LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DE ADVIENTO – CICLO C
BEATO CARLOS DE FOUCAULD
«¿Cuántos panes tienen?» Mt 15,34.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 15,29-37
En aquel tiempo, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea, subió al monte y se sentó allí. Acudió a él mucha gente llevando consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los pusieron a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y a los ciegos recobrar la vista, y daban gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino». Los discípulos le preguntaron: «¿De dónde vamos a sacar de este despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?». Jesús les preguntó: «¿Cuántos panes tienen?». Ellos contestaron: «Siete y unos pocos peces». Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastas llenas.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«Todo nuestro ser debe ser una predicación viva, un reflejo de Jesús, un perfume de Jesús, algo que grita a Jesús, que hace ver a Jesús, que brilla como una imagen de Jesús» (Carlos de Foucauld).
Hoy celebramos a Carlos de Foucauld. Nació en Estrasburgo (Francia) el 15 de septiembre de 1858. Quedó huérfano a los seis años. Estudió con los jesuitas en Nancy y Paris entre 1872 y 1875. Entró en la academia militar en 1876. En 1880 fue enviado como oficial a Argelia. Renunció a su puesto para estudiar árabe y hebreo.
En 1886 tuvo una profunda experiencia de conversión. Habiendo vivido derrochando dinero y aventurando, comenzó a rezar: «Señor, si existes, que yo te conozca». Un amigo lo dirigió al Padre Huvelin, con quien se confesó y se convirtió en un hombre nuevo. Desde entonces optó por una vida muy sencilla. Ordenado sacerdote a los 43 años (1901) parte al Sahara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset en medio de los Tuaregs del Hoggar. En 1904 se dedicó a la evangelización de los Tauregs, tribu nómada. Tradujo los Evangelios al lenguaje taureg y escribió varios libros sobre ellos.
En 1909 fundó la Unión de Hermanos y Hermanas del Sagrado Corazón para evangelizar las colonias francesas de África. El 1° de diciembre de 1916, a los 58 años, Carlos de Foucauld muere por un disparo de fusil en medio de una revuelta antifrancesa de los bereberes de Hoggar.
El pasaje de evangélico de hoy se denomina “Jesús sana y alimenta a mucha gente” y está compuesto por dos segmentos: el primero, que comprende los versículos del 29 al 31, presenta un resumen de la actividad sanadora de Jesús: a Él lo siguen multitudes, hombres y mujeres necesitados de sanación corporal y espiritual; en suma, personas necesitadas de liberación. La gente se admira y da gloria a Dios por las sanaciones que observa y recibe. El segundo segmento, ubicado entre los versículos 32 al 37, que se encuentra también en Marcos 8,1-10, presenta un diálogo entre Jesús y sus discípulos sobre las necesidades de alimentación de las personas que lo siguen y la compasión que Él siente por ellas. Este diálogo deriva en el milagro de la multiplicación de los panes que se realiza en favor de los paganos y ocurre en el monte.
En este prodigio, todos fueron llamados a participar del banquete mesiánico que se simboliza en la abundancia del pan ofrecido y repartido por Jesús a través de sus discípulos, que representan a la Iglesia universal. Jesús se compadece de toda la gente necesitada del alimento espiritual y corporal.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
Nuestro Señor Jesucristo nos invita a sentarnos a la mesa con Él, a compartir con todos nuestros hermanos. «¿Cuántos panes tienen?», también nos pregunta el Señor a nosotros. Él no excluye a nadie, desea que compartamos lo que tenemos y también lo que somos para construir una tierra nueva.
Así como mucha gente llevaba ante los pies de Jesús a muchas personas necesitadas de salud espiritual y corporal, así también nosotros debemos llevar hacia Jesús a nuestros hermanos que están alejados de los preceptos cristianos. Lo podemos hacer a través de la oración, o también, mediante una invitación expresa para que nuestros hermanos acudan a las comunidades orantes y se acerquen al Rey de reyes.
Todos los creyentes deben enseñar a quienes no tienen fe y a los enfermos a postrarse ante Nuestro Señor Jesucristo para recuperar la salud del cuerpo y del alma. La fe y el compartir, motivados por la compasión de Nuestro Señor Jesucristo, son el fundamento para la generación del milagro.
Hermanos: a la luz de la Palabra de Dios, respondamos: ¿Tenemos compasión por los problemas que aquejan a las personas más necesitadas? ¿Nos compadecemos por el futuro de la humanidad sino cambiamos nuestros hábitos de consumo? ¿A qué nos sentimos llamados en este Adviento? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser más solidarios de acuerdo con las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Señor y Dios nuestro, prepara nuestros corazones con tu poder divino, para que cuando llegue Cristo, tu Hijo, nos encuentre dignos del banquete de la vida eterna y merezcamos recibir de su mano el alimento celestial.
Padre eterno, Padre lleno de amor, te pedimos por las comunidades cristianas para que, llenas de asombro y alegría, reciban el pan de la salvación y lo distribuyan a toda la humanidad que tiene hambre y sed de Nuestro Señor Jesucristo. Padre eterno, por tu inmenso amor, dígnate dar y conservar los frutos de la tierra para que a nadie le falte el pan de cada día.
Amado Jesús, te alabamos y te bendecimos, y te damos gracias por tanta bondad y misericordia, por todas las obras que has hecho en nuestras vidas, enséñanos a compartir con nuestros hermanos más necesitados los bienes espirituales y materiales que has puesto en nosotros. Bendito seas por siempre amado Señor.
Amado Jesús, ten piedad de los difuntos y ábreles las puertas de tu mansión eterna.
María, Madre Santísima, Madre del Adviento, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un texto de Carlos de Foucauld:
«En la Santa Comunión, Dios nos habita físicamente. Como lo hicieron María, José, Magdalena, tocamos con nuestros labios el cuerpo de Nuestro Señor… La Eucaristía no es solamente el “beso” de Jesús, la consumación de nuestro “matrimonio” con él. La Eucaristía nos hace sagrarios vivos, portadores de Dios. Jesús está en la mesa de nuestros altares “todos los días hasta la consumación de los siglos” como un “Dios con nosotros” que se ofrece en todo momento en todos los lugares de la Tierra. Él se hace pan eucarístico para nuestra mirada, nuestra adoración y nuestro amor. Su permanente presencia ilumina con dulzura la noche de nuestra vida… Dios con nosotros. Dios en nosotros. Eso es la Eucaristía. Dios que se da en todo momento para que lo amemos, lo adoremos, lo abracemos y lo poseamos. ¡A él sea la gloria, la alabanza y el honor por los siglos de los siglos!».
Hermanos: hagamos el compromiso de participar en la Sagrada Eucaristía y alimentarnos del Pan de los ángeles; así mismo, invocando la fuerza del Espíritu Santo, acerquemos a Nuestro Señor Jesucristo a los hermanos que se encuentran distanciados.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.