hijos, la compasión y el alivio a nuestras necesidades, porque agradecer y pedir son dos formas de relacionarnos con Dios Padre.

Así mismo, mediante la oración, podemos sumergirnos en el mar de la infinita ternura y misericordia de la Santísima Trinidad. También, podemos alabar y agradecer a Dios por todos los dones recibidos por tener un Padre tan bondadoso. La oración, al igual que la fe, es una vivencia personal; solo ejercitándola se obtiene y viviéndola se comprende.

Evitemos juzgar a las personas, contribuyamos a mejorar nuestras realidades a partir de resaltar y potenciar las virtudes de nuestros hermanos y apelando a la corrección fraterna cuando sea necesaria. Todos tenemos virtudes y defectos, saquemos lo mejor de nosotros para superar los conflictos y alcanzar la realidad futura ansiada: la patria celestial.

Hermanos, hoy, agradezcamos de corazón a Dios Padre por todos los dones recibidos; pidámosle perdón por todos los pecados cometidos y hagámosle nuestras peticiones. Hagámoslo con plena confianza, convencidos de que, lograr algo, no es suficiente nuestro esfuerzo humano, sino que la gracia de Dios es la que hace posible nuestros deseos.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno, Padre lleno de amor, que diste a nuestros padres de Israel una tierra buena y fértil, para que en ella encontraran descanso y bienestar, y, con el mismo amor, nos das a nosotros fuerza para dominar la creación y sacar de ella nuestro progreso y nuestro sustento, al darte gracias por todas tus maravillas, te pedimos que tu luz nos haga descubrir siempre que has sido tú, y no nuestro poder, quien nos ha dado fuerza para crear las riquezas de la tierra.

Amado Jesús, tú, que hiciste de santa Faustina una gran devota de tu infinita misericordia, concede por su intercesión, el perdón, la paz y la devoción a tu misericordia a todo aquel que se acerque a tu Sacratísimo Corazón

Amado Jesús, no permitas que, después de escuchar tus enseñanzas, edifiquemos sobre otros fundamentos nuestra vida; no abandones el trabajo de tus manos, más bien, rediseña nuestras vidas para que podamos permanecer firmes y dar frutos abundantes de caridad y de paz.

Amado Jesús, te suplicamos abras las puertas de tu Reino a los difuntos y protege a las almas de las personas agonizantes para que lleguen a contemplar tu rostro.

Madre Santísima, Bendita Tú, elegida desde siempre para ser santa e irreprochable ante el Señor por el amor, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos al Señor con un escrito del padre Pablo Cervera Barranco:

«Decía San Juan Crisóstomo: “La oración es un arma poderosa, un tesoro indefectible, una riqueza inagotable, un puerto al amparo de las tempestades, un depósito de calma; la oración es la raíz, la fuente y la madre de bienes innumerables… Pero la oración de la que hablo no es mediocre, ni negligente; es una oración ardiente, surge de la aflicción del alma y del esfuerzo del espíritu. He aquí la oración que sube hasta el cielo… ¡Si contarles a hombres tus desgracias personales y describirles las pruebas que te golpearon aporta algún alivio a tus penas, como si a través de las palabras surgiera una brisa refrescante, con más razón si das parte a tu Señor de los sufrimientos de tu alma encontrarás en abundancia alivio y consuelo!”.

La oración nos acerca a Dios, la necesidad hace que él nos atraiga. Cuando oramos, no debe inquietarnos que Dios nos escuche. Eso sucede al dirigirnos a los hombres. Dios, en cambio, conoce nuestras necesidades y con la oración nos elevamos a él. Por eso, la cercanía a él y la intimidad hacen confiada nuestra plegaria, tal como lo decía Santo Tomás de Aquino. La bondad divina hacia cada una de sus criaturas, hacia cada hombre, es la palanca de la oración. Dios no es un ente abstracto, lejano, sino un Padre que tiene corazón. Ese es el motivo último de nuestro abandono y confianza en él a través de la oración».

Hermanos: recemos hoy la Coronilla de la Divina Misericordia para que, con la dulce intercesión de Nuestra Santísima Madre, Dios nos otorgue la virtud de la humildad para ayudar a que otras personas también se acerquen a la fuente de la misericordia, que es Nuestro Señor Jesucristo.

Señor, para el día de hoy y en adelante, hacemos el propósito de dirigir nuestras oraciones de agradecimiento, de perdón y de petición, confiando que tú que nos escuchas y nos concederás tus favores de acuerdo con tu voluntad. Señor, nos comprometemos también a tratar a los demás como deseo que ellos nos traten, a evitar todo lo que les pueda ofender, siempre en clara observancia de tus santos mandamientos.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.