LECTIO DIVINA DEL SÁBADO EN TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO C
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
«Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón». Lc 2,19.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2,16-21
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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Desde PAX TV les deseamos un feliz y venturoso año 2022. Que la Santísima Trinidad y Nuestra Santísima Madre, Madre de Dios, los bendigan e iluminen en el 2022. Que este nuevo año sea de paz, salud, alegría y lleno de sabiduría, aun en medio de las duras pruebas.
«Exulta, Virgen santa, que llevaste en tu seno al que los cielos no pueden contener y diste vida al Señor que te creó. Todos los coros de los ángeles se quedaron admirados frente al misterio de tu concepción: ¿cómo es que Aquel que con un solo gesto domina las cosas estuvo entre tus brazos como mortal? ¿Cómo puede recibir un comienzo el que es anterior a los siglos y cómo fue alimentado el que, con su bondad, alimenta a todo viviente? Por eso te aclamamos y te veneramos como verdadera Madre de Dios», tomado de la liturgia bizantina.
En este primer día del año 2022, en la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, la Iglesia nos invita a fijar nuestra mirada en María y a orar por la paz en la Jornada Mundial de la Paz. Hoy, meditamos la parte final del texto referido al nacimiento de Jesús y a su circuncisión. El pasaje narra que los pastores del campo fueron los primeros invitados y los primeros que recibieron el anuncio de los ángeles, portadores de la Buena Nueva.
En esa época, los pastores eran personas marginadas porque eran considerados impuros debido a su contacto permanente con los animales. Por ello, los pastores representan a la gente sencilla que ve cumplidas las promesas del Antiguo Testamento. Cuando los pastores llegaron a Belén contaron la visión de los ángeles y María conservaba y meditaba todo lo sucedido en su corazón.
Luego, Jesús fue circuncidado. La circuncisión era un signo de incorporación al pueblo de Israel. Se realizaba al octavo día del nacimiento, mediante un rito no sacerdotal que podía realizarlo cualquier persona, en casa o en la sinagoga y ante diez testigos. En ese día se imponía el nombre al niño.
Mientras tanto, los ángeles alababan al Niño Dios, al más grande en el cielo y el más pobre en la tierra.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
En esta Jornada por la Paz, tomemos en cuenta que Nuestra Santísima Madre, la Madre del Príncipe de la Paz, nos enseña a ser reflexivos y a alinear nuestros deseos con los de Dios. En este sentido, identifiquemos cuáles son los obstáculos que nos impiden alcanzar la Paz del Señor y esforcémonos por superarlos. Repitamos en nuestros corazones la oración de la Paz de San Francisco de Asís:
«Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Que donde haya odio, ponga yo amor. Que donde haya ofensa, ponga el perdón. Que donde haya discordia, ponga yo la unión. Que donde haya error, ponga la verdad. Que donde haya duda, ponga Fe. Que donde haya desesperación, ponga esperanza. Que donde hay tinieblas, ponga yo la luz. Que donde haya tristeza, ponga la alegría.
Oh, Maestro, que no me empeñe en ser consolado, como en consolar; en ser comprendido, como comprender; en ser amado, como en amar. Porque dando se recibe, olvidando se encuentra, perdonando, se es perdonado, y muriendo en ti se resucita a la vida eterna. Amén».
Entre los más grandes tesoros de la generosidad divina está el nacimiento de Nuestro Salvador a través del seno virginal de Nuestra Santísima Madre, la Madre de Dios. Por esta razón, todos los que, por adopción, somos hijos de Dios Padre, debemos acercarnos siempre al Primogénito del Padre.
Agradezcamos también a Dios Padre por el don precioso de María, elegida como flor preciosa de la humanidad para que Jesús asumiera nuestra condición humana, trayendo la Palabra de vida, la salvación y al Espíritu Santo consolador.
En la lectura de hoy, los pastores somos los creyentes que, muchas veces, nos encontramos con personas buenas que se convierten en ángeles, en mensajeros para nosotros. Ángeles que nos traen buenas nuevas, rayos de luz que nos ayudan a abandonar nuestras oscuridades.
Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Acudimos a Nuestra Santísima Madre en las alegrías y también cuando estamos atravesando tribulaciones? ¿Trabajamos por la Paz? ¿Somos ángeles o mensajeros de la Buena Nueva para nuestros hermanos?
Que las respuestas a estas interrogantes nos permitan empezar el año nuevo llenos de esperanza y dispuestos a seguir las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, en la dulce compañía de Nuestra Santísima Madre, la Madre de Dios.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Padre eterno, que por la maternidad virginal de Santa María entregaste a la humanidad los bienes de la salvación eterna, concédenos experimentar la intercesión de aquella por quien hemos merecido recibir al autor de la vida, tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.
Padre eterno, envía tu Santo Espíritu para que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor, y que todos los fieles perseveremos unánimes en la oración con María, la Madre de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre eterno, tú que elegiste a María como Madre de Nuestro Señor Jesucristo y la coronaste como reina del cielo, haz que los difuntos, por tu infinita misericordia, puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
Madre Santísima, te pedimos que nos otorgues la gracia del asombro ante el Dios de las sorpresas y que intercedas ante la Santísima Trinidad por todas nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Nuestro Salvador a través de Nuestra Santísima Madre, la siempre Virgen María, con el Himno 7 sobre la Virgen de San Efrén el Sirio:
«Ven, Moisés, enséñanos esta zarza en la cima del monte donde las llamas centellean delante de tu rostro; es el Hijo del Altísimo quien ha aparecido en el seno de la Virgen María y que ilumina el mundo con su venida. Gloria a él de parte de toda la creación. Bendita la que lo engendró.
Ven, Gedeón, muéstranos el vellón y el rocío. Explícanos, pues, este misterio de tu palabra: María es el vellón de lana que ha recibido el rocío de Dios, el Verbo de Dios; se ha manifestado en ella y en la creación y ha rescatado al mundo del error.
Ven, David, muéstranos la ciudad que has visto y la planta que germina en ella: la ciudad es María, la planta que sale de ella es Nuestro Salvador, cuyo nombre es Aurora.
El árbol de la vida, que estaba guardado por un querubín con espada de fuego, habita en María, la Virgen pura. José la guarda. El querubín ha depositado su espada, porque el fruto que guardaba ha sido enviado de lo alto del cielo hasta los exiliados cautivos de las mazmorras. Comed todos de él, hombres mortales, y viviréis. Bendito el fruto engendrado por la Virgen.
Bendito aquel que ha descendido y habitó en María, que salió de ella para salvarnos. Bienaventurada María, has sido digna de ser la madre del Hijo del Altísimo, tú que has engendrado al Eterno que dio vida a Adán y a Eva. Salió de tus entrañas el fruto suave lleno de vida y, gracias a él, los exiliados tienen de nuevo acceso al paraíso».
Queridos hermanos: al iniciar este año nuevo, hagamos el compromiso de incrementar nuestros esfuerzos por conocer más la Palabra de Dios y convertirla en acciones concretas. Pidamos los dones al Espíritu Santo y la intercesión de Nuestra Santísima Madre para lograrlo.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.