SÁBADO DE LA SEMANA XXVIII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA XXVIII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO B

SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE, VIRGEN

«Cuando los conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de lo que van a decir, o de cómo se van a defender. Porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que tengan que decir» Lc 12,11-12.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según San Lucas 12,8-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me niega ante los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando los conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de lo que van a decir, o de cómo se van a defender. Porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que tengan que decir».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo, Padre amoroso del pobre; don en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo…». Parte de la Secuencia de Pentecostés.

Hoy celebramos a Santa Margarita María Alacoque. Nació el 25 de julio de 1647, en Borgoña, Francia. Entró en el convento de la Visitación en 1655 y luego en el convento de Paray-le-Monial en 1671. Ella recibió de Nuestro Señor Jesucristo tres armas para lograr la purificación: la primera, una conciencia delicada y un profundo odio al pecado y dolor ante la más pequeña falta; la segunda, la santa obediencia; y la tercera, la santa cruz.

Así mismo, recibió cuatro revelaciones de Nuestro Señor Jesucristo. Murió el 17 de octubre de 1690. Fue beatificada en 1864 y canonizada en 1920.

En el capítulo 11 de Lucas, que meditamos días atrás, Jesús revela el amor y la misericordia de Dios Padre; así mismo, critica el accionar de los fariseos y maestros de la Ley. Hoy, en el capítulo 12, Jesús nuevamente presenta en sus enseñanzas la benevolencia y misericordia de Dios en un contexto de persecución, experiencia dolorosa para los primeros discípulos. Jesús llama a confiar en el Espíritu Santo, haciendo una clara alusión a las tres personas de la Santísima Trinidad.

Jesús admite la esperanza del arrepentimiento y el perdón en esta vida. Jesús tolera que se le rechace a Él, pero señala que la negación o blasfemia contra el Espíritu Santo es gravísima. El Espíritu Santo es el que comunica la verdad a la humanidad y rechazarlo, es ir contra el principio de la verdad, contra la naturaleza misma de Dios, y en una situación así, la conversión resulta imposible.

Jesús advierte a sus discípulos y demás seguidores que proclamar el Evangelio no será una tarea sencilla; indica que serán objeto de persecuciones, acusaciones y juicios, con riesgo de perder la libertad física y la vida. Pero, en estas dificultades, el Espíritu Santo será el gran defensor y abogado.

De esta manera, Jesús hace un llamado a confiar plenamente en la Santísima Trinidad y no en nuestras propias fuerzas y conocimientos. Es el Espíritu Santo el que hace fluir la libertad y la sabiduría.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

Nuestro Señor Jesucristo nos invita y alienta a ponernos en manos del Espíritu Santo, que es nuestro inspirador, guía y gran abogado. Nos llama a vencer el mal con Él, garantizando que nuestra defensa y fortaleza vendrán a través del Espíritu Santo.

Debemos comprender que la blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en rechazar, libre y conscientemente, al Espíritu profético que actúa en las obras y enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Así, la negación de Jesús equivale a blasfemar contra el Espíritu Santo; esta es una de las preocupaciones evangélicas.

Actualmente, somos testigos de que muchos hermanos, con sus decisiones y hábitos de vida, rechazan a Jesús. Frente a estas situaciones, estamos llamados a proclamar el evangelio con nuestras vidas, pidiendo la ayuda e inspiración del Espíritu Santo. Tengamos en cuenta que es imposible dar testimonio de Nuestro Señor Jesucristo, si no es a través del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo sigue actuando en la Iglesia, en nuestras parroquias y comunidades, en cada cristiano que sigue a Jesús, y lo hace actualizando las palabras, gestos y signos de Jesús. Si somos valientes dando testimonio firme del amor de Dios, Nuestro Señor Jesucristo será nuestro defensor en el momento extremo y más decisivo de nuestras vidas.

Reflexionando la lectura de hoy, respondamos: ¿Defendemos nuestra fe? ¿Estamos de parte de Jesús? ¿Confiamos en la ayuda del Espíritu Santo cuando atravesamos tribulaciones? ¿Dejamos que el Espíritu Santo nos guíe? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a confiar en el Espíritu Santo, especialmente, en las adversidades.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno: infunde en nosotros el espíritu de santidad con que enriqueciste tan singularmente a Santa María Margarita Alacoque, para que también nosotros lleguemos a conocer por experiencia el amor de Nuestro Señor Jesucristo, que excede a todo conocimiento, y que seamos colmados de la total plenitud de tu amor.

Padre eterno, envíanos las gracias y dones del Espíritu Santo, para inspirar, purificar y fortalecer nuestro seguimiento a Jesús y dar testimonio valiente de tu amor y misericordia.

Espíritu Santo: en el Santísimo Nombre de Jesús, libéranos de todas las ataduras del pecado, rompe una a una todas las cadenas inter – generacionales que nos atan al pecado y a los esquemas humanos; fortalece nuestros corazones contra las insidias del enemigo.

Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, inspira y fortalece a la Iglesia en la misión de llevar el Evangelio y la misericordia a toda la humanidad.

Amado Jesús, misericordioso Salvador, haz parte de tu felicidad a todos los difuntos, al lado de María nuestra madre y con todos los santos. Te suplicamos también que los agonizantes puedan contemplar tu salvación.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos, contemplemos a Dios con un escrito de San Rafael Arnaiz Barón:

«Cojo hoy en nombre de Dios la pluma, para que mis palabras, al estamparse en el blanco papel, sirvan de perpetua alabanza al Dios bendito, autor de mi vida, de mi alma y de mi corazón. Quisiera que el universo entero, con todos los planetas, los astros todos y los innumerables sistemas siderales, fueran una inmensa superficie tersa donde poder escribir el nombre de Dios.

Quisiera que mi voz fuera más potente que mil truenos, y más fuerte que el ímpetu del mar, y más terrible que el fragor de los volcanes, para sólo decir, Dios. Quisiera que mi corazón fuera tan grande como el cielo, puro como el de los ángeles, sencillo como la paloma, para en él tener a Dios. Mas ya que toda esa grandeza soñada no se puede ver realizada, conténtate, hermano Rafael, con lo poco; y tú que no eres nada, la misma nada te debe bastar.

¡Qué hipocresía decir que nada tiene, el que tiene a Dios! ¡Sí!, ¿por qué callarlo? ¿Por qué ocultarlo? ¿Por qué no gritar al mundo entero, y publicar a los cuatro vientos, las maravillas de Dios? ¿Por qué no decir a las gentes, y a todo el que quiera oírlo? ¿Ves lo que soy? ¿Veis lo que fui? ¿Veis mi miseria arrastrada por el fango? Pues no importa, maravillaos, a pesar de todo, yo tengo a Dios, Dios es mi amigo, que se hunda el sol, y se seque el mar de asombro…, Dios a mí me quiere tan entrañablemente, que, si el mundo entero lo comprendiera, se volverían locas todas las criaturas y rugirían de estupor. Más aún todo eso es poco.

Dios me quiere tanto que los mismos ángeles no lo comprenden. ¡Qué grande es la misericordia de Dios! ¡Quererme a mí, ser mi amigo, mi hermano, mi padre, mi maestro, ser Dios y ser yo lo que soy! ¡Ah!, Jesús mío, no tengo papel ni pluma. ¡Qué diré! ¿Cómo no enloquecer? ¿Cómo es posible vivir, comer, dormir, hablar y tratar con todos? ¿Cómo es posible que aún tenga serenidad para pensar en algo que el mundo llama razonable, yo que pierdo la razón pensando en Ti? ¡Cómo es posible, Señor! Ya lo sé, Tú me lo has explicado, es por el milagro de la gracia».

Queridos hermanos: dispongamos nuestro corazón para acoger al Espíritu Santo e invoquémosle siempre en nuestras oraciones de alabanza, de agradecimiento y de petición. En los momentos más difíciles, pidamos al Espíritu Santo su consejo, su auxilio y guía para no apartarnos de los caminos de Nuestro Señor Jesucristo.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.