LECTIO DIVINA DEL MARTES EN TIEMPO DE NAVIDAD – CICLO C
«¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver» Mc 6,18.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,34-44
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas. Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en un despoblado y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los pueblos y caseríos de alrededor y compren algo de comer». Él les respondió: «Denles ustedes de comer». Ellos le preguntaron: «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?». Él les dijo: «¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver». Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces».
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos los hicieron sentarse en grupos de cien y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce canastas de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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El pasaje evangélico de hoy narra el milagro de la multiplicación de los panes y los peces que se ubica también en Mateo 14,13-21 y en Lucas 9,10-17. La historia del evangelio de hoy es un episodio para sentirnos bien porque nos muestra de palabra y obra que Jesús expresa el amor de manera práctica. Se mueve con compasión por aquellos que lo buscan, y satisface sus ansias tanto espiritual como material.
Dios Padre, que es amor, se ha manifestado como tal, dándonos a Jesucristo, su hijo. Por eso, el texto va más allá del milagro, ya que en cada gesto y acción de Jesús se ve reflejado el amor de Dios Padre. En el pasaje se observa el gesto compasivo, amoroso y solidario de Jesús de compartir el pan y los peces con una multitud que representa a toda la humanidad; así mismo, aparece su inconfundible fisonomía de buen pastor. La multitud solo tiene cinco panes y dos peces, pero la compasión misericordiosa de Jesús multiplica lo poco que tiene en abundancia de amor.
Como manifiesta Luigi Pozzoli, «la multitud estaba formada por cinco mil personas, en la cual podía haber santos y pecadores, inocentes y corruptos, curiosos y oyentes participantes y conmovidos. Pero Jesús no juzga. En este momento lo único que cuenta es el hambre; ante tal situación, todos somos iguales ante él. Cuando nos encontramos ante Jesús, no hemos de pagar ningún precio, no hemos de mostrar mérito alguno. Lo que cuenta es el hambre. Basta con esto para que tenga lugar el milagro».
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
Hoy, también Jesús nos pregunta: «¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver». Hermanos, es necesario ejercitar el amor a Dios a través del amor al prójimo, ya que es imposible amar a Dios si no amamos al prójimo. El amor permite descifrar misterios inexplicables y se ejercita a través de la comprensión, la amistad, la solidaridad y otras virtudes.
En la actualidad, en innumerables ocasiones, percibimos en la humanidad una crisis de amor que tiene que ver con una crisis de fe, ya que la fe cristiana significa creer que Dios es la fuente inagotable del amor. Busquemos pues el milagro de la fe, el alimento del espíritu y, como la muchedumbre del texto, gocemos del pan después de escuchar la Palabra de Dios. No perdamos esta maravillosa ocasión de sentarnos con Jesús en este banquete celestial y de llevarlo con nosotros a casa, a nuestras comunidades y a todas partes.
Así mismo, al igual que los apóstoles, estemos atentos también a las veces en las que donde nosotros vemos dificultades, Nuestro Señor Jesucristo encuentra la ocasión propicia para hacer el bien, preocupándose por el bienestar integral de las personas. Nuestro Señor Jesucristo, el amor de los amores, además de saciar el hambre espiritual, sacia también el hambre corporal.
Hermanos, meditando el pasaje evangélico del día de hoy, conviene preguntarnos: ¿Somos solidarios con las personas con necesidades materiales y espirituales? ¿Cuáles son las realidades de este mundo que nos inspiran compasión? ¿Alimentamos continuamente nuestra vida con el cuerpo de Cristo?
Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a formar parte del Cuerpo de Cristo, alimentándonos continuamente de la Santa Eucaristía y siendo solidarios con nuestros hermanos más necesitados.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Padre eterno, Dios de amor, cuyo Unigénito se manifestó en la realidad de nuestra naturaleza humana, haz que merezcamos ser transformados interiormente por aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad.
Amado Jesús, Señor Nuestro Jesucristo, que en el sacramento admirable de la Eucaristía nos dejaste el memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, para que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Espíritu Santo, dulce huésped del alma, inspíranos siempre a compartir nuestros dones materiales y espirituales con las personas más necesitadas.
Amado Jesús, tú que estás sentado a la derecha de Dios Padre, alegra con la visión de tu rostro a nuestros hermanos difuntos.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede por nuestras oraciones ante la Santísima Trinidad.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un escrito de Juan de Fécamp:
«Amor que ardes sin extinguirte jamás, dulce Cristo, Jesús bueno, caridad, Dios mío, enciéndeme todo en el fuego de tu amor, de tu afecto, de tu deseo, de tu caridad, de tu júbilo y de tu gozo, y de tu alegría y de tu ternura, del ansia ardiente de ti, ansia santa y buena, casta y limpia; para que, colmado de la ternura de tu amor, consumido por la llama de tu caridad, yo te ame, dulce y bello Señor mío, de todo corazón, con toda el alma y con todas mis fuerzas.
Tu amor, auténtico y santo, colma de ternura y de sosiego el alma que le pertenece, la ilumina con la luz límpida de la visión interior.
Oh pan suavísimo, sana el gusto de mi corazón, para que sienta la ternura de tu amor. Te suplico, por el misterio de tu santa encarnación y nacimiento, infundas en mi pecho tu inagotable ternura y caridad, para que yo no piense ya en nada terreno o carnal, sino que solo te ame a ti, en ti solo piense, a ti solo desee, sólo a ti tenga en los labios y en el corazón».
Hermanos: hagamos el compromiso de agradecer diariamente a la Santísima Trinidad por todos los dones recibidos y busquemos siempre ser solidarios, compartiéndolos con los hermanos más necesitados. Así mismo, comprendamos que el mensaje de hoy se convierte en una hermosa prefiguración de la Santa Eucaristía, que es el alimento que Jesús multiplica para todos, y que nos sacia divinamente y para siempre. En la Eucaristía, por acción del Espíritu Santo, el pan y el vino se convierten en el Santísimo Cuerpo y en la preciosísima Sangre de Cristo.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.