LUNES EN TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL LUNES EN TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO C

SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS

«El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz, a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló» Mt 4,16, Is 9,1.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 4,12-17.23-25

En aquel tiempo, al enterarse Jesús que habían encarcelado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz, a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». Entonces comenzó Jesús a predicar: «Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos».

Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían grandes multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre sobre todo nombre”; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre» (Filipenses 2,9-10).

Hoy, en Tiempo de Navidad, celebramos el Santísimo Nombre de Jesús. Como afirma San Bernardino de Siena, «El nombre de Jesús es fundamento de la fe, mediante el cual somos constituidos hijos de Dios … El nombre de Jesús es el brillo de los predicadores, porque de Él les viene la claridad luminosa, la validez de su mensaje y la aceptación de su palabra por los demás».

Hoy, reverenciamos el Santísimo Nombre de Jesús con el texto que relata el inicio de su actividad pública en Mateo 4,12-17. Este pasaje también se ubica en Marcos 1,14 y Lucas 4,4-14. Adicionalmente, con el resumen narrativo de la actividad de Jesús, ubicado en los versículos 23 al 25.

Cafarnaún, en Galilea, se convierte en la plataforma de la revelación de Jesús, tal como lo había predicho el profeta Isaías. Hay que tener en cuenta que los judíos consideraban a Galilea como tierra alejada de la fe, y es allí donde Jesús inicia su ministerio.

En el Santísimo Nombre de Jesús, hagamos nuestra la tarea de la conversión para que la fe y el amor configuren nuestra vida personal y la de nuestras comunidades, porque creer y amar son las actitudes fundamentales del cristiano.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

«Le pondrás por nombre Jesús, pues salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21).

Las Sagradas Escrituras nos enseñan que el Nombre de Jesús, invocado con confianza, es una ayuda en nuestras necesidades corporales y espirituales según la misma promesa de Cristo, tal como lo podemos apreciar en Juan 16,23: «lo que pidan al Padre se los dará en mi nombre». Así mismo, es la fortaleza que acompaña a todo consagrado, tal como lo leemos en Marcos 16,17-18: «En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».

El Nombre de Jesús recuerda al pecador el accionar misericordioso del padre del hijo pródigo y la obra bondadosa del buen samaritano. El Nombre de Jesús nos protege de Satanás y de sus engaños, ya que el demonio teme el Santísimo Nombre de Jesús, porque fue vencido por Él en la Cruz. En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y toda gracia en el tiempo y en la eternidad.

Al iniciar su vida pública, el primer mensaje de Nuestro Señor Jesucristo fue: «Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos», que significa volver a vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Con su accionar, Nuestro Señor Jesucristo cambió la vida de multitudes, como lo sigue haciendo ahora a través del Espíritu Santo, porque nuestro corazón está hecho para el cielo, para lo eterno. Todos estamos llamados a seguirlo; hay que confiar plenamente en Él y pedir al cielo que aumente nuestra fe en sus enseñanzas y en la maravillosa eternidad que nos espera si nos convertimos. Es la fe, la que ensancha el horizonte del amor fraterno y divino, la fe que salva y que encamina a dar testimonio del encuentro con el Señor. Dios no despreció a aquel que arrojó del paraíso, sino que viene de nuevo a su encuentro.

Hermanos: intentemos responder: ¿Veneramos el Santísimo Nombre de Jesús en nuestra vida? ¿Qué hacemos diariamente para convertirnos en seguidores de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Cómo aquietamos nuestra mente y corazón para acercarnos a la realidad divina?

Que las respuestas a estas preguntas, con el auxilio del Espíritu Santo, ayuden a que nuestra mirada interior se encuentre con la de Nuestro Señor Jesucristo y que su Palabra nos conceda el gozo de un comienzo siempre nuevo.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Oh, Dios, que cimentaste en la encarnación de tu verbo la salvación del género humano, concede a tu pueblo la misericordia que implora, para que todos sepan que no ha de ser invocado otro nombre que el de tu Unigénito.

Amado Jesús, esplendor de luz y verdad, haz que nosotros podamos seguirte siempre, en cualquier circunstancia, en nuestras alegrías y tribulaciones, incluso hasta la cruz.

Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el camino que nos conduce a Nuestro Señor Jesucristo y a Dios Padre.

Amado Jesús, tú que estás sentado a la derecha de Dios Padre, alegra con la visión de tu rostro a nuestros hermanos difuntos.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede por nuestras oraciones ante la Santísima Trinidad.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a la Santísima Trinidad con un escrito de Romano Guardini:

«Reino de Dios significa que Dios reina. Y ¿cómo reina Dios? Preguntémonos: en el fondo, ¿qué es lo que impera realmente sobre nosotros? En primer lugar, los hombres. También las cosas señorean sobre mí. Las cosas que ambiciono, las cosas que me estorban, las cosas que encuentro en mi camino …

¿Qué ocurriría si Dios reinase verdaderamente en mí? Mi corazón, mi voluntad lo experimentarían como Aquel que da a todo evento humano significado pleno …

Yo percibiría con temor sagrado que mi persona es nada excepto por el modo en que Dios me llamó y en el que debo responder a su llamada. De aquí me vendría el don supremo: la santa comunidad de amor entre Dios y mi sola persona. Pero el nuestro es un reino del hombre, reino de cosas, reino de intereses terrenos que ocultan a Dios y solo al margen le hacen sitio.

¿Cómo es posible que el árbol a cuyo encuentro voy me sea más real que Él? ¿Cómo es posible que Dios sea para mí sólo una mera palabra y no me invada, omnipotente, el corazón y la consciencia?

Y ahora Jesús, proclama que después del reino de los hombres y de las cosas ha de venir el reino de Dios. El poder de Dios irrumpe y quiere asumir el dominio; quiere perdonar, santificar, iluminar, no por la violencia física, sino por la fe. Los hombres deberían apartar su atención de las cosas y dirigirla hacia Dios, así como tener confianza en lo que Jesús les dice con su palabra y actitud: entonces llegaría el reino de Dios».

Hermanos: en el Santísimo Nombre de Jesús, hagamos realidad la Palabra en nuestra vida cotidiana, agradeciendo diariamente al cielo por todos los dones recibidos. Pidamos al Espíritu Santo que fortalezca nuestro seguimiento a Jesús, convirtiéndonos en verdaderos cristianos, fraternos y creyentes en el reino de Dios.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.