LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA III DE ADVIENTO – CICLO C
SAN JUAN DE LA CRUZ, PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso» Lc 23,43.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21,28-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?». Contestaron: «El primero». Entonces Jesús les dijo: «Les aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán antes que ustedes en el Reino de Dios. Porque vino Juan a ustedes enseñándoles el camino de la salvación, y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y ustedes, a pesar de esto, no se arrepintieron ni creyeron en él».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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Hoy celebramos a San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia. Nació en Ávila en 1542. A los 21 años ingresó en el convento de los carmelitas y fue ordenado sacerdote en 1567. En ése mismo año se une a Santa Teresa en el movimiento reformador. En 1568 cambió su nombre por Juan de la Cruz. Sufrió prisión por sus intentos de reforma. Compuso las obras La noche oscura del alma y la Llama de amor viva. Murió en Úbeda en 1591; fue beatificado en 1675 por Clemente X y canonizado por Benedicto XIII.
El alma de San Juan de la Cruz estaba inflamada por la luz de la sabiduría divina y el amor apasionado por Cristo crucificado. Su doctrina se resume en el amor por acompañar en el sufrimiento a Nuestro Señor Jesucristo y en el completo abandono del alma en Dios.
En el pasaje evangélico de hoy, denominado “Parábola de los dos hijos”, Jesús deja en claro a la élite religiosa de la época que lo más importante no son las apariencias externas, sino el interior de la persona.
En el texto se observan dos segmentos: el primero culmina con la pregunta que formula Jesús sobre quién hace la voluntad del padre, cuya respuesta es clara: el que va a la viña, aunque al comienzo se negó. Hasta aquí, la enseñanza es indiscutible, Dios representa al padre; por lo tanto, lo más importante es realizar la voluntad de Dios.
En el segundo segmento, los publicanos y las prostitutas son los protagonistas, ya que representan al primero de los hijos, el que inicialmente se negó a ir a la viña. Ellos inicialmente dijeron no a Dios y vivieron alejados de sus preceptos, marginados por las autoridades religiosas de la época; pero acogieron la invitación de Juan Bautista y cumplieron la voluntad de Dios Padre.
Las autoridades religiosas del tiempo de Jesús representan al segundo hijo de la parábola, dijeron si a Dios al aceptar la Ley de Moisés, pero, viviendo solo de apariencias, no acogieron el nuevo camino de salvación que propuso el profeta del Altísimo, Juan Bautista.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
Uno de los malhechores colgados en la cruz le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso». Lc 23,39-43.
Por medio de la parábola, Nuestro Señor Jesucristo cambia el orden de la lógica humana: los hermanos que están alejados de los preceptos cristianos y se arrepienten, serán los primeros en llegar al reino de Dios. En este sentido, Nuestro Redentor insta también al arrepentimiento de toda la humanidad, porque tener conciencia de pecadores nos pone en actitud de conversión, mientras que, creernos justos, nos aleja de la conversión.
Por eso la enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo es actual porque ilumina nuestro camino y el de toda la humanidad. Hoy sucede lo mismo: presos, drogadictos, alcohólicos, divorciados, ateos, prostitutas, homosexuales y todos los pecadores, así como cualquier grupo de personas que a veces es marginado, muchas veces tienen una mirada más atenta y limpia para percibir las cosas de Dios en la vida, que la que muchas veces conseguimos los creyentes. Las puertas del cielo están abiertas para todo aquel que, con sinceridad, vuelva sus ojos a Dios, se arrepienta y le sigua dejando atrás un pasado de pecado, sino recordemos Lc 23,39-43.
Pidamos al cielo la gracia y la fortaleza para seguir a Nuestro Señor Jesucristo, pronunciando a los cuatro vientos un “sí” sin desmentirlo nunca. Demos testimonio que creemos y confiamos en la promesa de vida eterna que nos hace Nuestro Señor Jesucristo a cada instante.
Hermanos: a la luz de la Palabra, conviene preguntarnos: ¿Cuáles son los criterios con los que valoramos a nuestros hermanos que están alejados de Dios? ¿Oramos por ellos? ¿Llevamos un mensaje de esperanza a los hermanos que están alejados de los preceptos cristianos? Que las respuestas a estas preguntas nos animen a trabajar activamente en la viña del Señor, en cualquier circunstancia de nuestra vida, testimoniando siempre a Nuestro Señor Jesucristo.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Padre eterno, que hiciste a San Juan de la Cruz presbítero, insigne por su perfecta abnegación y amor a la cruz, concédenos imitarle siempre para llegar a la contemplación eterna de tu gloria.
Amado Jesús: te pedimos por todas las comunidades de Iglesia para que, guiadas por el Espíritu Santo, valoren a todas las personas y las acojan en tu rebaño.
Espíritu Santo ilumina nuestros pensamientos y acciones para que siempre estemos dispuestos a contribuir a que muchos hermanos se acerquen a la fuente de la misericordia divina.
Amado Jesús, justo juez, acudimos a ti para implorar tu misericordia para que todas las almas del purgatorio hereden la vida eterna. Te suplicamos por ellos amado Jesús.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede por nuestras peticiones ante la Santísima Trinidad. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Dios a través de la lectura de un fragmento de la publicación Opere, denominado “Insegnamenti spirituali de San Giovanni della Croce”:
«Decía san Juan de la Cruz que san Dionisia Areopagita escribió esa sentencia maravillosa que afirma: “La más divina de todas las obras divinas es cooperar con Dios en el bien de las almas”. Es decir, que la suprema perfección de cualquier ser en su jerarquía y en su grado es ascender y crecer, según su propio talento y sus propias capacidades, en la imitación de Dios y -lo que es más admirable y divino- en ser cooperadores de él en la conversión y en la redención de las almas.
En efecto, en esto brillan las obras propias de Dios, que es gran gloria imitar, y por eso Cristo nuestro Señor las llamó obras del Padre, cuidados de su Padre …
Añadía que es una verdad evidente que la compasión con el prójimo crece más cuanto más se une el alma a Dios por amor. En efecto, cuanto más ama el alma, más desea que este mismo amor sea amado y honrado por todos. Y cuanto más lo desea, más trabaja para ello, tanto en la oración como en todos los otros ejercicios necesarios que a ella le son posibles. Tanto es el fervor y la fuerza de su caridad que estos tales, poseídos por Dios, no se pueden restringir o contentar con su propia y sola ganancia; más aún, al parecerles poca cosa ir al cielo solos, buscan con ansias afectos celestiales y diligencias exquisitas para conducir con ellos a muchos. Eso nace del gran amor que tienen por Dios y es fruto y efecto propio de la oración y la contemplación perfectas».
Queridos hermanos: recemos, pidamos a la Santísima Trinidad por toda la humanidad, por todos aquellos hermanos que están alejados de Dios. Hagamos el compromiso de estar atentos para ayudar a nuestros hermanos a acercarse a la misericordia de Dios. Testimoniemos a Nuestro Señor Jesucristo.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.